José
López Martínez (Tomelloso. Ciudad Real, 1931), residente en Madrid, es un
escritor versátil: poeta, narrador y ensayista. Como periodista ha escrito
numerosos artículos, sobre todo para los medios informativos latinoamericanos. Memoria
de nuestros clásicos fue publicado por la misma editorial Vitruvio en
2010. El escritor es igualmente un buen conferenciante. Es director general de
la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, AEAE, y de su revista Mirador.
José López Martínez, hombre de
letras y un gran promotor cultural. Con semejante currículo, ¿qué le queda por hacer?
Muchas cosas, quizá las mejores. La obra de todo
verdadero escritor es un trabajo en marcha que sólo acaba cuando el autor muere,
y yo creo hallarme en la plenitud de mis facultades intelectuales y creativas,
con un libro recién publicado y otros que espero terminar dentro de 2017. También la escritora y actriz Mercedes
Rodríguez de la Torre ha puesto su voz, en un espléndido CD, a los versos de mi
libro Brasas de la memoria, editado,
hace unos años, por Vitruvio. Este CD
lleva un interesante prólogo de nuestro compañero Emilio Porta.
Háblenos de este nuevo libro
Se titula Más
allá de la realidad. Ha sido publicado por Beturia Ediciones, que
dirige el profesor y escritor extremeño Jacinto Gil Sierra. Se trata de un
volumen que recoge una amplia antología de mis cuentos, sobre todo los
publicados en Fiestas al filo del agua,
libro ganador del premio Puerta de Bisagra, en Toledo, el año 1992. También se
incluyen otros trabajos aparecidos en diarios y revistas y en los volúmenes editados por Lola Vicente, dedicados a las provincias españolas.
Díganos
cuáles han sido las motivaciones que le
llevaron a la literatura.
La emoción y la curiosidad que me iba produciendo la
vida desde la adolescencia. De aquel tiempo datan mis primeros poemas y
narraciones. Entiendo que La Mancha, región donde nací, es propicia para el
despertar de la imaginación. Por allí no sólo
están las huellas del Quijote, sino
también las de Fernando de Rojas, Jorge
Manrique, Garcilaso de la Vega y de otros autores importantes de nuestro tiempo
como Juan Alcaide, Ángel Crespo o Eladio
Cabañero, mencionando sólo poetas ya fallecidos.
Usted
ha escrito sobre muy variados temas literarios e históricos y reflejado su
estilo y opinión en casi todos los géneros: ensayo, cuento, relato, periodismo,
poesía. Pero ¿cómo se definiría a sí
mismo: poeta, ensayista, cuentista o articulista?
La raíz emotiva de toda mi obra procede de la poesía;
el ensayo, de la reflexión y el conocimiento; la narrativa y el cuento se
gestan en mi deseo de trasmitir lo que
veo y siento; el artículo periodístico que yo cultivo se corresponde con un modo
literario de comentar la realidad que se produce a diario, pero desde la
subjetividad que yo aplico a lo que sucede a mi alrededor; realmente se trata
de una especie de breves ensayos.
Una vez
dijo que Unamuno tenía razón cuando afirmó: “el saber no ocupa lugar pero sí
tiempo, a veces mucho tiempo". ¿Está la juventud y la sociedad en esa sintonía?
Nunca es aconsejable generalizar. Los términos
“juventud” y “sociedad” son tan amplios y abarcadores que debemos opinar con
cautela sobre ellos y siempre de forma positiva. Yo diría que hasta con generosidad.
Es posible que los malos comportamientos, las carencias que hoy se perciben en
determinados sectores de la sociedad, incluida la juventud, vengan dados por
orientaciones ajenas a la realidad.
Pienso que se han invertido valores fundamentales que hemos de recobrar.
En una
ocasión afirmó: “Estamos bajo la dictadura de los yanquis, que ha impuesto su
“American way of life”. Sin eufemismos, rotundo. Se puede decir más alto, pero
no más claro. Y también manifestó su desacuerdo con las guerras y los conflictos
surgidos en Oriente próximo, países que usted conoce bien.
Las guerras son la mayor desgracia que puede recaer
sobre el mundo. No importa del signo que sean. Los políticos que resultan
incapaces de evitar una guerra demuestran su más absoluta carencia de valores
morales y humanos para goberna, la pérdida de su dignidad. Mucho más si son
ellos quienes la provocan. Todo lo demás es retórica, palabras vacías cada vez
más desprestigiadas.
¿Alguna vez le ha “pasado factura” el hecho de
ser un escritor comprometido?
Debemos recordar los versos de Quevedo: “No he de
callar, por más que con el dedo,/ ya tocando la boca o ya la frente,/ silencio
avises o amenaces miedo./ ¿No ha de haber un espíritu valiente?/ ¿Siempre se ha
de sentir lo que se dice?/ ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?” Todo
escritor comprometido con la verdad ha pasado por trances amargos, y yo no he
sido ninguna excepción.
Dijo
estar de acuerdo con esa frase de Don Quijote: “Es más importante el camino que
la posada”. ¿Es éste uno de sus lemas en la vida?
