miércoles, 13 de marzo de 2019

May Gracia presenta su poemario de haikus sobre los árboles en la AEAE


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 May Gracia
Habla Emilio Porta

Julia Sáez-Angulo y May Gracia en la AEAE


L.M.A. 
Fotos: Carmen Palomero

13/3/19 .- MADRID .- La escritora May Gracia ha presentado su poemario de haikus sobre los árboles titulado Cúpulas verdes y... en la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, AEAE. El secretario de la institución, Emilio Porta abrió el acto recordando la importante presencia de la mujer en la literatura y en la Asociación y Julia Sáez-Angulo hizo la introducción del libro:

            Muy agradecida, querida May Gracia, por la confianza que has tenido en mí para presentar este reciente poemario tuyo de haikus. El tema de los árboles es todo un referente de los libros sagrados fundacionales y de la literatura en general. May Gracia se inscribe en esta saga con su nuevo libro Cúpulas verdes y...

“El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.
Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol del conocimiento del bien y del mal.(...)
El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara.
Y le dio esta orden: "Puedes comer de todos los árboles que hay en el jardín, 
exceptuando únicamente el árbol del conocimiento del bien y del mal. De él no deberás comer, porque el día que lo hagas quedarás sujeto a la muerte" (Génesis)”.

            “Hubo una mujer que, en 2007, se encadenó a un árbol, un platanero del Paseo del Prado en Madrid, para que no lo talaran. Fue la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza, frente a un proyecto arboricida del entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón en connivencia con el célebre arquitecto portugués Alvaro Siza. La baronesa ganó la partida y el árbol permanece en el Paseo del Prado, frente al Museo Thyssen.

            La hispanista Ioana Zlotescu, rumana nacionalizada española, suplicó y acudió a diversas instancias para salvar los árboles que había en la madrileña calle de Pedro Muguruza y que fueron arrasados sin piedad por el Ayuntamiento de Madrid para construir un aparcamiento subterráneo. Juan Manuel de la Prada escribió sobre el desconsuelo de esta hispanista, una mujer sensible que lloró lo que nadie sabe y tuvo una depresión anímica durante algunos meses debido a aquella pérdida. Hay que añadir, que ella compró el apartamento en el que residía porque le gustaron las vistas de sus ventanas a aquella plaza arbolada. Ioana cuenta que antes tuvo una incendio en el que perdió cosas de su casa, pero no lo sintió tanto como perder los árboles de enfrente. 

            Yo vivo en la colonia de La Guindalera y llevamos años pidiendo al Ayuntamiento de Madrid que devuelva las hileras de árboles que tenía la Avenida de los Toreros, hoy un erial, que se hace terrible pasear en verano. Madrid es una de las capitales europeas con más arbolado, pero la fiebre arboricida no está excluida de algunos ediles irresponsables.

            Unos amigos argentinos me cuentan que en Punta del Este (Uruguay) es una localidad, extraña y triste, sin árboles, pese a que tenga playas y numerosos visitantes durante el año. Lo hacen probablemnte para ahorrarse el laborioso barrido de la hojas en otoño.

            Pero aquí no he venido a hablar de los árboles en las ciudades, aunque también, he venido a hablar del poemario de May Gracia titulado Cúpulas verdes y... un hermoso poemario de haikus bilingüe en español y en japonés por la traducción de Yurihito Otsuki, poeta y pintor nipón, residente en España, traductor que ha escrito un oportuno pórtico al libro. Una traducción literal, explica, porque no entra en la adaptación de ritmo interior que requiere la poesía. Un total de 133 haikus, con su ritmo y cadencia del cinco/siete/cinco sílabas, que sugieren más que dicen, que implican al lector para una contemplación visual de los conceptos poéticos que en ellos se vierten.

