Emilio Porta
22/5/21.- Madrid.- Un mayo, el mes que tanto amaba, se nos ha ido Joaquín. Pero se queda en su obra, en la memoria de los que le conocimos y en una trayectoria impecable de escritor, poeta, amante de lo suyo y de los suyos. Se nos ha ido un hombre que, desde pequeño, se enfrentó al destino. Que amaba a su ciudad, Talavera, a su país y a la Poesía. Que la ejerció con el mejor oficio. Que es uno de los grandes poetas españoles que alumbró el siglo XX.
No voy a enumerar sus premios y reconocimientos. Tampoco sus libros, tantos y tan bellos, tan sentidos, tan auténticos. Aunque sí voy a citar su “Álbum de familia”, un libro que, cuando lo tuve entre mis manos y en lectura pausada, me emocionó hasta el límite.
Compañero en la Junta de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, de la que era Vicepresidente escritor, tengo algunos recuerdos inolvidables de alguna vez que vivimos recitales y encuentros, charlas o pequeños viajes de vuelta hasta su casa, tan cerca de El Retiro, tan al lado de la naturaleza que él amaba, aunque también en medio de la ciudad en la que vivió tantos años de su vida, Madrid. Madrid y Talavera, pero también Damasco y otros lugares en los que dejó su huella humana y literaria. Joaquín fue un ejemplo de curiosidad, aprendizaje, enseñanza (catedrático y maestro) y vida. Su homenaje en estas líneas sería interminable, tan lleno de caudal como el Tajo que fluía en sus venas, el río de su vida, discurriendo siempre desde unas raíces que le sustentaban hasta los sueños que le hacían volar.
En este último vuelo sus propias palabras nos dicen todo. Descansa en paz, Joaquín. No te olvidamos.
Yo no sé por qué tengo que estar triste.
El mar es grande, la esperanza espera,
el día se hace largo en los veranos
y las noches inventan nuevas formas de vida.
Pero hoy, es decir, esta mañana
del mes de mayo, cuando los rosales
dejan caer los pétalos
de su primera floración,
me acuerdo de la gente que se ha ido
–y es primavera- de los que dijeron
adiós y ya no están
como mis padres, como mis hermanos
y como yo que un día
no muy lejano cerraré los ojos,
dejaré descansar la pluma con que escribo
e iré a su encuentro. Temo
que no me reconozcan, que no sepan
quien soy, yo que he cantado su vida en muchos versos,
y su muerte también, que ellos no habrán leído.
Mas creo que podrán reconocerme
por el olor que deja cada lágrima
vertida en su memoria mientras estaban vivos
6 comentarios:
Franca Lopez Figueroa
8:15 (hace 47 minutos)
para mí
Querida Julia:
No he podido escribir comentario al emocionante obituario de Emilio Porta que dedica a Joaquín Benito de Lucas, no he sabido, por ello te escribo llena de sentimiento en la muerte de Joaquín. Claro que se queda su recuerdo, sus poemas, su manera de ser...pero se ha ido y también nos queda el vacío de su presencia inmensa.
Te sigo, Julia, pero mi vida está muy complicada.
Entra, si quieres en -www.pepejgalanes.com- para que puedas ver una pequeña “ cosa” de Emilio.
Muy bellos versos, que a su modo se hacen eco de aquel "no moriré entero."
Gracias a Emilio Porta y a ti por ocuparse de un poeta. Todos los focos han sido, como siempre, para Pepe Caballero y Brines, nada que objetar. Pero silencio máximo para Jesús Hilario, tan grande o más que los anteriores, y para Benito de Lucas. La vida no es injusta, la ignorancia si. Tomás
Gracias querida Julia, recuerdo las conversaciones extendidas con el lúcido Joaquín y su generosidad infinita cuando me invitó a participar en su tertulia. El último encuentro fue bajo la sombra de un portentoso árbol en su amado Parque del Retiro, bebiendo una copa y fumando un habano, durante los días de la Feria del Libro de Madrid. Tal vez, lo seguiremos viendo por allí. Desde Santiago de Chile, va mi saludo siempre fraterno a todos los dolientes.
A LA MUERTE DE JOAQUÍN BENITO DE LUCAS
Se nos muere el hombre.
Se cierran sus ojos que un día lloraron,
como llora hoy el Tajo bajo el Puente de Hierro
-nadie "ha quitado el río de tu boca"-.
Como lo hace aquel cedro en el viejo Retiro
bajo el que lamentan tu adiós unas tórtolas.
Callará la pluma que escribió la vida
en pétalos sueltos con aromas nuevos.
Se nos muere el hombre.
Pero vivirá el poeta por siempre en sus versos.
Rogelio Sánchez Molero
Tristes tiempos en que tantos poetas se están marchando. Mi recuerdo para el amigo, compañero y maestro Joaquín Benito de Lucas, con el que tanto compartí.
Esta entrada publicada por "La mirada actual" y escrita por Emilio Porta es oportuna y necesaria cuando los medios sólo se ocupan, en su ignorancia, de otros poetas como Caballero Bonald o Brines olvidando a otros tan interesantes y necesarios como ellos, incluso, a veces, más.
Gracias Julia Sáez Angulo, gracias Dolores Gallardo, gracias Emilio Porta.
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