Tomás Paredes
Miembro de AICA Spain
10. 08. 2024 . - Acaba de aparecer MINIATURAS, nuevo libro de Carmen Pallarés. Editado por el Museum Jorge Rando de Málaga, 2024, edición trilingüe, formato 25x20 cm, 294 pp.,encuadernado en tapa dura, contiene cientos de reproducciones de obras del pintor Jorge Rando más unas reflexiones y el texto de Pallarés en diez trancos. La traducción alinglés es de María Fernanda Beltrán y la versión china de Changsheng Ding Ou. Conviene resaltar su diseño, de la mano de Álvaro Pérez Sánchez; dirección de arte de Rocky Dávila y la impresión de Artefacto. Al presente, buscando la competitividad delos precios- palpable error-, las ediciones son lastimosas, pobres, de un descuidogrosero. Por ello, cuando se difunde un libro, como este, limpia impresión, conexcelente maquetación y un buen gusto notable, hasta en las viñetas que cierran loscapítulos, hay que airearlo y encomiarlo.
Tras la lectura de un libro de Carmen Pallarés -con independencia de estar en prosa o verso- siempre me ocurren dos sensaciones: la primera, se me antoja un texto corto; la segunda, no lo puedo resumir, teniendo la impresión de que has visitado un palaciocuajado de grandes riquezas y no sabes con cuales te quedarías, ni qué destacar. En el volumen no aparece la más mínima referencia existencial de poeta y pintor, con laexcepción de sus imágenes personales.Se trata de un volumen con distintas series de piezas, en brevísimo tamaño, de Rando, através de las cuales la poeta realiza un análisis o meditación, dejando su impresiónnegro sobre blanco. Pallarés escribe como si pensara en voz alta y nos deja constanciade sus deslumbramientos, dudas o hallazgos, manteniendo en algunos momentos undiálogo con el pintor. Pero, lo más hermosos es cuando aparca las técnica y referenciasculturalista y saca su violín y comienza una sonata que nos fascina, que nos hace volar,soñar, entre esos colores exergónicos.
“El arte se sustenta en el misterio. O cuanto menos en un gran secreto que no hemosdesvelado todavía”, así comienza este ensayo, que dilucida la almáciga hechicera que seestablece entre el pensamiento lógico y el pensamiento mágico. Y analiza con solercia yperspicacia “el acceso al criterio”, fundamental en el “aprendizaje de una relaciónvera con el arte”, destacando: “actitud, posición, disposición”.
Jorge Rando, Jorge Sánchez Rando, Málaga 1941, es una andadura vital casi novelesca:la posguerra, el seminario, el arte, la filosofía, Alemania, viajes, idas y venidas, África, el misticismo, el matrimonio y la pintura como camino, como horizonte; un calamburentre la ortodoxia y la heterodoxia; el expresionismo, aire para respirar, hasta tener unmuseo de su obra y con su nombre en su ciudad natal. De la trashumancia al altar dondese ensalza a las musas. Pintor conspicuo, escultor proteico y autor de Pensamientos y Reflexiones, 2014, año en que recibe el Ernst Barlach Preis.
Carmen Pallarés, es un colibrí de nieve y fuego, que anida en las partituras de Mozart.Pintora, crítico de arte, novelista, voz de coro, arpa tocada por el ala de un ángel y, sobretodo, poeta. Libros: La llave de grafito, ABBA, Luces de travesía, Caravanserai, Partitura adelante, Camino de mi palacio, donde brilla como una constelación de solesque galopa a lomos del epitalamio del azafrán y la albahaca. Su novela El sol azabache de la melancolía es un himno a la amistad y un crisol donde se purifican los instintos.
Carmen Pallarés está muy cerca de Rando, lo tiene interiorizado, transita por su pinturacon la prosapia de las megueces. Desde 2014 ha publicado cuatro volúmenes sobre su vida y su obra, ha participado en otras tantas publicaciones corales y ha conferenciado acerca de la dimensión de su plástica. Escribe con la soltura de quien se desnuda en el agua ansiosa de que ésta la acaricie. Vive el diálogo de sus cromías y el combate de susformas como un sonriente estado de naturalidad.Sabe que el concepto de arte ha virado, que ahora mandan la volatilidad, la dispersión,la ambigüedad tautológica.
Hay muchas miniaturas que están enamoradas del paisaje,que no son referenciales, pero que crean visiones distintas y nuevos espacios para sentir. Aún así, defiende el sentido alentador y zahorí de la composición y el objetivo crítico“de continuar el quehacer del artista cuando el artista ofrece el cuadro a nuestra mirada”.
Para Pallarés: “La conquista es la obra, es el acierto en el balance y la combinación demateriales melódicos, rítmicos y armónicos, entre ajustes, contrastes, avenencias,órdenes y legados sonoros complejísimos”. Es decir que hace teoría al tiempo quedeleita enseñando; normaliza acerca de las sensaciones y fija conceptos, como el denaturalidad, con llaneza precisa y preciosa.Y termina con un repaso a la historia de la miniatura hasta las de Goya, defendiendo el lema de Aristóteles: “La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia de las cosas, nocopiar su apariencia”.
Muy cerca del concepto que tenía James Joyce de la poesía, queno era otro que mostrar el alma oculta de las cosas. A pesar de la alegría germinal delas abstracciones y paisajes, me quedo con esas series de clochards, que dibuja Rando,donde el expresionismo cobra vitalidad y se constituye en etopeya doliente del ser.Libro poético, en prosa. No catálogo con isagoge; no textos explicativos o reseñistas deunos iconos. Para Valéry, “el verdadero poeta es el que inspira”, lo cita la poeta en este conjunto inspirado e inspirador. Los libros de arte están perdiendo sentido, entidad, necesidad, porque se están convirtiendo en tochos de propaganda. Ahora todo es publicidad, lo que se publicita se vende, pero es algo en lo que nunca entraría laelegancia, la pulcritud, la majestuosa naturalidad de la invisible Carmen Pallarés.
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