Del 11 de octubre de 2017 al 1 de abril de 2018
• La exposición es un homenaje a la historia y a la
evolución de la ciencia arqueológica en España en los últimos 150 años, vista a
través de una extraordinaria selección de 150 piezas, con la que se quiere
celebrar el 150 aniversario del Museo
L.M.A.
10-octubre-2017.- Con motivo del 150 aniversario de su
fundación -creado el 20 de marzo de 1867-, el Ministerio de Educación, Cultura
y Deporte a través del Museo Arqueológico Nacional y Acción Cultural Española
(AC/E) han organizado la exposición ‘El poder del pasado. 150 años de
arqueología en España’ como homenaje a la historia y a la evolución de la
ciencia arqueológica en España.
La muestra, comisariada por Gonzalo Ruiz Zapatero,
catedrático de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, recorre
siglo y medio de historia a través de una extraordinaria selección de 150
piezas, auténticos tesoros de la arqueología española procedentes de alrededor
de 70 museos, instituciones y colecciones privadas que de manera entusiasta han
prestado algunas de sus joyas más preciadas, iconos de sus respectivas sedes,
bienes culturales que representan todo el territorio nacional y diversos
contextos culturales.
A través de piezas de diferentes épocas y culturas,
fruto unas veces de hallazgos casuales y otras, resultado de campañas sistemáticas
de excavación, ‘El poder del pasado’ muestra desde los descubrimientos más antiguos
hasta los más recientes proyectos de investigación.
La exposición, y el
catálogo que la acompaña, ponen de relieve la suma de conocimientos con los que se ha ido
configurando nuestro pasado y cómo ha ido evolucionando la arqueología,
desde el solitario anticuario a la tarea colectiva y especializada que hoy día
significa el trabajo en este campo. Es la primera vez que se reúne en un único espacio un
conjunto de objetos arqueológicos, históricos y artísticos tan relevantes
dirigido a todo tipo de público para explicar el ‘poder del pasado’.
La exposición analiza, por primera vez en España, el
proceso de construcción de la arqueología de nuestro país, coincidiendo con la
celebración del 150 aniversario de la fundación del Museo Arqueológico Nacional (MAN), la
primera gran institución nacional encargada de la preservación y estudio del
pasado, y del paralelo nacimiento de la red de museos arqueológicos. El punto
de partida fue la publicación, en la Gaceta de Madrid del 21 de marzo de
1867 del Real Decreto de creación del MAN, norma legal que tendrá amplia
trascendencia para la museología de España, ya que no sólo crea este Museo, sino que
regula la existencia de una red de museos provinciales (algunos ya existentes
entonces) y reconoce la necesidad de creación de un Cuerpo específico para su
gestión, que cristalizará meses más tarde con la creación de la Sección de
Anticuarios, origen del actual Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos.
La exposición se articula en tres ámbitos que
corresponden a las etapas de la historia de la arqueología, desde los pioneros de la
segunda mitad del siglo XIX (1867-1912), a su consolidación como disciplina
(1912-1960) y su evolución científica hasta nuestros días (1960-2017), un
recorrido que muestra los cambios conceptuales y metodológicos que ha experimentado la
arqueología en el último siglo y medio, descubriendo campos de estudio e
introduciendo nuevas perspectivas. Todo ello personalizado a menudo por los
yacimientos arqueológicos más importantes, los hallazgos que proporcionaron y
los arqueólogos que los excavaron, los estudiaron y los dieron a conocer.
Los
objetos seleccionados hablan por sí mismos de la época a la que pertenecieron. Cada
uno constituye un importante hito en el camino hacia el conocimiento del
pasado y en la configuración de la Arqueología como disciplina moderna.
