Julia Sáez-Angulo
23/05/18 .- MADRID .- Que un tribunal de segunda de Alemania, -país que
se defiende en su constitución la unidad e indivisibilidad del país- niegue o
matice las resoluciones del Tribunal Supremo de España respecto a una actuación
independentista de un grupo de secesionistas catalanes, rechina jurídicamente
en cuanto a coherencia jurídica europea.
Un cosa
es que la soberanía española sea compartida con la Unión Europea como
institución internacional superior a la que nos adherimos voluntariamente y
otra, muy distintas, es que nuestras decisiones jurídicas de los tribunales
tengan que pasar por tribunales particulares ajenos de esa Unión.
Si el
espacio Schengen no funciona, en cuanto a territorio abierto y libre de
circulación par a los 26 países que lo suscriben, porque los presuntos
delincuentes de un país, pueden no ser considerados tales por otro, o lo torea
a extremos humillantes como en el caso alemán, hay que abandonarlo ¡ya!
La situación
de Alemania y Bélgica respecto al caso de los independentistas catalanes
fugados con su “república” a cuestas” ha creado unprecedente europeo peligroso,
una bomba de relojería respecto a la soberanía y seguridad jurídica de los
distintos países miembros. Y lo que es peor, ha despertado un euroescepticismo
fuerte entre los españoles, que eran ciudadanos bien-querentes de la U.E.
Italia
llega con nuevo viraje en su reciente resultado electoral respecto a Europa.
Italia que fue fundadora de la U. E. Si a ello se suma este hartazgo español
contra la justicia alemana por el caso de los huidos y procesados españoles –catalanes
secesionistas y racistas- el futuro de Europa no será otro que el del
euroescepticismo, del que ya tomaron decisiones los británicos. O los miembros
de la U.E. cambian y no humillan soberanías de otros países miembros o Europa
verá crecer el euro-escepticismo y se disolverá como un azucarillo. Rusia y el
astuto Putin, que ayuda a los independentistas catalanes, se frota las manos.
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