            El primero de los haikus es genérico: “Árboles” y dice así: Dádiva verde/ sobre un tronco gallardo/ pulcra armonía. Y como contrapartida, le sigue el titulado “Al árbol seco” y dice: Aquel suspiro/ cayó el árbol seco/ lo besa el mar. A éste poema le siguen otros dos haikus que completan la idea optimista concebida por la poeta ante ese árbol que se hace leño. May Gracia contempla ese proceso como algo natural de lo que es la vida: una cadena trófica de nacimiento, esbeltez y muerte. No olvidemos que los árboles son más longevos que los hombres.

            Aquí los haikus tienen título, porque aluden a las distintas especies de árboles o arbustos arbolados que nos ofrece la Naturaleza: higuera, tilo, madroño, lilo... Solo pronunciar su nombre ya parecen un poema, porque las palabras resuenan y enamoran, como le sucedía al poeta chileno Nicanor Parra: limonero, laurel, granado, ginko... Cada una de esas palabras nos despierta la imagen de la morfología del árbol, la belleza de su tronco o de sus hojas, y a ello se añade la sonoridad de su vocablo.

            Todas las personas tienen su preferencia en algún o algunos árboles. Recuerdo que un escritor de la revista Troquel le preguntó a May Gracia: ¿Le has hecho un haiku al serbal? No se puede cantar a todos los árboles de la Naturaleza, porque es casi infinita en su flora. Según los datos de Internet: hay tres billones de árboles y tocamos a 422 árboles por habitante en el mundo. ¿Pero cuántas son  las variedades? Más de 60 mil variedades en total, y Brasil –todo un continente de por sí- es el que más variedades tiene. La deforestación sigue y, seguramente, buena parte de ese cambio climático que deshiela los polos, se debe a la tala brutal de las selvas amazónicas.

            Seguro que han oído ustedes aquello de que en tiempos en que se escribió El Quijote, las ardillas podían ir de copa en copa de los árboles del norte al sur de la península ibérica. Hoy no es así. Buena parte de la deforestación se llevó a cabo para construir navíos para la Armada. En España no tenemos un árbol nacional como otros países, quizás el olivo, pero no está reconocido como tal por todos.  El ceibo es el árbol y la flor natural de Argentina. España no tiene ese árbol simbólico, quizás el olivo, como lo tuvo Palas Atenea para la capital de Grecia

            Tenemos, eso sí, árboles muy bellos como el eucalipto, el pino con sus variedades, el fresno, el granado... a todos ellos les ha dedicado May Gracia, un kaiku. Vean como suena este referido al arce: flores gemelas/ rica ambrosía, polen/ festín de abejas.

            No quiero leerles más haikus sobre estos árboles, porque la autora lo hará al final de este acto de presentación, pero tentada quedo de hacerlo. Resulta hermosa y curiosa esa cadencia de cinco/siete/cinco sílabas, que parece acercar la lengua castellana al japonés, con ese tono ligeramente golpeado que pueden tener ambas, con  fonética similar.

            Matsuo Basho, del XVII, es uno de los poetas japoneses más conocidos que practicó el haiku con maestría poética. Conjunta dos imágenes o ideas, una de la Naturaleza y otra del espíritu. La flor del cerezo, la luna y la nieve son elementos naturales muy manejados en estos poemas. Conviene leer los haikus con pausa, con delectación, como paladeándolos. Un haiku de Basho

Flores de cerezo en el cielo oscuro

entre ellas
la melancolía florece


            El árbol y la nostalgia del árbol.

            A principios del XX, las escuelas españolas celebraban el Día del árbol y los niños aprendían a valorar los árboles y a respetarlos. Hoy hay más animalistas que defensores de los árboles, olvidando esa idea de que “abrazar un árbol es recobrar energía”, al decir de algunos, entre ellos la citada baronesa Thyssen-Bornemisza.

            Recuerdo ahora la obra de teatro de Antonio Gala La vieja señorita del paraíso, en la que una mujer esperaba a su amado del otro lado del océano y estaba segura de que cuando recordara el nombre del árbol del que él le habló, su amante regresaría. Todos nos enteramos al final que se trataba del ombú y ya cabía la esperanza. Hablo y escribo de memoria sobre esta obra que interpretó Mary Carrillo.

