miércoles, 29 de enero de 2025

FINA DE CALDERÓN (1927-2010). Recuerdo-homenaje, coordinado por Giovanna de Calderón y Miguel Losada en el Ateneo de Madrid

Luis Alberto de Cuenca, Giovanna de Calderón y Miguel Losada
Giovanna de Calderón y los intervinientes en el homenaje



Julia Sáez-Angulo
Fotos: Adriana Zapisek

29/1/25.- Madrid.- “Fina de Calderón. Rompiendo moldes” ha sido el título del recuerdo homenaje a la poeta madrileña que dirigió en su día “Los miércoles de la Poesía”. El acto, que ha tenido lugar en la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid, fue coordinado por Giovanna de Calderón, hija de la poeta, y el poeta Miguel Losada, que hablaron ampliamente sobre la vida y obra de la escritora, quien fue socia del Ateneo durante 35 años. La velada fue ilustrada y amena, con un público entregado a la escritora, en el que figuraban numerosos poetas.
    Seguidamente intervinieron con sus recuerdos y elogios de la autora, los poetas Luis Alberto de Cuenca, Jaime Siles, Fanny Rubio y Javier Lostalé. Todos ellos leyeron, al final, poemas de Fina de Calderón (Josefina de Attard y Tello. Madrid, 1927-2010).
    Miguel Losada habló con gran simpatía de Fina, a la que conoció y trató, una mujer culta, avanzada y decidida con grandes dotes de sociabilidad en todos los ámbitos de la sociedad, tanto aristocrática como intelectual o popular. Sabía tocar el violín y compuso ballets y más de 200 canciones populares. Fue una buena letrista. Compuso una opereta y puso música a los cuentos infantiles que escribió la reina Fabiola de los belgas. Fina conoció y trató a numerosos escritores franceses,como Colette, Malraux, Cocteau, Montherland… ya que estudió en París, y recibió en su Cigarral del Ángel en Toledo a numerosos escritores. Leyó el poema de Fina “A un ciprés”.
Giovanna de Calderón contó anécdotas divertidas de su madre, a la que describió con “la fuerza de la pasión” siempre entre la literatura y la música. Fue una mujer valiente en medio de sus dificultades físicas de movilidad. Fina, que conoció de niña a Federico García Lorca, recordó siempre su poema sobre las muletas, cuando la niña se negaba a usarlas “son alas para las niñas buenas”. Contó la visita de la escritora a Rafael Alberti y María Teresa León en Roma. Y recordó cuando Fina decía: La poesía se cuela en la rendija del alma para todo aquel que se para a admirarla”. Losada leyó el poema “Compraventa”.
Luis Alberto de Cuenca, buen amigo de Fina, recordó que él la llamaba Shirley, como la joven actriz norteamericana y a ella le gustaba. Resaltó la importancia de “Los miércoles de la poesía”, tertulia que creó en el Centro Cultural de la Villa, a la que todos los alcaldes, desde Tierno Galván respetaron. Se llenaba la sala y allí recitaba el actor Paco Valladares. Preguntó por el Archivo de sus documentos y se dijo, que buena parte de él se donó a la institución Matritense y otras cosas como dibujos y libros dedicados, se subastaron. Fina recibió la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, siendo Luis Alberto de Cuenca, Secretario General de Cultura. Luis Alberto leyó el poema “Un abrigo gris”.
Jaime Siles, profesor, que llegó ex profeso de Valencia para el homenaje, que también trató de cerca a Fina, habló de ella con mucho afecto y recordaba que con frecuencia recibía ella en la cama, a las personas con las que tenía más confianza, a la manera de las damas francesas del XII. “Fina desplazaba cultura como un portaaviones”, dijo y resaltó su cultura francesa y sus contactos con escritores galos como Sartre, François Mauriac, Montherland o con figuras de la canción como Edith Piaf o Maurice Chevalier. Fue brillante conferenciante y “siempre soñó con la Casa de la Poesía en Madrid”. Ojalá se logre algún día (la casa de Vicente Aleixandre se barajó como ideal para ello). Siles leyó el poema dedicado a Luis Felipe Vivanco.
Fanny Rubio recordó las frecuentes llamadas de teléfono de Fina y sus conversaciones, así como el hecho de enviarle una alumna paraguaya, que le ayudó a ordenar su Archivo. Era una mujer de la burguesía madrileña, que tenía un gran conocimiento e instinto por las luces, en sentido de ilustrada. Para ella, la poesía era el eje regenerativo. Fina quiso volar  e irse a las alturas, de ahí sus libros y versos, cuyos títulos abundan en ese sentido, como “la muletas son alas/ para las niñas buenas”, que le dedicó Lorca siendo niña. Hizo de las alas su método. Tenía una gran capacidad para recuperar emociones. Amó los espacios de Toledo, Madrid y Andalucía. Juan Manuel de Prada señaló en el prólogo de uno de sus libros, que Fina pertenecía a la tercera España del diálogo y la no confrontación. Leyó el poema “A Claudio Rodríguez”.
-Javier Lostalé, finalmente, subrayó la gran capacidad creativa de la autora, así como la de generar lazos de amistad entre los escritores. Era una mujer que vivía con las voces de los otros. Su tertulia “Los miércoles de la Poesía” y la de Rafael Montesinos, fueron las más importantes del siglo XX en Madrid. Recordó que su antología “Plural” era magnífica, pero ya era hora de publicar sus Obras Completas. Y comentó algunas de las afirmaciones del prólogo de Jaime Siles para la citada antología.
Para terminar, se estimó la conveniencia de que figurase el retrato de Fina de Calderón, ahora que el Ateneo está recobrando rostros de mujeres socias en el pasado, dentro de su galería de retratos, en la que faltan también los de Josefina de la Torre y Acacia Uceta, entre otros. 

Luis Alberto de Cuenca, poeta
Luis Alberto de Cuenca, poeta
Fanny Rubio, poeta
Javier Lostalé, poeta
Giovanna de Calderón y Adriana Zapisek

Jaime Siles y Julia Sáez-Angulo
 
Luis Alberto de Cuenca y Julia Sáez-Angulo
Dolores y Adriana

3 comentarios:

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...


Carmen Ruiz BV: Fina de Calderón fue muy abierta a toda la poesía. La recuerdo con aprecio. Un abrazo.

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...


ADRIANA ZAPISEK: Hermoso Julia, me encantó !!!

Anónimo dijo...

Fue una mujer encantadora y su poesía estará siempre en mi corazón