domingo, 3 de agosto de 2025

FIESTAS DE "MOZOS, CASADOS y VIUDOS" en El Escorial.- Viene del sigIo XVI con curiosa historia. Exposición Historia de la Hermandad de la Herrería. Desayunos con mayores, meriendas con niños, paella para todo el pueblo. Caballos...



Julia Sáez-Angulo
Fotos: J.S.A.

3/8/25.- El Escorial.- A mí todas las fiestas de pueblo me recuerdan a “Bienvenido Mister Marshal (1 953) y a “La vaquilla”(1985) de Luis García Berlanga, películas que adoro, por la gachonería de su director. La fanfarria de las bandas le pone a uno en ambiente y se dispone a ver gente más o menos endomingada, según la hora y los actos programados por la Concejalía de Cultura, vestida de serranos y serranas o hermandades y peñas. En El Escorial se ha celebrado durante un largo finde, la fiesta de “Mozos, casados y viudos”, cuyo origen se remonta al XVI, con pasacalles, misas y bendiciones, fútbol, exhibición ecuestre, desayunos para mayores, meriendas para los peques, y paella para todos en el parque, feria y tiovivos. Los fuegos artificiales ponen el broche lumínico a las fiestas dejando un regusto de tristeza, melancolía o nostalgia, según los casos.
Las presidentas de las fiestas lucían jóvenes y bellas sus trajes largos coronados por altas peinetas y mantilla española. 
    La historia de "Mozos, casados y viudos" se remonta a 1567, con motivo de la visita de Don Juan de Austria, medio hermano del rey Felipe II. Don Juan organizó una corrida de toros, a la que no asistió el rey, porque el papa Pío V había condenado con excomunión a quien asistiera a corridas de toros, pero Gregorio XIII dio permiso a Don Juan de Austria para poder hacerlo. Al no asistir el rey, presidieron la corrida las Infantas Isabel Clara Eugenia y Margarita Micaela, de ahí que sean presidentas y no reinas, la que figuran en estas fiestas.

Algunos dicen que los veraneantes no socializamos mucho con los del antiguo pueblo serrano. Quizás tengan razón. Yo, es la primera vez que, bajo la paella de paella y sangría, en el parque Lorenzo Fernández Panadero, porque había quedado con una amiga reciente y su marido.
En el parque, tuve el gusto de coincidir con el señor alcalde de El Escorial, hostelero del restaurante La Villa, para recordarle como lamentaba la falta de ortografía notoria, repetida cada día y poco ejemplar, del bar “El Salón Antigüo”, vecino a la Casa Consistorial, pese a mi reclamación por escrito y Registro del pasado año. ¡Esa diéresis inadecuada me hace daño como periodista, escritora y ciudadana!
Me gustó escuchar que yo no era la única que se había quejado o protestado por ello. No me gusta ser la hinchapelotas solitaria de turno. “A veces me lo dicen hasta por la calle, pero no puedo hacer nada jurídicamente. El dueño no está dispuesto a ello”. Pienso que, con una normativa al respecto sí podría solucionarse la patada al diccionario, aprobado por 28 Academias de la Lengua, y, para más inri, la nuestra Real Academia, frente a este terco sanchopancista que se opone por su palurda gana. Le insistí al alcalde: “Querer es poder. Ese tipo ofende o perjudica a todo el pueblo. Hay que ser mosca cojonera con él”. Un buen asesor jurídico municipal sí encontraría tipificado un delito o falta al respecto. Cuando a buenas no se quiere, ya se sabe...
Parafraseando a Groucho Marx: yo nunca entraría en un local así, con tamaña falta de ortografía”.
    Desde mi terraza, contemplé las alturas de los fuegos artificiales. Veré mejor los de las fiestas de San Lorenzo el próximo 10 de agosto. No hay veraneo sin fiestas. Las de la Asunción del 15 de agosto están desparramadas por toda la geografía de la piel de toro. No solo de naturaleza o de playas vive el veraneante, también puede o debe  incorporarse a las fiestas.

Don José Fernando, el párroco, bendice la exposición de la Hermandad N.S. de la Herrería, en Casa Miñana








No hay comentarios: