Julia
Sáez-Angulo
10/02/18
.- MADRID .- Animales heridos es la
obra de teatro escrita y dirigida por Mariano Rochman que, ensayada en el Espacio Guindalera, se
estrenará en breve en el Teatro Lara. Una obra en la que se manifiesta la
intriga y el conflicto desde prácticamente el comienzo, cuando el protagonista
Román regresa a casa al cabo de diez años.
Toda
una reflexión sobre el paso del tiempo y la imposibilidad de rehacer o recobrar
las emociones y sentimientos perdidos o superados. El presente no es lo mismo
que el pasado, aunque sea hijo del mismo. “Solo somos pasado, porque el
presente se escapa”, dice alguno. Cierto, pero el presente se impone con una
consistencia brutal.
Animales heridos, un buen título para
reflejar el conflicto abordado, es una obra teatral bien construida por Mariano
Rochman y bien interpretada por Marta Cuenca y Víctor Anciones. Ella se
desdobla en tres personajes -quizás conviniera diferenciarlos algo más en voz, gesto o vestimenta- a los que va dando réplica el mismo Román.
El
autor conoce a las mujeres: hablan, hablan y se manifiestan verbalmente en lo
que son o lo que creen ser; ellos, más cautos o cobardes se embozan en palabras
más aladas. La reflexión sobre lo sucedido aflora en los diálogos ágiles y
oportunos para desvelar paulatinamente la trama, la dosifica bien, con
credibilidad.
Animales heridos es una buena pieza
teatral con un montaje sencillo y manejable para los distintos espacios en que
transcurre la acción. Es la palabra lo que cuenta, la palabra, el gesto y la
expresión, como lenguajes decisivos para manifestar el alma, más allá de las
cosas.
Un
final abierto le da más credibilidad y sensatez a la obra de Rochman.
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