Julia Sáez-Angulo
Es el escultor más reconocido de la figuración realista, miembro de la Real Academia de San Fernando y miembro del patronato del Museo del Prado. Julio López Hernández (Madrid, 1931). Sus monumentos escultóricos se esparcen por diversas ciudades españolas. Recientemente ha sido en Granada, con motivo del 150 aniversario de la muerte del escritor norteamericano, Washington Irving (1783 - 1859, el encargado de llevar a cabo su escultura en un lugar del bosque circundante al palacio rojo granadino.
Un hombre de cuerpo entero, un personaje romántico ha sido la representación en bronce del célebre autor de los “Cuentos de la Alhambra”. “Alquilé un traje de levita en el establecimiento de Cornejo y con él me posó un sobrino mío que es actor de buena planta, por lo que el resultado no podía ser mejor”, explica López Hernández.
La escultura es de cuerpo entero, un hombre con una carpeta –porque Irving también dibujaba- sobre la que el escultor ha escrito la frase “Hijo de la Alhambra”, en recuerdo del gitanillo al que Irving preguntó quien era y el muchacho respondió: “Soy un gitano de la Alhambra”. Dos metros y medio de altura tiene el bronce escultórico sobre una base de mármol.
No es la primera vez que Julio López Hernández hace la escultura de un literato. García Lorca en la plaza de Santa Ana de Madrid y Jorge Manrique, son algunos de los interpretados por sus manos así como la escultura del pintor anónimo junto al Museo del Prado o la del cercano Jardín Botánico.
Un viaje decisivo a España
Washington Irving viajó a España, llamado por el embajador de su país para que estudiara en El Escorial los documentos relativos al descubrimiento del Nuevo Mundo (1826–1829). Este encargo constituyó el comienzo de su carrera diplomática. La Alhambra le dedica hoy una exposición que será clausura el próximo mes de febrero.
López Hernández ha donado al Museo de la Alhambra las maquetas y dibujos preparatorios de la escultura al escritor norteamericano.
A preguntas sobre la falta de mujeres en la Academia, Julio López Hernández responde que se está en ello, pero una de las últimas propuestas fue rechazada por la escultora a la que se invitó y otra exigía que con ella entraran al menos otras seis mujeres artistas, algo impensable cuando la vacante era sólo una y de escultura. “Académicas correspondientes hay más”.
De Julio López Hernández se espera la gran exposición retrospectiva de su larga trayectoria artística.
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