Albano Hernández, “Génesis”,
un quiebro en su Pintura en el Taller del Prado
Obra de Albano Hernández
Julia Sáez-Angulo
“Atlas” es el título
de la última serie presentada por el pintor residente en Madrid, Albano
Hernández (Ávila, 1988) en el Taller del Prado. La primera parte de esta serie
se denomina “Génesis”. Un quiebro en su pintura respecto a la serie
paisajística anterior Walkiria, a base de cactus, resuelta fundamentalmente en
blancos y verdes, que presentó en la galería Alfama de Madrid; Prates de Lisboa
y en Uruguay.
La nueva serie resulta menos naturalística, más despojada y
conceptual, en el sentido de que es la geometría a base de rectángulos
dibujados o pintados, todos ellos superpuestos y junto a un damero de ajedrez,
que otorga a la composición un protagonismo sugerente, por la fuerza de la alternancia
del banco y el negro.
El artista ha aparcado, al menos temporalmente los verdes que caracterizaban su obra anterior.
El artista ha aparcado, al menos temporalmente los verdes que caracterizaban su obra anterior.
“La ausencia, como el color, ha sido una constante en
mis trabajos; pero es algo que yo no persigo, surge por necesidad. Las obras
son elementos comunicativos, precisan de múltiples recursos para llevar a cabo
su función, y particularmente no me interesa decorar los lienzos, sino
establecer un diálogo, que nace entre el cuadro y yo, para después tornarse
hacia el exterior, cuando las obras salen del estudio o las visita algún amigo,
y ahí surge el milagro, aunque no siempre es así”, explica Albano en la
entrevista de presentación en el catálogo de la muestra, llevada a cabo
por Ana Ballesteros Sierra.
El
pintor continúa: “Anteriormente me interesaba la búsqueda de “lo particular” a
través de una obra de ecos líricos con aproximaciones paisajísticas, es decir,
hablar del ser a través de su espacio; poder indagar en el terreno de lo
personal, de la identidad individual, mientras vivimos inmersos en una
superabundancia espacial que alienta el simulacro de universos, sumergidos en
la búsqueda de experiencias donde se hace difuso el límite Real /
Virtual. Como artista me interesaba afrontar la materialización de la
idea, en concreto, cómo comunicar formalmente algo tan abstracto como la
identidad a través del paisaje, destacadamente en esa experiencia que sufre el
espectador frente a la obra. En ATLAS la pintura es mucho más
introspectiva y revisionista; con lazos muy interesantes a toda mi producción
anterior. El espectador tiene que hacer uso de su libertad y en ese terreno
estamos en igualdad de condiciones”.
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