Julia Sáez-Angulo
14/8/23.- El Escorial .- Tras la Revolución Francesa, muchas catedrales, monasterios, conventos e iglesias quedaron abandonadas y/o medio vacías en Francia, hasta el punto de parecer tristes esqueletos de una gloria histórica del pasado. Los edificios y monumentos religiosos pasaron a ser patrimonio del Estado que, con cierta sensatez, no derribó, porque era negar la huella arquitectónica clave de su Historia. La tristeza y la melancolía sobrevolaban los antiguos lugares sacros, hasta que el Estado francés llamó de nuevo al clero, para que infundiera de nuevo aquello que parecía dinamizar el alma y el espíritu de los recintos sagrados. Algo así como el “genius loci”.
Volver a ver el monasterio del Mont Saint Michel con la presencia de la Eucaristía diaria, fue todo un cambio radical, que conmovía a los propios visitantes y turistas.
En España, las tres desamortizaciones, sobre todo la de Mendizábal (1836), y los incendios y destrozos de milicianos durante la Guerra Civil de 1936-39 junto al expolio napoleónico -los tres grandes azotes del patrimonio histórico-artístico español- fueron un auténtico mazazo para la conservación monástica con sus tesoros espirituales, históricos y artísticos. Paulatinamente se ha visto y reconocido que los monjes y frailes son los mejores cuidadores de ese acervo cultural, religioso e histórico, frente a la incuria y abandono.
El Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial también sufrió los citados avatares, por lo que recurrimos a gran experto sobre el asunto, Javier Campos y Fernández de Sevilla, agustino, profesor e investigador de Historia en la Universidad María Cristina en San Lorenzo.
-¿Cuánto sufrió el Real Monasterio después de la Desamortización y ausencia de los frailes?
El monasterio sufrió mucho; la experiencia del P. Pagés (Jerónimo que quedó como capellán y custodio), no solucionó nada; Isabel II por medio del P. Claret creó la corporación de los Capellanes Reales, para cumplir con las cargas de la fundación (sufragios), no resultó (1859-1868). Durante el Sexenio, el Colegio se encomienda a los Escolapios, no vistos como religiosos sino como maestros (1869-1875).
La Biblioteca se había entregado al cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios del Estado; el P. Rozansky (1875-1884), sacerdote polaco y gran bibliógrafo cuidó, encuadernó muchos papeles sueltos -de forma discutible-, pero evitó que se perdiesen o se deteriorasen y trató de reparar las huellas del incendio de 1872.
En 1875 vuelven los Capellanes Reales con el P. Pagés y el monasterio se fue deteriorando progresivamente. La prensa de Madrid se hizo eco por los años 1870 del estado decadente del edificio, surgiendo alarma social en la élite cultural y las instituciones, hasta que en el gobierno se comenzó a pensar en una solución
-¿Quiénes y por qué se eligió a los Agustinos, después de los Jerónimos?
Alfonso XII decidió dar una solución al Monasterio tratando de recuperar el brillo histórico, el significado que había tenido en la Historia de España y los fines fundacionales. Tuvo conversaciones con el nuncio en Madrid, arzobispo Mariano Rampolla, noble siciliano, luego cardenal y Secretario de Estado de León XIII. Por la amistad con el P. Tomás Cámara, obispo auxiliar de Toledo y luego titular de Salamanca, se ve que la orden agustina reúne condiciones institucionales (cualidades) y competencia (conocimientos), para hacerse cargo del Monasterio: rezo coral y culto, dedicación al estudio y a la enseñanza. Comenzaron los contactos y conversaciones con la Orden y el Comisario Provincial, P. Manuel Díez González hasta que el 20 de junio de 1885 se firma el contrato de la entrega del Monasterio a la Orden de San Agustín para cumplir los fines fundacionales previstos por Felipe II en la Carta de Fundación (22-IV-1567) y desarrollarlos con arreglo a las exigencias de los nuevos tiempos.
-¿Por qué desaparecieron los Jerónimos?
La orden de San Jerónimo desapareció, porque al ser sólo una Orden de España (Ibérica), con la exclaustración acabó, sin posibilidad de recuperación; los intentos que hubo, en Guadalupe y El Escorial, fueron flor de un día: San Lorenzo acogió a los jerónimos, desde abril a noviembre de 1854; Guadalupe, de agosto de 1884 a junio de 1885. Todo estaba perdido definitivamente
El hispanismo de la orden lo había reivindicado el P. Sigüenza con orgullo cuando fracasó el tema de ser gobernadores de la Española al comienzo del siglo XVI: <Sólo me prefiero mostrar una religión natural de España y de españoles, nacida, cuidada y sustentada dentro de sus términos, sin haber querido jamás traspasar sus lindes>. Segunda Parte de la Historia, o. c., p. 1.
-¿Cuál ha sido la tarea principal de los Agustinos con su presencia en el Real Sitio?
Cumplir con los fines fundacionales, retocados por el contrato de 1885, posteriormente actualizado dentro de la misma línea: los espirituales (culto y sufragios por los reyes y los miembros de la familia real enterrados en los panteones); los intelectuales (estudio, la investigación de la Biblioteca Real); los pedagógicos (educación y enseñanza: Real Colegio y Real Centro Universitario)
-¿Qué investigación y publicaciones se han hecho al respecto?
Abrumadora; fundamentalmente en la revista La Ciudad de Dios, la catalogación de los fondos: manuscritos griegos, latinos, árabes, hebreos, castellanos…, el rico fondo musical, el monetario, los incunables, la organización general del Archivo, etc.
Una completa aproximación en dos obras:
- José Quevedo: Historia del Real Monasterio de San Lorenzo llamado comúnmente del Escorial, Madrid 1849
- Javier Campos: La vida en el monasterio del Escorial (11-VI-1571/11-IX-1854), San Lorenzo del Escorial 2023, 3ª ed.
Sin la presencia de los Padres Agustinos, el Real Monasterio sería un paquebote sin rumbo. Alejado de su génesis e historia.
(Los Padres Agustinos han aceptado recientemente llevar también la parroquia de San Lorenzo en la Villa del mismo nombre)
Abundante información
2 comentarios:
Estela Elmquist
14:15 (hace 3 horas)
Hermoso articulo . Gracias
Gracias, Julia,
por tus aportes desde una suerte de segunda patria chica, si no interpreto mal, que tienes: todo el ámbito de El Escorial.
Saludos,
Raúl
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