Joaquín del Pino
08.10.17 .- Increíble
Muy emocionante. Ambiente sano, festivo, de camaradería, gente de todas las
edades, de todos los estamentos sociales, inmensa mayoría de catalanes pero
también mucha gente de diferentes puntos de España, miles y miles y miles de
banderas de España y de Cataluña, gritos a favor de la unidad de España.
"
No nos engañan, Cataluña es España", "¡Visca Catalunya y viva
España!" "España unida jamás será vencida", "yo soy
español, español, español", el viva España de Manolo Escobar,
"Puigdemont a prisión". Los catalanes nos daban las
gracias emocionados a los que veníamos de fuera, "muchas gracias por
venir", diciendo que están "hasta los huevos", algunas señoras
dándonos las gracias con lágrimas en los ojos.
Especialmente
emocionante la gente frente a la Jefatura Superior de la Policía Nacional
abrazando y dando la mano a a los policías y besando a las policías (muy guapas
por cierto), gritando: “¡ésta es nuestra policía!" los coches de la
Policía Nacional llenos de banderas de España y de flores, los policías
emocionados. Ni un solo incidente, ni un solo acto de violencia.
Frente
a la consejería de Economía, en el mismo lugar donde hace días los
independentistas destrozaron varios coches de la Guardia Civil, el coche de los
Mozos aparcado en la puerta y vacío estaba intacto y cubierto con
banderas de España. Mientras frente a la Jefatura de Policía Nacional había
unas vallas colocadas en línea, frente al palacio del gobierno de la
Generalidad las vallas estaban colocadas triangularmente en posición de
defensa frente a agresiones, algo innecesario porque todo se ha desarrollado de
forma pacífica.
El
número de asistentes, cientos de miles, más de 1 millón según los organizadores,
ha desbordado todas las previsiones y expectativas, incluso las de los
convocantes. He estado con amigos de Barcelona, algunos compañeros del IESE y
algún profesor, que estaban entusiasmados y encantados de que hubiéramos ido,
que por fin salía la mayoría silenciosa y silenciada. Me decían que era la primera
vez que podían sacar la bandera de España en Barcelona sin miedo a ser
insultados y agredidos.
Barcelona
estaba hoy especialmente bonita. El rojo y gualda le favorece, le sienta muy
bien y le rejuvenece. Al volver a la estación de Sans, había en la puerta
varios furgones de la Policía Nacional que, al verme con la bandera de España,
han sonreído y levantado el dedo pulgar. Yo he gritado "¡Viva la Policía
Nacional!" y me han respondido con más sonrisas, con aplausos y
dando las gracias.
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Vuelvo
a Madrid animado, relajado y convencido de que éste ha sido un punto de
inflexión que hará reflexionar a todos pero, especialmente, a quienes generan
división en lugar de unión.
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