L.M.A.
12/12/21.- Madrid.- Esta exposición vuelve a reunir en la Galeria de Blanca Soto, obras de uno de los períodos más interesantes del escultor y pintor vasco Iñaki Ruiz de Eguino.
En los años 80, emerge el discurso singular de este artista, donde el espacio y la geometría abogada de un modo innovador y sugerente, aporta un apreciable descubrimiento al panorama plástico europeo. Desde estas fechas Ruiz de Eguino, pasa a formar parte de un selecto número de artistas.
Su relación desde joven con los escultores Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, Basterretxea (con el que compartió taller a mediados de los años ochenta) y después con el francés François Morellet, favorecieron indiscutiblemente todo lo concerniente a la investigación plástica del espacio. Una investigación abordada desde la búsqueda original, personal- tras las relaciones surgidas con estos artistas- de planteamientos a un tiempo similares con desiguales métodos.
La serie que dedica al “espacio sideral”, (aquí presente) prosperó tras su anterior indagación, donde espacio y esoterismo lo llevaron a realizar otra serie titulada: “Realismo cosmogónico mágico”.
La pulcra y meticulosa forma de trabajo, que se aprecia en estas pinturas, tiene su concordancia y correlación en las obras escultóricas y viceversa.
Las formulaciones espacio-geométricas, hicieron que de las combinatorias múltiples de volúmenes y cromatismos, surgieran “las Construcciones relacionales”. Que son las diversas variantes propuestas por el movimiento -compuesto de volúmenes y figuras geométricas simples- al ir creciendo y moviéndose. Su relación natural hace, que surjan diferentes construcciones combinables / relacionales.
Tiempo después, del espacio sideral-cósmico, desciende a tierra para interesarse por la “arquitectura vasca” rural, donde los volúmenes de piedras y los juegos de vigas y maderas en fachadas, acaban por atraer su atención, que Ruiz de Eguino llevará a la escultura y al lienzo. En la búsqueda de cómo integrar la escultura en espacios públicos, trabaja la “unicidad espacial”, haciendo que su escultura sea transitable, habitable. La escultura deja en parte de ser llamada y entendida al modo tradicional para como comenta el escultor, “pasar a ser una pieza más del mobiliario urbano”. Al ser utilizada por los peatones que transitan a través de ella.
En sus esculturas de formato menor, podemos observar esa “unicidad espacial” de igual modo, ya que sea cual fuere el ángulo por el que visualicemos la pieza, siempre está abierta e integra el espacio. Ejemplo de ello son: la” Construcción abierta”, “Las Invenciones herméticas”, la “Habitación mística” o la “Danza del tiempo”. Pieza está última semi – suspendida y embelesada en su propia danza temporal.
Obras de Ruiz de Eguino
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