· Los jardines de su casa fueron sus últimas obras
creativas, llenas de la poesía del silencio y la intimidad
· A través de 56 óleos, algunos nunca expuestos, se
pone de relieve el proceso de introspección que se produce en la pintura de sus
últimos jardines, desde su experiencia en la Alhambra hasta el jardín de su
casa
La
muestra, que consta de 56 óleos, de los cuales 24 son de colección particular y
algunos nunca expuestos antes, se completa con dibujos, fotografías, cartas y
otros documentos. Ha podido contemplarse en los museos
de Bellas Artes de Ferrara (Italia) y Granada, cosechando gran éxito de crítica
y público, y ahora se presenta en Madrid, en la que fue su propia casa, con el
jardín que él mismo diseñó, plantó y pintó.
Pero
no son exactamente idénticas; en Granada, han sido más abundantes las
representaciones de la Alhambra, cuyos patios y jardines fueron para Sorolla
una revelación, mientras que la que se exhibe en el Museo Sorolla ahonda en la
representación del jardín de su casa, último refugio del pintor. En Andalucía
había descubierto una riqueza sobria, llena de poesía, que se plasmaba en los
pequeños rincones, en el rumor del agua de una fuente y en el silencio de los
patios bañados por el sol. La experiencia andaluza caló tan hondo en Sorolla que
produjo un proceso de introspección y esencialidad que remodeló la poética y el
estilo de sus últimos años. Su jardín, construido en esos mismos momentos,
actuaba entonces como transmisor y amplificador de esta metamorfosis. La
pintura de jardines expresó entonces la madurez de una poética del silencio y
la intimidad, concomitante con la sensibilidad modernista de su tiempo.
La
exposición se estructura en 4 apartados; Agua, Patio, Jardín y Jardín de la Casa Sorolla, lo que para el
artista se interpreta en música, esencia, refugio, intimidad familiar…
transmutada en geometría cristalina, arquitecturas vegetales habitadas de color
y cargadas de resonancias afectivas.
El
Agua, espejo de la naturaleza y del alma, motivo privilegiado en la pintura de
Sorolla, recorre también la música y la poesía española de entresiglos, desde Soledades de Machado a Jardines Lejanos de Juan Ramón Jiménez.
El
Patio, lugar donde el cielo abierto contrasta con la penumbra de los
pabellones, donde la intimidad se esencializa y transmuta en geometría
cristalina, habitada y multiplicada por el color.
El
Jardín, refugio frente al cansancio. La figura humana casi siempre está ausente.
El jardín, polifonía sensorial, es un
espacio donde las arquitecturas vegetales se conjugan con el agua, la cerámica
o el mármol para regular no sólo la luz y el color, sino también el sonido.
El
Jardín de la Casa Sorolla, construido bajo la influencia de los patios y
jardines andaluces, tiene su propio concepto pictórico y escenográfico. Está
concebido como espacio de intimidad familiar, entendido como un “salón” de
exterior, pequeño paraíso doméstico que resulta además, fuente de inspiración
para su trabajo.
Durante
la permanencia de la exposición, el Museo Sorolla organiza visitas especiales,
talleres y otras actividades relacionadas con la muestra.
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