“Equilibrio, Movimiento, Orden y Tacto”
Coordinación: Carmen Pallarés y Pilar de Molinos
La Cinoja. Casa de Pilar Molinos
Marqués de Riocabo, 2
Fregenal de la Sierra (Badajoz
www.lacinoja.es
Julia Sáez-Angulo
05.10.11 .- Madrid .- “Siempre estamos a vueltas con lo que los abstractos quieren decirnos con sus obras. ¡Pues que lo digan!”, con esta rotunda imprecación se abre el texto del catálogo de la exposición “Equilibrio, Movimiento, Orden y Tacto” en Fregenal de la Sierra, que da una vuelta de tuerca al tema de la Abstracción, una fuente inagotable dentro del arte e innovadora si se encuentra, como en este caso en manos de buenos artistas.
Nélida Pecharromán, Marta Iglesias, María José de la Chica, José Ramón Blanco Sánchez, Isabel y Elena Pan de Soraluce, Carmen Pallarés, Pilar Molinos, Tomás García Asensio y María Ruiz Campins son los nombres que dan contenido y forma a una visión abstracta de la materia y las formas.
La Abstracción es un movimiento que, nacido a mediados del siglo XX no ha cesado de manar grandes nombres y manifestaciones plásticas. Curiosamente el Museo Guggenheim de Bilbao ofrece una gran muestra sobre el estado de la Abstracción de sus inicios hasta hoy. Abstracción lírica, geométrica, tachista, cinética, a pincel, a brocha, objetual, de caballete, de suelo... Una corriente que no cesa.
En la exposición “Equilibrio, Movimiento, Orden y Tacto” en Fregenal es un recorrido también por las distintas manifestaciones de la Abstracción, que pone de manifiesto las numerosas vetas de esta corriente de repertorio amplio. Pilar Molinos ofrece relieves en técnica mixta con ligeras alusiones poéticas, figurativas, a base de papeles y textiles en los que se cuela sutilmente el color.
Pan de Soraluce pule las maderas, framire o etimoe, de distinto cromatismo, hasta ofrecer sus vetas y color de modo reluciente. Relieves y oquedades, llenos y vacíos, visión compacta o transparente... Es el baile y la riqueza de las formas; los volúmenes de libertad y sugerencia a los ojos del espectador.
Marta Iglesias trabaja el óleo sobre lienzo y nos ofrece dos hermosos cuadros de pequeño formato, con gran intensidad; con títulos como “El hueco de la semilla” o “Sale y se pone el sol”. En este último se aprecian dibujos de rayas rojas, que traen a la memoria la forma de las esculturas de Deacon; en el segundo, un quiebro o refracción de la luz en amarillos y ocres de gran elegancia.
Geometría de borde duro
José Ramón Blanco Sánchez juega con el barro, el cartón, la cartulina y el alambre, hierro y mármol para jugar en una tensión de estructuras, que sugiere un laboratorio de formas para llevar a cabo “Órbita” o “Variaciones sobre la liviandad”, un conjunto de formas con tamaños diversos.
María Ruiz Campings utiliza también el óleo sobre lienzo en cuadro de mediano formato con tonos rojizos y luminosos en aplicaciones ascendentes y descendentes notorias del recorrido del pigmento. Ligereza y elegancia; visiones radiantes de color y aplicación de la materia que estallan en la superficie de los cuadros.
Carmen Pallarés trabaja con tinta y collages sobre papel Arches para constituir la serie “Enigma” en la que geometría, vacío y lleno; campos con gestos de distintos ritmos, de derentes “escrituras”... Triángulos equilateros, isósceles, rectángulos, círculos, cuadrilateros... El pulso de la mano se percibe en cada una de las líneas, con resultado poético, en la línea familiar de Agnes Martín, aunque con bordes más marcados en el caso de Pallarés.
Tomás García Asensio se va a la geometría de borde duro en rojos y naranja, en una bicromía que trae a la memoria el dicho de André Bretón “Solo los artistas latinoamericanos son capaces de juntar dos rojos sin que se repelan”. García Asensio no es latinoamericano pero logra también la armonía y lo hace en el formato más minimalista, el cuadrado, que ofrece un equilibrio muy particular.
Nelida Pecharomán es una escultora magistral que consigue formas excelentes en esteatita, bajo el título de Pájaros. Volúmenes que invitan al tacto y a contemplar las estrías visuales de la materia y el trabajo de la autora.
Los “Nidos” sobre papel de María José de la Chica, en los que el objeto natural de nido se ve trascendido por la representación artística, en un juego asombroso de líneas y manchas suspendidas en un foco central dentro del soporte. Nidos que nunca habitarán los pájaros, como en la obra de Michel Houllebecq “El mapa y el territorio” (Anagrama editorial), porque nunca habitan los nidos hechos por la mano del hombre. Las piezas alcanzan formatos de 115 x 80 cm. que de modo uniforme recorren el muro del montaje. Con títulos literarios como “Castillos en el aire” o “Se desmadeja” en la exposición “Equilibrio...”, la pintora dinamiza la interpretación del espectador ante las obras.
En suma, una exposición interesante y singular. Una lección elocuente sobre la abstracción, que bien merece itinerar a otros puntos.
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