“El Joven Ribera”
Museo del Prado
Madrid
Del 5 de abril al 31 de julio de 2011
L.M.A.
José de Ribera (Játiva, 12 de enero de 1591 – Nápoles, 1652); es, indudablemente, uno de los grandes maestros de la pintura española del Siglo de Oro y uno de los artistas más destacados de la historia del arte occidental. Ejerció una enorme influencia en su época, sobre todo a partir de su establecimiento definitivo en Nápoles desde el año 1616, donde dejó una huella indeleble sobre las futuras generaciones de pintores napolitanos, desplegando una autoridad que se extendió por buena parte de Europa gracias a la difusión de grabados basados en algunas de sus más importantes obras.
Su carrera es un ejemplo muy relevante de las intensas relaciones que España e Italia desarrollaron durante el siglo XVII, que, con hondas raíces en el siglo anterior, siguieron siendo fructíferas durante las siguientes centurias.
La nueva exposición, 32 cuadros, que ha preparado el Museo del Prado en torno a los años de formación del pintor valenciano en Roma y Parma, antes de marchar definitivamente a Nápoles, otorgará al público la oportunidad de ver buena parte de las pinturas que se le han atribuido en los últimos tiempos gracias a las investigaciones de algunos de los más destacados especialistas en su obra, quienes por fortuna también se han dado cita en las páginas de este catálogo que acompaña a la muestra y que prolongará su recuerdo en los años venideros.
En la exposición se puede contemplar la pintura del joven Ribera, quien llevó más allá las revolucionarias novedades de la obra de Caravaggio y quien abrió nuevos caminos entre los pintores activos en Roma durante el primer tercio del siglo XVII.
La exposición se ha podido llevar a cabo gracias al préstamo de instituciones y colecciones españolas y extranjeras —que han puesto a disposición del Prado sus obras—, y a la colaboración del Centro de Estudios Europa Hispánica.
El pintor en la Ciudad Eterna
“Para Ribera, antes de Nápoles fue Roma, y antes de Roma —o al menos durante sus años romanos— fue Parma. En este último decenio se ha avanzado mucho en el conocimiento y la interpretación de la actividad del artista en Roma, entre aproximadamente 1612 y su partida rumbo a Nápoles en 1616 (probablemente en los primeros meses de ese año), y de esos descubrimientos nació el proyecto de esta exposición”, explica Gabriela Finaldi en el catálogo de la muestra.
“Nuevos documentos han arrojado luz sobre los lugares donde residió en la ciudad, su círculo de clientes y contactos y su situación financiera9. Pero lo más importante es que el catálogo de Ribera se ha ampliado de forma notable, gracias sobre todo a la deslumbrante reconstrucción de su carrera temprana en Roma que ha llevado a cabo Gianni Papi, uno de los autores de este catálogo, pero también a la clarividente adquisición por parte del Museo del Prado, en 2001, de la importantísima Resurrección de Lázaro”.
“La primera noticia que tenemos de Ribera en la Ciudad Eterna le muestra en junio de 1612 alquilando una casa en la Via del Leoncino, cerca de San Carlo al Corso; pero antes de eso, y durante al menos un año, entre 1610 y 1611, había estado en Parma, la capital del ducado farnesiano de Parma y Piacenza”.
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