Profesor José Nicas Montoto, filólogo latino y filósofo
Julia Sáez-Angulo
Fotos: Mercedes Marcos
17/08/22.- El Escorial.- Aunque nació en Asturias se considera también escurialense, porque llegó es este lugar cuando era ventiañero, aquí se instaló para siempre sin dejar de sentirse al mismo tiempo asturiano. La vida de José Nicas Montoto (Gijón, 1955) está llena de avatares: de muchacho, comenzó trabajando en la construcción, después entró en la Guardia Civil y llegó a El Escorial; estudió Filología Clásica en la Complutense, ejerció la docencia en el colegio de las Concepcionistas de San Lorenzo y más tarde estudió Filosofía en la misma Universidad. Ha pronunciado tres pregones, dos de ellos en verso, en distintos foros, desde el de fiestas del Ayuntamiento, hasta en la romería de la Virgen de Gracia. El tercer pregón fuer para la fiesta de San Sebastián, el 20 de enero, que celebran conjuntamente los dos Escoriales (¡oh!, milagro). Ha escrito poesía, novelas y cuentos, algunos de estos últimos como el titulado “El perro del infierno”, alusivo a una leyenda escurialense sobre un perro negro que se paseaba por el Real Monasterio. Ha obtenido varios premios literarios. Todos los días camina, antes, por el bosque de la Herrería entre fresnos y robles, ahora por la lonja del Monasterio, hasta hacerse un mínimo de cuatro km, para estar en forma.
Sus libros preferidos son los Nietzsche y la Biblia. Cuando le digo en un momento dado, que es un sentimental, replica con Xavier Zubiri: el hombre es una “inteligencia sentiente”. El sentir humano y la intelección no son dos actos numéricamente distintos cada uno completo en su orden, sino que constituyen un solo acto de aprehensión ...
“Nietzsche decía que la Filología era superior a la Filosofía, porque conocer el sentido exacto de las palabras era algo grande. Hay que decir que el propio Nietzsche era filólogo”, comenta José Nicas en nuestra conversación, en la que hablamos de la enseñanza que él impartió de latín y griego, también Filosofía, y de las inscripciones latinas en los panteones reales del Monasterio de San Lorenzo, muchas de ellas escritas en el siglo XIX. En el sepulcro del príncipe Carlos, hijo de Felipe II pone nada menos que el salmo “Amé la justicia y odié la iniquidad”. Los salmos van con la numeración de la Vulgata.
“En los recorridos por el Monasterio, yo prometía a mis alumnos subir un punto en la calificación académica, si traducían bien aquellas inscripciones latinas. Lo mismo hacíamos ante las inscripciones bajo las estatuas de los monarcas del Antiguo Testamento en el Patio de Reyes, reyes que era impíos o pecadores, pero arrepentidos”.
José Nicas se siente admirador del Patio de Reyes, punto crucial del Monasterio hacia la Basílica, la Real Biblioteca, el convento y el colegio. Es un recinto de proporciones geométricas simétricas, perfectas y puras, sin concesión a lo ornamental, con la fachada exterior presidida por la estatua de San Lorenzo y en el interior las seis estatuas de los reyes de Judá: David, Salomón, Manasés, Josías, Josafat y Ezequías, todo en busca de emular al templo de Salomón que quería el jesuita Villalpando. Las estatuas, de cinco metros de altura sobre pedestales, fueron realizadas en granito por Juan Bautista Montenegro. Tienen detalles de mármol blanco y sus llamativas coronas son de bronce.
Le pregunto si sus alumnos se conmovían ante la grandeza e importancia histórica del Real Monasterio y el profesor dice que al tenerlo tan cerca, durante tanto tiempo, lo tienen muy visto y no lo valorarán más que los egipcios a las pirámides que llevan años a su lado.
José Nicas ha entrado en la sala de investigadores de la Real Biblioteca, donde ha podido ver de cerca los auténticos libros y pinturas de aquella, y manejar los facsímiles como los de Alfonso X el Sabio, para el “Manual de Ajedrez”, del que es coautor, libro editado por la Comunidad de Madrid.
Y por supuesto “la grandiosa Basílica con las soberbias esculturas de Pompeo Leoni sobre los retratos de Carlos I y Felipe II en bronce, que dan realce al retablo mayor y a los mausoleos. “Pompeo Leoni es también el autor del mausoleo en alabastro del inquisidor Fernando Valdés Salas (1483-1568), en la colegiata de Salas (Asturias) fundador de la Universidad de Oviedo. Pese a inquisidor, fue un gran amante de la cultura”
Al filólogo también le conmueve la Capilla de Laborantes del monasterio de Gracia, donde iba a rezar la gente que trabajaba para construir el Real Monasterio y una interesante escultura de San Sebastián del siglo XVII, que se encuentra dentro de esa Capilla.
La ausencia del latín, el griego y la filosofía en la enseñanza secundaria le parece un error: “los clásicos nos enseñaron a amar la cultura, porque inventaron todo, hasta la democracia. Los griegos inventaron la filosofía, las artes, el teatro… Roma nos legó el Derecho y la ingeniería de caminos, canales y puertos. Inventaron hasta el hormigón que fragua en el agua. Sus conducciones de las aguas limpias y fecales son asombrosas. Los griegos nos enseñaron la belleza y los romanos, la construcción y el sentido práctico. Lamentablemente, los planes de estudios se hacen sin consultar a los profesores que realmente saben y entienden”.
Cerca de El Escorial tenemos una calzada romana, concretamente en el linde con Zarzalejos, donde aparecen diversos tramos pavimentados a intervalos irregulares, que vienen a sumar unos dos km.
José Nicas anda ocupado actualmente en una pentalogía, una serie de cinco novelas, tituladas “Los seguidores del Pastor Supremo”, donde la realidad y la apariencia de ciencia ficción se cruzan. Es la marcha de la humanidad en medio de controles, catástrofes, pandemias de exterminio por superpoblación, antídotos, secretos revelados, destrucción, barbarie… y ¡vuelta a empezar! Es una novela epistolar, como hoy lo pudiera ser con e-mails.
Más información
Reyes de Judá en la fachada del Real Monasterio
Patio de Reyes desde la altura (Foto: Planesconhijos.com)
Calzada romana entre El Escorial y Zarzalejos (Foto.Mirador de Madrid)
No hay comentarios:
Publicar un comentario