paisaje de Pedro Cano
Julia
Sáez-Angulo
Fotos: Carmen Valero
04/01/18
.- BLANCA. Murcia .- Todos los 20 de enero, al artista Pedro Cano le gustaba
pintar en su agenda la figura de San Sebastián, asaeteado semidesnudo, patrón
del hermoso valle de Ricote en Murcia. Hoy una buena parte de esas agendas dibujadas
e iluminadas se exponen en vitrinas a la entrada de la Fundación Pedro Cano en
la histórica localidad murciana de Blanca, coronada por un rotundo castillo.
La
Fundación, construida en 2008, alberga el Museo Centro de Arte de Blanca, MUCAB, inaugurado en 2010, dirigido
por M. Carmen Sánchez-Rojas Fenoli, profesora de Historia del Arte en la Universidad
de Murcia, institución que nombró Doctor Honoris Causa al artista Pedro Cano Hernández (Blanca, 1944), distinción bien merecida por la extensa labor docente que el
pintor blanqueño realiza y ha realizado en la Fundación –dos cursos, en enero para principiantes y, en mayo para profesionales-, además de otros cursos y
seminarios dentro y fuera de España, especialmente en universidades de Italia y
los Estados Unidos, países en los que residió largo tiempo.
El
edificio del MUCAB es de nueva planta, y su arquitectura, de Martín Lejarraga, fue premiada en su día.
La museografía es clara, ordenada, didáctica y luminosa, recientemente
revisitada por el consejero de Cultura de la Comunidad Autónoma de Murcia para
clausurar el curso de Pedro Cano en la Fundación, institución que cuenta con el
apoyo del Ayuntamiento de Blanca, la Comunidad de Murcia, así como de diversas
empresas patrocinadoras y la Asociación
de Amigos.
El
museo tiene cuatro plantas expositivas, además de tres almacenes en los que se
conserva más obra del pintor Cano. Lo habitual de un museo es mostrar el tres
por ciento de sus fondos o colecciones. En la planta baja se exhibe la serie de
cuadros titulada Identidad en Tránsito, óleos
que representan distintos personajes caminando de espaldas, obras que representan la pérdida, el anonimato y la soledad de muchos seres
humanos. “Un periodista me invitó a
dibujar los personajes de la guerra de Sarajevo, pero me negué. Hubiera sido como
echar más sal a la herida”, cuenta Pedro Cano al recorrer esta serie, que
recientemente visitaron miembros de la ONCE.
Pedro Cano: “La acuarela
debe acercarse al fresco”
En
los pisos superiores se pueden contemplar óleos y acuarelas, dos técnicas en
las que Pedro Cano es un claro maestro. La serie “Las ciudades invisibles” en
honor al libro del escritor italiano Ítalo Calvino, autor al que conoció el
artista. El literato elogió la maestría en el arte de Cano cuando fue a visitar
una de sus exposiciones en Italia: “Usted sabe pintar. Es un artista que dibuja
y pinta en este tiempo en que nadie sabe o parece no querer hacerlo”, le dijo. La serie
“Las ciudades invisibles” en acuarela se hizo después de la muerte de
Calvino, a petición de la viuda del escritor y Aurora Bernárdez, la esposa de Julio
Cortázar, que tradujo la obra de Ítalo Calvino al castellano. Esta serie, que
le levó al pintor tres años en casa para reflexionar sobre cada una de las ciudades, se
exhibió en Venecia y en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, siendo
alcalde Ruiz Gallardón.
Pedro
Cano se confiesa un continuo viajero. “En los 80 fui a Nueva York para cinco meses y me
quedé cinco años”. Ha recorrido la mayor parte de los países del Mediterráneo,
con una cierta preferencia por Grecia –en especial la isla de Patmos, donde San
Juan escribió el Apocalipsis y donde cuenta
con buenos amigos. “Hablo con ellos con fluidez en mi griego deficiente pero
suficiente”. Oriente Medio también ha sido motivo de atención para sus Cuadernos de Viaje, en los que dibuja y
pinta los lugares que le motivan: Marruecos, Egipto, Alejandría, Irán... “Me
gusta pintar in situ”, explica ante las vitrinas que muestran sus espléndidos
apuntes.
En
Patmos, Pedro Cano llevó a cabo una experiencia docente con veinte artistas de
distintos países, convocados por el periódico El País, que resultó inolvidable. También ha visitado con vocación artística y docente casi todos los países de Iberoamérica.
Una
serie de acuarelas frutales y florales cuelgan de uno de los muros del museo. Su
título: Limones, Azucenas, Naranjas,
Higos, Rosas. Nísperos (2003-2005). “Son todos frutos del valle del Ricote,
que es un paraíso en la tierra. En estas acuarelas no hay trazo ni dibujo, solo
color. Fue la directora del museo, M Carmen Sánchez-Rojas, la que se empeñó en
colgarlas. Yo no tenía intención de hacerlo, pero ella consideró que eran
necesarias para mostrar mi modo singular de trabajar la acuarela, muy cercana
al fresco, la primera pintura que se hizo al agua”, cuenta Pedro Cano, quien
insiste:
“Las
acuarelas de los típicos acuarelistas me espantan. La acuarela ha de estar vinculada
a su antecesora: la pintura al fresco; pintura diluida que había que sacar de
su ensimismamiento y dejarla libre en papeles hechos a mano, respetando sus
bordes y sus flecos… Hay que saber jugar y respetar los blancos del papel… La
Historia del Arte ha dado pocos grandes acuarelistas como Durero, Fortuny o
Mondrian, antes de dedicarse al abstracto…”
Ciertamente
Pedro Cano es un grande de la acuarela y por ello se le reclama para cursos en
escuelas y universidades internacionales. “Ahora viajo menos y permanezco más en
Blanca, porque tengo un hermano delicado y hay que atenderlo. Somos tres hermanos, dos de ellos solteros -Pepe y Jesús- y yo estuve casado 27 años, pero no tengo
hijos, por ello, todos hemos dejado nuestras mejores obras a la Fundación.
Tengo dos casas en Roma, que en los últimos años, apenas si visito. Solo pago
impuestos por ellas”, cuenta el pintor mientras le
acompañamos en el recorrido por el museo, la crítica de arte Carmen Valero, la
pintora María Luisa Valero y yo en una visita inolvidable, que termina con un
audiovisual sobre la trayectoria y la pintura del artista blanqueño.
“Me
resulta estimulante trabajar en Blanca, un lugar de seis mil habitantes, donde
llevamos a cabo actos culturales y
solidarios de todo tipo, para niños y mayores”, dice el pintor. El MUCAB recibe
distintas visitas de gente de todas las edades y en él se hacen presentaciones
de libros. Por él han pasado autores como Ana María Matute, Inocencio Árias, Soledad
Puértolas, Manuel Vicent o Sonsoles Onega, entre otros para presentar sus
libros… Antonio Muñoz Molina escribió elogios muy certeros sobre Pedro Cano.
Más información
https://fundacionpedrocano.jimdo.com
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