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La
Biblioteca Nacional expone una de sus grandes joyas del 10 de octubre al 4 de
enero de 2020
Libro de Horas de Carlos V
Libro de Horas de Carlos V
L.M.A.
-9 de
octubre de 2019- La restauración de uno de los manuscritos iluminados más
importantes de la Biblioteca Nacional, el Libro de
horas de Carlos V, ha obligado a desmontarlo y por ello
treinta y dos de sus hojas pueden ser expuestas por separado en una oportunidad
única, ya que será reencuadernado tras su restauración. Además de estas hojas
la exposición presenta una estampa con un retrato del emperador, así como la
rica encuadernación del códice, con elementos de plata sobre terciopelo.
El
emperador Carlos V atesoró una importante biblioteca personal, conservada en
parte en el monasterio de El Escorial, en la que se hallaban
algunos
importantes manuscritos iluminados y varios libros de horas, el libro de rezos
más habitual entre los fieles de la época. Este libro no fue encargado por el
emperador pero debió estar en su poder tal y como atestigua una anotación al
comienzo del mismo. Posteriormente el códice pasó a manos de los cardenales
François de Joyeuse y Francesco Xaverio de Zelada, que lo legó a la catedral de
Toledo. Se encuentra en la BNE desde 1869.
El libro,
realizado en un taller parisino hacia 1500, posee una extraordinaria
riqueza de
imágenes, más de 1.200, muchas de ellas de gran originalidad
iconográfica.
Comienza con un calendario, ilustrado de forma singular ya que, junto a los
ciclos habituales con los signos del zodiaco y los trabajos de los meses, se
desarrolla la historia de dos hermanos, uno bueno y piadoso, que terminará por
ascender al cielo, y otro disoluto y lujurioso que acabará sus días en el infierno.
El resto de las imágenes tampoco sigue los temas tradicionales de los libros de
horas y plantean un complejo discurso teológico que servía al fi el que lo
utilizaba como guía de su vida cristiana.
En este
sentido puede seguirse buena parte de la iconografía bíblica, desde las escenas
del Génesis en torno a Adán y Eva hasta el relato de los Evangelios e incluso
algunas escenas de la historia de los primeros siglos
del
cristianismo como la leyenda de la Santa Cruz. Además el libro contiene, como
es habitual, un ‘Ofi cio de difuntos’, ilustrado con diferentes temas
mortuorios. En este caso la iconografía es muy variada e incluye temas de
raigambre medieval como el ‘Encuentro de los tres vivos y los tres muertos’ y
la ‘Danza de la muerte’, en la que la figura alegórica de un esqueleto arrastra
a las distintas clases sociales.
El último
apartado está dedicado a los ‘Sufragios de los santos’, oraciones
destinadas
a suplicar su intercesión, muchas veces para problemas muy
concretos,
como enfermedades y otras desgracias. En ocasiones aparece la
mera efigie
del santo, pero otras veces se encuentran distintos episodios
relacionados
con milagros, martirios, etc.
El libro
ha sido definido como una “antología de la iluminación parisina
en torno
al año 1500”, un auténtico museo en miniatura en el que
colaboraron
varios de los mejores artistas del momento, cuyos nombres no
conocemos,
por lo que son denominados con apelativos convencionales.
Se trata
del Maestro de Martainville, el Maestro de la Crónica Escandalosa,
el Maestro
de Robert Gaguin, el Maestro Morgan 388 y el Maestro de Jacques de Besançon.
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