Es mi lema fundamental. Creo que el esfuerzo, la ilusión por conseguir una cosa es aún más
importante que la cosa misma, que el éxito o el fracaso. Somos lo que queremos
ser, lo que nuestra voluntad y nuestro esfuerzo nos hacen alcanzar.
¿Y cree
que el fin justifica siempre los medios?
Hacia la verdad hemos de ir a través de la razón y
el conocimiento. De la reflexión. Son los caminos más lícitos y seguros. Por
supuesto que no todos los medios son buenos para conseguir un buen fin. Pero es
éste un asunto sobre el que se han vertido muchas teorías y prefiero no seguir
teorizando.
¿Qué le
gustaría para que España alcanzase el entendimiento político, cultural y social que en estos
momentos no logra conseguir?
Sería muy conveniente que los políticos se preocupasen
más de gobernar que de su lucha por el
poder. Habría que mejorar muchas cosas. Por ejemplo, la Sanidad, los enormes
desniveles económicos, la educación, la reforma de la ley electoral… Respecto a
la cultura, entendida como fenómeno de creatividad, entiendo que la situación
es bastante aceptable en términos generales.
Es sabido
que leer y viajar cultivan la mente y el cuerpo –hasta el alma, diría yo-:
¿cuál ha sido el mayor aprendizaje aprendido como viajero por el mundo?
Yo no sería el mismo sin mis experiencias viajeras.
Carecería de perspectivas, de referencias fundamentales. El viaje es una de las
más útiles y placenteras escuelas para un ser humano. Es el contacto con otras
culturas, con otras maneras de ver el mundo, de entender la vida. Viajando
aprendí que en todas partes existen el dolor y la felicidad, que todos tememos
lo primero y buscamos con insistencia ser felices.
Para un
hombre de su generación, de un pueblo de La Mancha –Tomelloso- donde existía el
caciquismo puro y duro –como en otros pueblos de España- y que gracias a Dios
ha ido desapareciendo, ¿fueron muchos los esfuerzos para llegar donde ha
llegado? ¿Ha vivido momentos de incomprensión con sus conciudadanos?
Bueno, en primer lugar debo aclarar que Tomelloso es
una gran ciudad con más de treinta y cinco mil habitantes y la primera
productora vinícola de España. También la ciudad donde las propiedades
agrícolas estuvieron siempre más repartidas. Yo la he llamado la primera
democracia agricultora del país. Quiero decir, que apenas existió el caciquismo.
El esfuerzo que he tenido que realizar para ocupar el lugar que ocupo en la
literatura española –el que sea- ha sido tan grande que a mí mismo me admira.
¿Incomprensiones? Siempre las hay, pero eso es inevitable.
Si
comparamos la lectura de los clásicos con la literatura actual, ¿qué echa de
menos en la literatura que se publica hoy?
Una mayor profundización en los temas humanos.
Dijo
Saramago: “no creo que en general la escritura sea feliz. Lo que da placer es
la lectura. ¿Qué le proporciona más placer: escribir o leer?
Borges decía que él era sobre todo lector. A mí me
sucede lo mismo. Leyendo me siento feliz, apenas siento el paso del tiempo. Aunque,
como escritor, cuando consigo dar fin a una página que queda a mi gusto, siento
un gran satisfacción.
Usted,
gran lector, díganos qué personajes de la literatura universal le han fascinado
más.
Sin duda, Don Quijote y Hamlet.
Y de
haber sido el creador de uno de esos personajes, ¿cuál le hubiera gustado que
saliese de su pluma?
Cualquiera de los dos, por supuesto. Se trata de dos
mundos distintos y grandiosos.
En
alguna entrevista ha comentado: “La poesía es la expresión más alta de la
literatura”. ¿Qué le ha llevado a hacer esa afirmación?
La poesía es la concentración más intensa de la
sabiduría y de los sentimientos. Esa
es la razón por lo que lo dije.
Después
de la poesía, ¿en qué campo se encuentra
más a gusto?
Sin, duda en el ensayo.
Dentro
de la poesía, ¿cómo definiría el soneto?
Como una de las maneras más seguras de conocer la valía
real de un poeta. Sólo los grandes poetas han escrito los mejores sonetos.
¿Qué
recuerdos guarda de su época como periodista en los diarios y agencias de
prensa más importantes de España y de Latinoamérica?
Muy gratos. Mis artículos salían en cincuenta y dos
periódicos a través de agencias de
prensa y me llegaban cientos de cartas casi siempre elogiosas. Lo mío ha sido un periodismo sociocultural. Tengo publicados
más de veinte mil trabajos, buena parte de ellos de crítica literaria y ensayo.
También he ejercido como corresponsal en diarios y revistas de Hispanoamérica y
como colaborador en los programas culturales de Radio Nacional de España. Y
todavía, aunque menos, sigo ejerciendo el periodismo.
Siempre
estamos oyendo que el periodista debe ser imparcial a la hora de contar, como
un juez a la hora de emitir un veredicto. ¿Qué opina al respecto?
