Catedral de Mejorada del Campo
Justo Gallego, creador de la catedral, 95 años (2020)Julia Sáez-Angulo
Fotos. Adriana Zapisek
20/9/20.- Mejorada del Campo (Madrid).- Lleva 60 años en construcción y la catedral de Justo sigue inacabada, como en los tiempos medievales, con la diferencia de que en ella, en el pueblo de Mejorada del Campo, ha trabajado prácticamente solo su creador, Justo Gallego, que comenzó a construirla en 1961 en las tierras de su familia del municipio madrileño, con materiales de reciclaje y de desecho de fábricas de ladrillo y constructores desprendidos. Hierros, alambres, vigas, bidones, latas, plásticos y mucho hormigón armado en moldes ocasionales, sustentan la altura de 35 metros de la base a la cúpula y en una extensión de cinco mil metros cuadrados.
Ahora, Justo cuenta con 95 años y, con su mal de próstata, no puede trabajar más, por lo que ha dejado todo en manos de su albacea Ángel López Sánchez (Almoguera, Guadalajara, 1969), un hombre que cuida a Justo y habla de la catedral en marcha, por la que pasa un promedio de mil a dos personas los fines de semana. La entrada es libre y solo se solicita un donativo, alguno de ellos figura en una placa en la pared, como el de mil euros del Banco de Santander, algo que produce cierta perplejidad, cuando no hilaridad. En los años 90, la firma Acuarius rodó un spot publicitario en la catedral de Justo y entregó un millón de pesetas (hoy seis mil euros) como donativo.
Se la conoce como la catedral de Justo, porque a él pertenece por entero, ya que la diócesis de Alcalá de Henares no se ha querido hacer cargo de ella, puesto que carece de toda supervisión de arquitecto alguno. Solo la sabia intuición de Justo, a base de leer libros y más libros garantiza su estabilidad. “No se ha producido un solo accidente en los 60 años que lleva en pie”, asegura Ángel Sánchez, quien espera que alguna institución o congregación se haga cargo de esta catedral de Justo, concebida con arreglo a los cánones de las antiguas basílicas o catedrales católicas. Tres naves, un ábside y varios absidiolos, capilla del sagrario, sacristía, cuatro torres, coro, baptisterio, claustro abierto y cerrado, una cripta con la tumba abierta para Justo, cuando lo llame el Señor a su presencia, biblioteca, cinco viviendas para sacerdotes…
Hombre de fe, Justo Gallego Martínez (Mejorada del Campo, Madrid, 1925) tuvo que dejar el convento soriano de Santa María de Huerta, en el que ingresó siendo joven, por problemas de salud a causa de una tuberculosis y, tras una promesa, se curó, y decidió ofrendar esta catedral al cielo bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar, patrona de la Hispanidad.
Ningún arquitecto da el visto bueno a esta catedral improvisada y sostenida en el tiempo casi por milagro, por más que el constructor Justo y el albacea Ángel, aseguren que no se derrumba ni derrumbará. Hoy es, si no la novedad, sí el gran atractivo singular y extravagante de Mejorada del Campo y atrae visitantes de todas partes y países europeos y americanos.
Volaron los voluntarios con la crisis y la pandemia
Dada la crisis pasada y la pandemia actual, los antiguos voluntarios y estudiantes alemanes, que llegaban en verano para ayudar a Justo, han descendido en gran número. Parece desaparecido el entusiasmo que desprendía Justo. Ángel López parece un hombre más apagado o desencantado, le falta transmitir ilusión por el proyecto. Se lamenta de la falta de apoyo del pueblo Mejorada del Campo. La catedral de Justo paga todos los años religiosamente el IBI de seis mil euros y no ve consideración alguna.
Sí se siente agradecido, sin embargo, a la fábrica de cementos Weber Sandoval en Pinto, que le proporciona el mortero que necesite, a través de María, su jefa de producción, al igual que a Barahona e Hijos en la carretera de Loeches, que le suministra varillaje y vigas con periodicidad o al constructor Miguel Pamel, que incluso envía a veces algún trabajador suyo para ayudar en la catedral. Ángel recoge todas esas donaciones de materiales con su camión y los inserta en la catedral de Justo.
“Hay muchas horas de trabajo metidas en esta catedral. Justo se levantaba a las cuatro de la mañana y sin parar trabajaba hasta las ocho de la tarde; yo lo hago de nueve a siete cada día”, explica Ángel. “Lo último que estoy haciendo es poner el suelo de fragmentos de mármol en la planta principal”, añade. “Pero se necesitan cuarenta mil euros para los materiales de chapa de zinc y poder tapar la cúpula que de momento está abierta”. Como el Panteón de Roma.
Vale la pena una visita a esta hermosa y estrambótica catedral de Justo, un sueño y una audacia que no tiene parangón. Algún día, algún arquitecto piadoso resolverá las posibles inseguridades y llegará el objetivo de dar culto para lo que se concibió la catedral. Entre tanto sigue siendo la catedral en marcha. La catedral de Justo inacabada.
Justo Gallego 2020Adriana Zapisek, Ángel López y Julia Sáez-Angulo
Catedral de Justo en marcha
Obras y estructura en la catedral de Justo
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