viernes, 9 de diciembre de 2011

MALAS PRÁCTICAS EN LAS CITAS Y PRESENTACIONES DE CATÁLOGOS




Este artículo se publico en la página Web de la Asociación Madrileña de Críticos de Arte, AMCA, y lo reproducimos por su interés.


L.M.A.


Los críticos de arte nos encontramos con frecuencia citados de modo inadecuado en los catálogos de los artistas y galeristas, casi siempre por ignorancia o desconocimiento, pero el resultado es el mismo: el uso y abuso de un texto escrito que tiene su autoría en el tiempo y su propiedad intelectual.

Suele suceder porque se desconoce la Ley de Propiedad Intelectual –al igual que la tienen los artistas- y se confunde el derecho de cita con la presentación de una exposición.

El derecho de cita es universal; todo el mundo tiene derecho a citar un texto que ya ha sido publicado, pero tan sólo en una justa medida: pocas líneas para que no sea interpretado como apropiación de propiedad intelectual. Es decir, el libre derecho de cita es perfectamente lícito, siempre que sea de unas breves líneas, se cite al autor, la procedencia y la fecha de origen (también la edición si es un libro).

Si la cita no cumple esos requisitos de autoría, fuente en que se publicó y fecha en que se hizo, se adultera el derecho de cita y se convierte en una apropiación indebida e ilícita. Una usurpación.

Un crítico de arte no puede verse citado sin más en un catálogo, con un texto ya publicado, puesto que no responde a los trabajos presentados en una nueva exposición. Esta es con frecuencia una picaresca que a veces se comete o un error del que conviene salir.

Por otro lado, presentar ua exposición con la firma de un crítico o historiador fallecido, sin citar lo mencionado, resulta patético y de sobresalto para colegas y familiares del aludido.

Ya es hora de que artistas y galeristas conozcan esas buenas prácticas para respetar el campo de todos, en este caso el de los críticos de arte.

La presentación de una exposición requiere en principio un nuevo texto de catálogo, por respeto a los espectadores que van a verla. Una crítica pasada no tiene por qué valer para siempre, ni responde de lo nuevo que se ofrece.

Pago pecuniario

Otra buena práctica que conviene que observen tanto artistas como galeristas es el pago pecuniario a los críticos de arte por toda presentación de catálogo (¡Jamás de una crítica!, quede claro). Es lo profesional y lo serio. AMCA ofreció en una de sus asambleas plenarias un baremo aproximativo de valoración: doscientos euros mínimo y por folio, cuando son textos breves. Los amplios pueden tener otro baremo.

Suele ser habitual moneda de pago, la remuneración al crítico con obra artística, por el trabajo de una presentación escrita para catálogo. Nada que objetar, porque el mundo de las transacciones es libre, pero sí recordar de nuevo que el pago pecuniario es lo más adecuado y la mejor práctica. Los críticos no trabajan sólo por amor al arte. Es una profesión.


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