Esa es una de las normas fundamentales del
periodismo
Quedó
finalista del Antonio Machado de cuentos. ¿Qué ha aportado Machado a sus
lecturas?
Mucha sensibilidad y un gran enriquecimiento de todo
aquello que ennoblece a los seres humanos. Antonio Machado tuvo un concepto tan
alto del amor, que la lectura de su poesía y de su prosa hace crecer y madurar
nuestra conciencia.
Usted
es un “fan” de El Quijote. No en
vano escribió en su momento La geografía
literaria de El Quijote y en unas jornadas cervantinas en México recibió la
Medalla de Oro de la ciudad de Guanajuato. Díganos que rescataría de esa ruta y
recorrido de Don Quijote?
También hace dos años publiqué dos libros sobre este
tema: Pueblos y paisajes del Quijote
y Cuenca en la ruta de don Quijote, libros
que se agotaron en pocos meses. De la ruta y recorrido destacaría la identidad
del paisaje y de las gentes manchegas con el espíritu que Cervantes imprimió a
los personajes principales de la novela.
Tengo
entendido que siendo muy joven leyó la obra de Cervantes. ¿Qué supuso para
usted dicha lectura?
El encuentro con la realidad de una época en la que
comienza a perfilarse la decadencia de
España. Fue una impresión tan grande la que me produjo aquella lectura que aún perdura
en mi manera de entender la vida y la literatura.
Realmente
Don Quijote ¿estaba loco o demasiado cuerdo?
Pensaba en una regeneración de la humanidad y puso manos a la obra. A quienes se han aprestado
a este tipo de aventuras se les ha tenido por locos, aunque gracias a ellos ha
progresado la sociedad. La cordura conformista produce efectos y conductas
mucho más negativos. Don Quijote era
todo lo contrario
Usted
en una entrevista afirmó: “Los castellano-manchegos somos tan idealistas como
Don Quijote. ¿Corren buenos tiempos para los idealistas, para los soñadores?
Desde luego que no. En la sociedad consumista en la
que vivimos, la juventud tiene, por lo general, otros puntos de referencia. No
hay más que ver la televisión, el cine, las novelas que se publican.
Yo
pienso que actualmente están surgiendo nuevas voces poéticas. Es como si
hubiera un resurgimiento de la poesía. De hecho, como director de la Asociación
de Escritores y Artistas Españoles es testigo fiel de los libros que se van
presentando. ¿Qué destacaría de la poesía actual y más joven?
Se perciben signos prometedores, autores con una
gran formación y conocimiento de lo que hoy se escribe en otros países, pero
aún es pronto para ofrecer un pronóstico sólido. Quizá lo más destacado sea su
convencimiento de que el momento poético actual es mejorable. Ojalá y se
cumplan esos augurios.
José
López Martínez es una persona que no deja de trabajar, de escribir, de
cultivarse, de intervenir en numerosos actos culturales. Hace poco ha intervenido
en varios actos sobre los centenarios de Cervantes y Rubén Darío ¿Qué opinión
le merece la cultura que se está desarrollando actualmente?
El hecho cultural interesa cada vez a menos. Por lo
general, las salas de conferencias están medio vacías y eso resulta deprimente.
También son bajos los índices de lectura. Incluso los programas culturales en
la televisión tienen que emitirlos a altas horas de la noche, porque en las
horas de mayor audiencia, los concursos y la llamada televisión basura se
llevan la mayor parte de la audiencia. Ese es el panorama.
¿Y el
apoyo que”dicen dar” a las instituciones?
Cualquier programación deportiva o folkórica reciba
más apoyo económico que el dedicado a la creación literaria o al fomento de la
música, el teatro o las artes plásticas. En nuestro país, la cultura es la
pariente pobre de la familia.
¿Qué
castillo de España, usted que ha escrito y publicado la historia de casi todos
ellos, elegiría para escribir alguna de sus obras?
Los castillos son monumentos vivientes del pasado a
los que profeso una gran admiración y respeto. Elegiría el de Peñarroya,
situado entre Argamasilla de Alba y las lagunas de Ruidera, en la provincia de
Ciudad Real. Allí me recluiría para escribir mis memorias.
¿Cuáles son
“las imágenes sucesivas”, título de otro de sus libros, que se repiten en su
retina por diversos motivos?
Las imágenes de mis seres queridos, sobre todo de los que ya
murieron, y también las de mis largos viajes por Asia y América, tan llenos de
lances inolvidables. Y las de tantas vivencias que marcaron el rumbo de mi vida.
Y ya
para terminar, díganos qué proyectos literarios tiene a corto plazo.
Estoy trabajando en un libro de artículos
periodísticos que tendrá mucho de Memorias,
y publicaré un volumen de ensayos
titulado Las vueltas del tiempo, con el que gané el premio Licenciado Torralba,
convocado por la Asociación de
Escritores de Castilla-La Mancha, patrocinado por la Caja de Ahorros de dicha
región.
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