Víctor Morales
Lezcano
En el amplio espectro cultural del
Madrid actual ha despuntado, con destellos propios, la personalidad de Farideh
Lashai.
Se trata de una personalidad artística
del Irán contemporáneo, puesto que la trayectoria biográfica de Farideh
(1944-2013) atraviesa la segunda mitad del siglo pasado, ramificándose
ulteriormente hacia los primeros años del mundo actual.
Dos manifestaciones de la personalidad
de Farideh Lashai han venido a coincidir recientemente en Madrid. Primero, la
publicación de Llegó el chacal, obra
impresa con mucho esmero por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo dentro de
su colección Transversales. Y, a continuación, la exposición en el Museo del
Prado de ochenta fotografías proyectadas, con animación, de la imaginería goyesca
de los Desastres y capturadas por la autora. La Fundación de
Amigos de la primera pinacoteca de España ha patrocinado la muestra.
El doble acontecimiento merece un
subrayado. En principio, debido al hecho de que la cultura iraní –salvo quizá
su plasmación cinematográfica a través de Masoud Kimiai y Abbas Kiarostami− no
ha alcanzado ni ecos ni difusión amplios en el abanico de medios al servicio
del común.
En los dos o tres penúltimos años, sin
embargo, se advierte un incremento del flujo comunicativo hispano-iraní;
proyectándose este, en concreto, en la esfera de los intercambios
universitarios procedentes de algunas cuantas facultades de ambos países.
Quizás traduzca esto el impulso bilateral que los gestores culturales de Madrid
y Teherán vienen imprimiendo a la ¿política? de estrechamiento de lazos entre
la milenaria Persia de antaño (hoy República Islámica de Irán) y la sempiterna
Iberia. La Sociedad Española de Iranología (SEI), por poner un ejemplo, bien
podría ilustrar esta reciente inclinación hispano-iraní hacia el entendimiento
mutuo.
Ahora bien, en segundo lugar, es esa
radiografía de una vida y un tiempo, titulada Llegó el chacal, la que se
hace acreedora de que El Imparcial recoja en un par de
cuartillas la trayectoria de Farideh Lashai: desde la amable ambientación
burguesa de su infancia y adolescencia hasta su proyección de joven mujer
inquieta durante sus estancias prolongadas en Alemania y Austria. Allí fueron
depurándose sus construcciones de diseño en cristal que le ganarían crédito
artístico.
Toda la historia del Irán
contemporáneo, a partir de la proclamación de Mohamed Reza Pahlevi como “rey de
reyes” (sah-an-sah) en 1941 hasta el advenimiento del triunfo de la revolución
iraní en 1979, con sus múltiples secuelas, no dejó de imprimir huella en millones
de ciudadanos persas. En Llegó el chacal,
Farideh nos revela las contradicciones, anhelos y desesperanzas de la mujer
iraní “avanzada”, decidida a no arredrarse ante la marejada de desafíos que
aguardan siempre al espíritu aguerrido. Aguerrido, sí, aunque sensible al temor
que le inspiraron los tiempos revueltos que le tocó vivir. Como le diría un
colega a Farideh: …Acepta, acepta el
miedo a las calumnias, al sarcasmo y las maldiciones tanto de izquierda como de
derecha… Tienes que pagar tu parte. La vida es así.
Las páginas del chacal que llegó y las imágenes que Goya insufló a nuestra autora
constituyen un testimonio conmovedor, infrecuente de leer y contemplar. Esas
páginas e imágenes han inspirado este modesto tributo póstumo al legado de
Farideh Lashai.
--------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario