miércoles, 26 de junio de 2024

MEMORIA COLONIAL E INDIGENISMO. Revisionismo parco y unilateral

Franz Halls en el Museo Thyssen-Bornemisza


        Julia Sáez-Angulo

26/6/24 .- Madrid.- “De devolver, ¡nada! Que nos devuelvan ellos las catedrales” comentaba entre bromas y veras al ministro de Cultura Ernest Urtasun, una asistente a la inauguración de la exposición “La memoria colonial en las Colecciones Thyssen-Bornemisza”, donde se aborda “el papel de los museos y las obras que albergan en el contexto de la creación y legitimación del relato eurocéntrico”.

    Las preguntas de los informadores mostraban la inquietud de la sociedad por la posible devolución de algunas piezas del museo u otros estatales a posibles reivindicaciones de ciertos países, que aprovechan la coyuntura de la nueva ideología indigenista que recorre ciertas sensibilidades o intereses y se sitúan en el mundo del arte. 

    La Bienal de Venecia de este año 2024 estaba igualmente saturada de obras con reivindicación indigenistas (también de género), en numerosos casos, realizadas por los propios descendientes de los antiguos colonos o invasores, como si el statu quo, pudiera paralizarse en algún momento de la Historia que es dinámica. El revisionismo, en estas situaciones, pudieran derivar en ingenuidades y/o excesos de los que futuras y presentes sensibilidades tengan que lamentarse.

    Hay un indigenismo tan unilateral y sectario que conllevan el deseo de sembrar la culpa en las conciencias. El látigo contra Europa es tan brutal en muchos casos, que no parecen dejar otra opción al viejo continente que llorar, lamentarse y abrirse las venas. El indigenismo es tan unilateral y sectario, que no contempla siquiera la situación conflictiva y hasta de guerra civil que encontraron los colonos o invasores que acabaron con la situación, incluso bárbara de canibalismo, sacrificios humanos de los indígenas, brutales guerras civiles, además de lo que dejaron después de su estancia en los territorios en que vivieron. Falta el análisis global compensador o descompesador, en todo caso, no unilateral.

    Una concepción y revisión al ritmo de ideología. Un indigenismo tan maniqueo es infantil, ridículo e injusto, y por mucho que se niegue por responsables, ideología política, máxime si pertenecen al mismo grupo político, Sumar, ministro de Cultura y director artístico del Museo Thyssen. No vamos con un lirio en la mano. Una ideología de Universidad americana de pensamiento woke, que se adopta rápisamente como un líquido inflamable.

    Conversé con otra dama sobre el asunto de la memoria colonial y me dijo: “Mira: los romanos invadieron la península ibérica y territorios desde Inglaterra a Persia y desde China a Marruecos, -amén de arrasar otras culturas-, y no vamos llorando, quejándonos y reivindicando a Roma su presencia, en suma más positiva en el territorio, pese a la parte negativa que pudiera tener de invasión y ataque, con la damnatio memoriae -hoy también se practica en nuestra sociead- o la visión cruenta de rebeldes crucificados por los caminos. El Derecho y las obras públicas, además de la lengua unificadora fueron un don, un privilegio”. Es la Historia malgré tous. Algo similar cabría decir de la presencia de árabes, almohades  o benimerines más recientes.

    Lord Kenneth Clark, notable historiador del arte parangona en el primer capítulo de su libro “Civilización” (Alianza Edit.) la cabeza del Apolo de Belvedere y una máscara fan, para terminar diciendo que detrás de la cabeza de Apolo ve una mayor civilización y detrás de la máscara africana una mayor simplicidad y síntesis. Interesante. La contemplación recíproca entre culturas sería aún más interesante.

    El escritor Federico Rampini dice en su libro "El suicidio occidental" (Edit. Ladera Norte, 2024), que, con el revisionismo estamos condenando los valores occidentales frente a otros valores más ignorantes y violentos, echando la culpa estúpidamente de todo a Occidente, desde la pobreza al racismo. Y evidentemente eso no es así y, menos, en términos comparativos. Es el totalitarismo contra la democracia occidental, para deslegitimarla y cancelar nuestros valores. 

    El indigenismo como ideología, corriente y moda peca de unilateralidad y simplismo. Algunos de los argumentos adjudicados a los cuadros de las Colecciones Thyssen, en este sentido, no dejan de ser sumamente anecdóticos, cuando no patéticos. Sin sensu contrario.

    El latín y el español nos vinieron con los romanos. Federico Rampini: "Trump es la onismo los«cancelación de los valores occ        Más información

https://lamiradaactual.blogspot.com/2024/06/graciela-roger-fotografa-argentina.html

1 comentario:

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

Como diría Carlos Herrera, hay más tontos que botellines. Otro interesante articulo