Julia
Sáez-Angulo
El
escritor Enrico Letta es el autor del ensayo Hacer Europa y no la guerra, Una
apuesta europeísta frente a Trump y el brexit, libro, con la colaboración
de Sebastien Maillard, publicado por la
editorial península en la colección Atalaya. La traducción corre a cargo de
Rosa Alapont.
Enrico
Latta (Pisa, Italia, 1966) fue primer ministro de Italia entre 2013 y 2014, al
terminar su mandato, renunció a l escaño de Parlamento italiano y se trasladó a
París, desde donde dirige la Paris School of International Affairs del
Instituto de Estudios Políticos (Sciences Po). También es presidente del
Instituto Jacques Delors con sede en París y Berlín.
Algunos
de los capítulos del libro se titulan: Europa
sabe que se ha vuelto mortal; los muros nacionalistas no protegen de nada; e
mito engaños del hombre fuerte; ¿Por qué dejar a Alemania el monopolio de la
virtud?; El euro vale mucho más que una moneda; Ante Trump, hagámonos adultos;
Desbruselizar; Prefiero la democracia a los referéndums; Proponer lo mejor y no
solo a una alternativa a lo peor.
“Hay que rendirse a la evidencia: la idea de Europa ya no avanza viento
en popa”, dice Maillard en la introducción. “Cuantos crecieron con el sueño
europeo esperaban algo mejor. Hoy muchos se preguntan en voz alta si después de
todo no los habrán engañado con ese “mercado común”, con esa moneda única, con
esa ampliación hacia el este que algunos juzgan precipitada…”
Repensar
Europa es importante, si bien conviene partir de que Europa es nuestro país en
un mundo que no funciona con aislamientos sino uniones de fuerz en todos los
terrenos: territorial, económico, armamentístico… El presidente francés Marcron
ha pedido recientemente que Europa se rearme en su propio ejército. es lo que
se dice buscar la paz preparándose para la guerra. es hora de tomar nuestra propia
iniciativa frente al amigo americano que
nos saca las castañas del fuego en casos límite y le correspondemos con una
propaganda en contra venida de la izquierda ultramontana y rancia, que
cristaliza en la sentada del presidente español Rodríguez Zapatero al no
levantarse de su asiento ante la bandera americana. Se comportó como un
universitario bisoño, pero mostró el rostro de la izquierda sin cabeza.
“Para
llegar a construir Europa no basta con tener un proyecto sólido sobre la mesa y
un contrato histórico en que apoyarse”, continúa Maillard. También se requieren
dirigentes europeos convencidos y no de circunstancia o de pura fachada.
Hombres y mujeres capaces de estimular las ganas de Europa porque la encarnan
con pasión y credibilidad. De ahí el hecho de restblecer la idea europea, de
reapropiarse del proyecto, solo podrá traer aparejada una renovación del
compromiso político”
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