            Curiosamente acabo de regresar de Benalmádena y en su paseo marítimo hay un ombú gigante, con raíces escultóricas entrelazadas a la vista y junto a él un poema de Pablo García Baena a ese precioso ombú.

             Los ejemplos en literatura sobre el árbol son muy singulares, por citar solo algunos, estarían: el soneto a ciprés de Silos, de Gerardo Diego, o al olmo seco de don Antonio Machado.

            Juan Ramón Jiménez también habla en un poema del árbol que un día amó en Moguer y, cuando regresó a él, al cabo del tiempo, sintió frío. Una imagen y metáfora perfecta del paso del tiempo. Juan Ramón mencionaba repetidamente los chopos, ese árbol que crece junto a las riberas húmedas de los ríos y que a Gabriel García Márquez le despertó el deseo de  conocer los chopos en España.

            May Gracia, con este libro de haikus se inscribe por derecho propio en esa tradición de vates que se entregan al canto de los árboles. La literatura y los escritores como May Gracia se encargan de ponerlos en valor poético y transmitirlo a todos con la cadencia del verso.

            Para terminar, unos apuntes sobre el haiku como poema japonés por excelencia, el poema de diecisiete sílabas, que se alterna en versos de cinco/siete/cinco, para lanzar un estallido de sugerencias poéticas, de imágenes de la Naturaleza y del espíritu al mismo tiempo, en los que la luz restalla, como sucede en los kaikus de May Gracia.

            Se sabe que el romance, con versos octosílabos es la forma poética por excelencia del castellano, pero el haiku se introdujo con fuerza y acierto en la poesía española, a partir de las primeras traducciones que hicieron los poetas del 27 Juan José Domenchina y Ernestina de Champourcín, un matrimonio español exiliado en México que se ganó la vida traduciendo, sobre todo, del inglés a autores japoneses o hindús como Rabindranath Tagore. La propia Ernestina de Champourcín acabó por escribir haikus y a ella le han seguido otros muchos autores, principalmente mujeres, como María Huidobro, Alicia Mariño, Rosa Yagüe, Beatriz Villacañas, Pepa Miranda, Félix Arce... También hombres como Mario Benedetti, José Juan Tablada o Jorge Luis Borges, quien decía que en el haiku no hay metáfora, sino solo contemplación, contraste, paralelismo y descripción de un hecho. Es un poema breve, de naturaleza, espíritu y emoción. Un poema del instante que apela a lo profundo. Una revelación inesperada.

            Kiosy decía: cada cosa que veo es un haiku. Fernando Sánchez Dragó, casado con una japonesa escribió en el prólogo de haikus de Alicia Mariño que  “El haiku es una forma lírica y una forma métrica estrictamente nipona que refleja una actitud tan estrictamente japonesa, como lo es el haragei o arte de comunicar sin recurrir a la palabra. Eso es lo que sucede por ejemplo, en el sumo y en su equivalente español, el toreo”. Tiene gracia como realidad y como extravagancia. Vicente Haya añade, que la fiebre japonesa por el haiku tiene en la modernidad, su continuación en la afición nipona a la fotografía. Un instante atrapado.

CONCLUSION

            En fin, del haiku se podría hablar mucho. Ha entrado en la literatura castellana con fuerza, con los nombres y ejemplos que ya he mencionado. Los haikus de May Gracia en este libro de Cúpulas verdes y... son un despliegue, primero, de amor al árbol, y segundo, de ingenio literario para lograr esa necesaria conjunción de la Naturaleza y su alusión al espíritu, más que enseñanza propiamente dicha.
            Vale la pena leer este libro con los 133 haikus de May Gracia, seguro que encontrarán un buen puñado de ellos que les enamoran”.

MUCHAS GRACIAS.




1 comentario:

Unknown dijo...

Julia querida, estoy muy agradecida por prestarme tiempo y atención. Tu presentación magistral como no podía ser de otra manera dada tu erudición y cultura. Siempre estaré en deuda contigo.
Un beso
May