Academia de Venus, para ingresar en Bellas Artes de Pepa Calvo
Julia Sáez-Angulo
12/9/22.- Madrid.- A sus padres les daba miedo que la niña quisiera estudiar Bellas Artes, porque no les parecía quizás práctico para la vida. Era algo nuevo para ellos. Pero Pepa Calvo (Arnedo. La Rioja, 1942) fue aceptada por unanimidad en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, después de dibujar una espléndida academia sobre una Venus. Esto la redimió bastante ante la mirada de sus padres
Ahora, para celebrar su 80 cumpleaños, la artista riojana residente en Madrid, prepara una exposición sobre su obra más reciente en pintura y pequeña escultura para la madrileña galería de arte Ra del Rey.
“Cuando era joven, sentía tal felicidad al pintar, que me parecía el mayor goce la la vida. Escuchar el roce del pincel sobre el lienzo o la tabla me “ponía”. Era tan feliz, que tenía miedo de casarme con uno de esos hombres, que te quitan de pintar porque sienten celos de tu trabajo o porque quieren que te dediques en exclusiva a ellos, los hijos y la casa”.
Afortunadamente, Pepa Calvo se casó con el ingeniero vallisoletano José Luis Collantes, que la apoyó siempre en su empeño y la acercaba a cursos de especializades. “En un curso en el Monasterio de Poyo (Pontevedra), con mi admirado artista y profesor Isidoro Valcárcel, mi marido me llevaba todas las mañanas al curso y se iba con los niños a la playa. Los profesores, conmovidos, le dieron a él también un Diploma de Cooperación, al terminar el curso”, cuenta la pintora.
“Cuando estudiaba Bellas Artes los profesores José Luis Medina y Eduardo Capa me inclinaban hacia la escultura, porque se me daba muy bien. Me gusta la escultura, pero trabajada en pequeño formato. No me veo trabajando grandes moles de piedra, por eso elegí la especialidad de pintura, aunque sigo haciendo escultura pequeña con los materiales más diversos, recientemente con huesos de cañada, que me llevan a una escultura no exenta de humor”.
En realidad, como artista visual de nuestros días, Pepa Calvo es multidisciplinar. “Trabajé un tiempo en la restauración de arte, pues me especialicé en ello en el Casón del Buen Retiro con Julio Moisés hijo, que enseñaba mucho y bien. Me gusta restaurar piezas de todo tipo, de arte y de mobiliario”, me cuenta mientras muestra la escultura de un gran burrito de madera, arrumbado en una leñera, que ella rescató con permiso de unos amigos, restauró, y le hizo una oquedad con puerta para guardar cosas en su vientre, lo que constituye una gozo para sus dos nietos”.
Pepa Calvo trabaja muy a gusto en su gran estudio en el Parque de Lisboa, donde aprovechó el confinamiento de la pandemia para hacer un homenaje a Antoni Gaudí, en su 95 aniversario en 2021, haciendo un gran mural en la terraza a base de craquelado cerámico -el trencadís que fue muy popular en la corriente arquitectónica conocida como Modernismo Catalán en los siglos XIX y XX. “Lamentablemente, la gran nevada Filomena, invadió la terraza del estudio y me despegó algunos fragmentos. Ahora, pasado el verano quiero restaurarlo”, explica la autora.
Aunque disfruta con la geometría -tiene preciosos grabados a base de rectángulos y cubos-, acaba en su campo preferido el mundo onírico, donde emergen figuras diminutas que cuestionan al espectador. Por ahí van sus buscadores de nubes y sueños. “He representado mucho a la mujer, consciente de mi condición femenina, sobre todo como pintora. Al poco de terminar Bellas Artes, me impactó lo que le sucedió a una amiga que exponía en la galería Biosca. Vendió uno de sus cuadros a un matrimonio y cuando llegaron a recogerlo, el galerista les dijo: la pintora está casualmente aquí, os la voy a presentar. Así lo hizo y vio como cambiaban las caras de los compradores. Se metieron al despacho con el galerista y cuando se marcharon, aquel le dijo a la pintora que habían desestimado la compra por tratarse de una mujer. El trabajo femenino no lo consideraban arte serio”.
Pepa Calvo firma solo con su apellido y dice que no cabe hablar de arte masculino o femenino, sino de arte. “Curiosamente una de las primeras mujeres que representé fue a Ofelia, es mujer que murió ahogada ante la incomprensión de Hamlet. Me gusta representar mujeres de la mitología o de la Historia como representantes de un sentimiento o una pasión”.
El retrato ha sido también una buena salida profesional para la pintora.
Algunas paredes del salón de la casa de Pepa Calvo son una recreación suave de nubes, pájaros y flores. “Cuando lo estaba pintando me enteré de la matanza en los trenes de Atocha por la explosión terrorista, y me quedé tan sobrecogida que dejé de pintar las flores y pasé a pintar diminutas mariposas que salían de ellas. Las mariposas son representación de las almas desde antiguo en la Historia del Arte”, me explica.
Más información
https://lamiradaactual.blogspot.com/2013/01/pepacalvo-bodas-de-oro-con-el-arte-y.html
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