Retrato de Carmen Valero por Mercedes Ballesteros
Julia Sáez-Angulo
31/07/18.-
Madrid .- Estudió Arte y Decoración, porque fue su primera pulsión profesional
en la vida. Con Daniel Quintero hizo un mural sobre Don Quijote en un hotel de
Villacastín –todavía en pie- y de aquella amistad guarda y expone un gran
grabado del pintor en el hall de su casa.
Su
padre abogado, don Antonio Valero, a quien los habitantes de Villacastín
llamaban el Notario y a sus hijas, las “hijas del Notario”, porque estuvo
haciendo oposiciones para tal, la convenció para estudiar Derecho y hacerse
cargo del despacho y su buena clientela. No eran leyes lo más apetecible para
la mayor de las tres Valero –tres eran tres las damas descendientes-, pero Carmen,
con su acendrado y reconocido complejo de Electra –desmedido amor al padre-,
siguió las indicaciones paternas, no en balde ya ayudaba a veces a su progenitor en el
despacho con algunos expedientes y
gestiones, por lo que el mundo jurídico no le era tan ajeno.
En la
Facultad de Derecho de Madrid, Carmen Valero Espinosa (Madrid, 1944) hizo buenos
amigos, tanto entre alumnos como entre profesores. El Mercantil, asignatura que
en principio se le atravesó, acabó por estudiarla tan a fondo, que aterminó por entusiasmarle,
hasta el punto de que el profesor Rafael García Villaverde la nombró su ayudante en las clases.
A partir de aquí, impartió la docencia en el CEU, pero lo más importante, sacó
a flote empresas, una tras otra, buceando en su marcha y sus cuentas, empezando
por el bar de la Facultad de Derecho y otros similares del mismo dueño.
El
éxito le sonrió en el mundo mercantil y fue capaz de recuperar una máquina
textil catalana, que en los días de la Revolución de los Claveles, se había
perdido en no se sabía donde. Carmen Valero, sola con su attaché jurídico fue siguiendo la pista,
hasta encontrarla en Oporto, llevarla a buen puerto y cobrarla. A ella los
claveles y el puño en alto no le arredraban. La maquinaria pertenecía a un industrial catalán que la admiró por siempre.
El
padre de una amiga catalana la contrató para sus empresas Moliné S.A. y la prohijó en el mundo de sus negocios
para poner firme a quien hiciera falta, desde el consejo de dirección a los
sindicatos. A ella no la pillaban en un renuncio.
Después
vino el contrato de Fujitsu España, como la primera mujer que dirigía el
departamento de Recursos Humanos. De ahí pasó al mismo destino en la Agencia
EFE, en los tiempos de Palomares, y ella se atrevió –nadie osó antes- a cerrar
el bar de la empresa donde se perdía mucho tiempo y se bebía demasiado alcohol,
para sustituirlo por máquinas de refrescos y sándwiches con monedas. El que
quiera beber, que salga a la calle. Algunos la odiaron por eso y otras durezas impuestas y
le pusieron algún epíteto que otro. Ya se sabe. Carmen Valero bregó con una
huelga en la empresa y durmió en su despacho por si había desmanes. Supo
pastorear a los sindicatos con ciertas concesiones y pedradas, amén de aullidos
de can. Después vino Alcatel y sus diversas empresas.
"Cuando tienes poder, percibes los halagos", repite ufana y con humor, recordando los tiempos en que tuvo altas responsabilidades empresariales. "La condición humana no cambia".
"Cuando tienes poder, percibes los halagos", repite ufana y con humor, recordando los tiempos en que tuvo altas responsabilidades empresariales. "La condición humana no cambia".
La
República Dominicana fue su último destino para llevar a cabo una tarea de
reconstrucción de hospitales, comedores y escuelas tras el huracán terrible de
1991. También pasó al otro lado de la frontera a haitianos condenados a muerte por el régimen, escondidos en su furgoneta de recorrido. El país, la isla, se le metió en los huesos y el alma, porque la gente allí es lo
más generosa y feliz con lo poco que tienen. Cuando descubre algún dominicano
en España, se le ensancha el corazón y comienza a sonreírle y a hablar de la
isla con la que mantiene lazos afectivos de amigos. De allí trajo piedras nobles de larimar para todos los amigos, así como corales disecados.
Su
pasión son los coches; tiene dos y los alterna según el destino. El arte vuelve
a ocupar su vida y como crítica se la ve en el circuito de galerías y museos. Tiene escritas sus Memorias, pero algo le impide publicarlas.
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