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La muestra podrá visitarse hasta el 3 de noviembre en la Sala Amós Salvador
La concejal de Comercio, Cultura y Turismo,
Pilar Montes, junto al director general de Cultura, José Luis Pérez Pastor, han
presentado esta mañana la exposición ‘Dalmati-Narvaiza 1913-2013’, una muestra
que será inaugurada esta misma tarde a las 20.00 horas y que podrá visitar en
la Sala Amós Salvador hasta el próximo 3 de noviembre.
Una exposición de la obra de Alejandro Rubio
Dalmati, galardón a las Bellas Artes Riojanas en el año 2000 y que falleció en
el 2009. Se trata de una retrospectiva de la obra que generó con su otra mitad
creativa, su sobrino Alejandro Narvaiza, un equipo que, a partir de 1970,
utilizó la firma Dalmati-Narvaiza.
Al cumplirse cien años desde su nacimiento,
Cultural Rioja ha querido rendir un homenaje al que fuera autor de esculturas
como los monumentos al Labrador, a Los Fueros, a los Donantes de Sangre de
Logroño o de la Fuente de los Riojanos Ilustres.
La exposición cuenta con 54 esculturas y 69
pinturas y dibujos, que han sido cedidas, principalmente por Alejandro
Narvaiza, así como por el Museo de La Rioja, el Museo de Calahorra, la
Consejería de Cultura, el Instituto de Estudios Riojanos, Fundación Caja Rioja,
además de numerosos particulares.
Una vida dedicada al arte
Alejandro Rubio Dalmati, hijo de padre
español y madre chilena, nació en el pueblo chileno de Chillán. Su padre, natural
de Fuenmayor, era un gran tallista y trabajó de profesor en la Escuela de Artes
y Oficios, por lo que, en cierta medida, Rubio Dalmati recogió la tradición
familiar de amor por la plástica y la escultura.
Una vez en Logroño, Rubio Dalmati se educó
con los Maristas. A los 14 años dejó la escuela y empezó a preparar oposiciones
a banca, pero pronto decidió que su camino era la escultura y se trasladó a
Madrid para estudiar Bellas Artes en la Academia de San Fernando. En Madrid
compaginó los estudios de Bellas Artes con los de Anatomía (durante tres
cursos) para aprender cómo era el cuerpo humano y utilizar ese conocimiento en
sus obras escultóricas..
También en Madrid conoció a Picasso y a
Gabriela Mistral, cónsul de Chile, quien le proporcionó documentación chilena
que, a efectos legales, le valió para librarse del servicio militar. Fueron
años de trabajo artístico, primeras exposiciones y tertulias literarias. En
esta época comenzó la Guerra Civil, que le hizo volver a Logroño, en donde fue
detenido debido a sus inclinaciones republicanas, acusado de ser comunista y
anarquista, denunciado por uno de sus colegas.
Gracias a su nacionalidad chilena y a un
amigo jesuita, artista como él, salió de la cárcel y, con 23 años, se embarcó
en un buque hacia América. En Chile se ganó la vida haciendo encargos hasta
que, poco a poco, empezó a ser conocido entre los profesores de la Universidad
Católica de Chile, cuyo rector le llamó para que diera clases de pintura allí.
Rubio Dalmati siempre ha reconocido la paradoja
que se produjo en su vida, puesto que después de no ser creyente y de criticar
a la Iglesia, ahora ésta le proporcionaba trabajo. Y, de hecho, gran parte de
la obra de Rubio Dalmati tiene que ver con figuraciones religiosas. En Chile
construyó íntegramente las catedrales de Talca, Concepción y Chillán, así como
la de Valparaíso.
Realizó diversos viajes a España, casi
siempre por motivos de trabajo, en 1945, 1955 y 1965, año en el que decidió
quedarse a vivir definitivamente aquí. Desde entonces, ha trabajado unas veces
en solitario y otras en compañía de su sobrino, Alejandro Narvaiza, al que
considera como un hijo.
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