domingo, 22 de septiembre de 2019

“El sirviente” de Robin Maugham, thriller psicológico en el Teatro Español


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Julia Sáez-Angulo

            21/9/19 .- Madrid .- Dirigida por Mireia Gabilondo en el Teatro Español, la obra teatral El sirviente de Robin Maugham es todo un thriller psicológico entre criado y señor. Ciertamente no es lo que nos tiene acostumbrados la idea del mayordomo servicial y fiel a su señor en Inglaterra, sirvientes o mayordomos que vienen de escuela y saben ayudar y no perder nunca la compostura. De ello hemos visto películas –y no precisamente tópicas-, incluido a Igman Bergman. Algunos señores y mayordomos recitan conjuntamente a Shakespeare, lo que habla de la cultura de esos servidores domésticos, ciertamente consejeros en muchos casos

            El sirviente de esta obra de teatro adolece de cierta chulería y hasta malos  modales de midle class, por no decir clase baja desde el principio, por lo que choca un tanto. Cuesta ver esa progresión o corrupción que llega hasta el dominio del señor. Manners before moral (modales antes que moral) dice un aserto inglés.

            Cierto que en la clase alta inglesa se encuentran ejemplos de degeneración, decrepitud, sumisión y costumbres morales degeneradas, probablemente procedentes de los internados masculinos donde los castigos de palos en las nalgas y la homosexualidad en tiempos adolescentes desvían las inclinaciones naturales de esos muchachos.

            El señor de El sirviente llega de la guerra en África y solo busca comodidad y confort a su vida de reino animal -comida, limpieza, tranquilidad y sexo- metido en sociedad; solo necesita un sirviente que le de gusto en este campo y no le altere, pero desde el comienzo, demasiado al principio el sirviente se rebela como mandón y dispuesto a llevar la batuta dominando psicológicamente a su amo, llevándolo hasta las bajas pasiones. La degradación es un hecho y el espectador sigue la tensión, con lo cual la obra no es fallida, aunque le falte fineza y matiz. El gesto de la mano del sirviente pidiendo “aire” es tan vulgar que no responde a ningún buen mayordomo o sirviente inglés que se precie.
            La fisonomía de Pablo Rivero en Tony responde al estereotipo, y Eusebio Poncela, pese a su voz pastosa y baja, cumple su misión, aunque falle en los matices por una dirección defectuosa.
            La puesta en escena es funcional y ágil.

Ficha artística
Dirección:
Mireia Gabilondo
Reparto:
Sandra Escacena
Carles Francino

Lisi Linder
Eusebio Poncela
Pablo Rivero
Ficha artística:
Traducción Álvaro Del Amo
Ayudante de Dirección 
Alexandru Stanciu
Diseño Escenografía y Vestuario
 Ikerne Giménez
Ayudante Escenografía y Vestuario 
Lua Quiroga
Diseño de Iluminación 
Miguel Ángel Camacho
Diseño de Imagen, Fotografía y Arte Visual 
Facundo Fuentes De La Oca, Sheila Pay
Composición Musical 
Fernando Velázquez
Productor Ejecutivo 
Lope García
Directora Producción C
armen Almirante
Jefe Producción 
Hugo López 


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