Las tres grandes etapas cronológicas
En la primera, La etapa pionera de la arqueología
española (1867-1912), se explica cómo fueron los tiempos precedentes,
fundamentalmente la tradición anticuarista desde el siglo XVIII, las raíces de los
primeros estudios prehistóricos y la noción de la antigüedad de la Humanidad con la gran
contribución española de Sautuola y la antigüedad del arte paleolítico tras el
descubrimiento de Altamira, la arqueología de los primeros pobladores de nombre
conocido, celtas e íberos, junto a la influencia de los colonizadores mediterráneos,
fenicios y griegos, que formarán el sustrato del mosaico de pueblos prerromanos de las
fuentes clásicas, la importancia de las grandes construcciones y monumentos
de la época romana que, desde la percepción decimonónica de ruinas, empieza a
configurar los inicios científicos de la arqueología clásica, una de las
ramas más importantes de la arqueología española, y la situación de los conjuntos
medievales, castillos e iglesias, cuyo estudio arqueológico tuvo un retraso
respecto a los periodos anteriores pero que constituyeron la base de la arqueología
medieval española.
La consolidación de la arqueología moderna
(1912-1960), en ésta se analiza la profundización de la arqueología prehistórica, con
notables avances en el Paleolítico y el conocimiento de las primeras
sociedades agrarias del Neolítico y Edad del Bronce, los nuevos hallazgos de las
comunidades del I milenio a.C., la Protohistoria, que suponen la identificación y
caracterización arqueológica de nuevas gentes y culturas que acabarán entrando en la
Historia, la consolidación de la arqueología romana, con la inclusión de nuevos
campos de estudio, más allá de la arquitectura, la numismática, la escultura y los
objetos de adorno, y el inicio de la arqueología medieval, en este caso profundizando y
superando los estudios arquitectónicos y abriendo nuevas vías para el estudio
de los reinos cristianos y AlAndalus.
Y la tercera, La configuración de la arqueología
contemporánea (1960- actualidad), presenta los grandes hallazgos del
Paleolítico, bien simbolizados en el yacimiento de Atapuerca, y de la Protohistoria, con la
brillante diversidad cultural de la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, el esplendor
de la arqueología romana ejemplificada en los grandes conjuntos de Emérita y
Tarraco, pero también en las explotaciones mineras de Las Médulas, el estudio
moderno de las calzadas y la
diversidad de producciones cerámicas, la madurez de la
arqueología medieval que en las últimas décadas ha realizado notables
progresos, ampliando sus líneas de estudio hacia las formas de producción e intercambio,
las tradiciones funerarias y las bases de subsistencia.
El hilo argumental de la exposición plasma, por tanto,
la historia de la arqueología española con los rasgos más sobresalientes de su
institucionalización, el desarrollo de los métodos de trabajo de campo, las orientaciones
teóricas y analíticas, las formas de escribir y representar gráficamente la
arqueología y la manera en que todo ello fue divulgado, permeado y percibido por la
sociedad de cada momento.
Para explorar el impacto en la cultura y sociedad
española la muestra hace una breve revisión de cómo se ha reflejado la arqueología
en los manuales escolares, el arte, la literatura, el cine o la televisión, entre
otros.
La exposición se complementa con varios audiovisuales
breves que ilustran cómo trabajan los arqueólogos y cuáles son los principales
hitos en cada etapa histórica mostrando la manera de excavar de la época, la forma
de registrar y documentar, y el objetivo de las excavaciones.
Nunca se ha realizado en España una exposición que
abarque la historia de su arqueología y cómo se ha construido nuestra memoria
material. Por ello esta oportunidad resulta enormemente valiosa. Y lo es en
una doble vertiente: por un lado, desde la ciencia, por la posibilidad de ofrecer
una gran reflexión sobre la manera de representar el pasado material en nuestra
historia; y por otro, desde la perspectiva social, por la presentación del impacto
educativo, cultural y político que la arqueología ha dejado en multitud de
ámbitos de la alta cultura y también de la cultura popular. Y todo ello realizado de la manera
más “arqueológica” posible: a través de los propios objetos que han contribuido a la
configuración de la arqueología como disciplina moderna, sugestiva, con
relevancia social y completamente abierta al futuro. Una disciplina para
conocer la esencia de la naturaleza humana.
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