Julia Sáez-Angulo
19.09.13.- San Lorenzo de El Escorial.- Fue catalogado como la octava maravilla del mundo por su
perfección arquitectónica y los tesoros artísticos que albergaba. El monasterio
de san Lorenzo de El Escorial, mandado construir por el rey Felipe II en 1562 y
puesta la primera piedra en 1563, cumple ahora 450 años. Palacio Real de Madrid
ofrece una exposición titulada “De El Bosco a Tiziano. Arte y Maravilla en El
Escorial” para conmemorar la efemérides. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 12 de enero de 2014.
Se trata de un proyecto científico,
expositivo y museográfico comisariado por el profesor Fernando Checa Cremades y
un equipo de conservadores de Patrimonio Nacional. La visita en la citada sede
de Madrid tiene su lógica continuación en el monasterio de El Escorial, puesto
que se trata de una selección de piezas, algunas de ellas habitualmente no expuestas
o visibles en la visita al monasterio, como son los textiles o grandes ternos
de las calaveras, de san Lorenzo o de la vida de Cristo, que ahora lucen
espléndidos en vitrinas.
De acuerdo con el título de la
exposición, las pinturas de Tiziano Vecellio, El Bosco o Joachim Patinir, los
grandes artistas que admiró Felipe II, aparecen reunidas para una contemplación
despaciosa, a ras de la vista del espectador y restauradas algunas, como sucede
con el cartón del tapiz sobre “El Arca de Noé”.
El monasterio de san Lorenzo de El
Escorial fue concebido como templo de Salomón, Arca de la Alianza y Arca de
Noé. El jesuita Villalpando estudió lo descrito en el Antiguo Testamento para
el templo salomónico y trató de plasmarlo en el monasterio deseado por Felipe
II, que habría de ser palacio, basílica, monasterio, panteón real y cámara de
maravillas del rey de la monarquía hispánica en cuyos dominios no se ponía el
sol porque abarcaba los reinos peninsulares, Flandes, el Milanesado, el reino
de Nápoles, el Perú y Nuevo México.
Lástima que no podamos ver alguno de
los documentos de Villalpando. Si se pueden ver perfectamente documentados los
“Libros de entregas” para el monasterio, que se han conservado con toda
fidelidad. Pedro Perret es el autor de las estampas sobre los dibujos del
arquitecto Juan de Herrera, quien siguió y conformó al primer arquitecto del
monasterio, Juan Bautista de Toledo.
La exposición se abre con el árbol genealógico de los
Austrias bien conservado, junto a los retratos de Antonio Moro y Juan Pantoja
de la Cruz sobre el monarca y su padre el Emperador. Un gran video pone de
manifiesto la perfección geométrica del edificio con armonías que se basan en
la alternancia del círculo, el cuadrado y el triángulo.
Hay piezas singulares como ·El Cristo coronado de espinas”
y “El Cristo del Calvario”, de El Bosco o “El martirio de San Lorenzo” y “La
Adoración de los Reyes” de Tiziano.
Un total de ciento cincuenta y cinco
obras, entra las que se encuentran piezas –además de los citados autores- de
Navarrete el Mudo, Sánchez Coello, Gerard David o Bernard van Orley. Magnífico el cuadro “Abraham y los
tres ángeles” traído de la National Gallery of Ireland de Dublín, que se
encontraba en sud ía en el monasterio escurialense.
Felipe II soñó el Parnaso en su
palacio/monasterio y todos aquellos que lo conocieron se quedaban asombrados de
la riqueza que albergaba: lo mejor de España, Flandes e Italia en las artes. Su
descendiente Felipe IV iba a emularlo.
La sombra vendría después sobre el
monasterio escurialense, principalmente durante el cruel y desacralizador siglo XIX. Los tres grandes azotes del
patrimonio histórico español se iban a abatir sobre el célebre monasterio de El
Escorial: primero, la avaricia napoleónica con su sueño depredador de tesoros
artísticos para conjuntarlos en París –el expolio se produjo y se devolvió en
buena parte (los escurialenses detestan a Napoleón por la resistencia y muerte
a que los sometió); la desafortunada por imprevisora desamortización de Mendizabal,
que expulsó del monasterio a los frailes jerónimos llamados desde el principio
por Felipe II, dejando al monasterio sin su efectiva supervisión. Madrazo hizo
llevar un centenar de sus obras al museo del Prado para protegerlas del
abandono escurialense, y tercero, la guerra civil española de 1936-39 durante
la cual se asesinó al agustino padre Zarco Cuevas, gran estudioso y autoridad científica del
monasterio de El Escorial.
Los viajeros románticos del XIX conocieron
el monasterio escurialense solitario, abandonado, desolado y triste, por lo que
su literatura dio fe de aquella desolación y contribuyó a la fama de lugar solemne, serio y oscuro.
De los tres mil relicarios solo vienen a quedar unos mil y en su mayoría vacíos.
La depredación fue un hecho y la incuria y desidia de los responsables, otro.
Felizmente el monasterio de El Escorial ha renacido en buena
parte de sus cenizas como Ave Fenix, haciendo realidad la frase latina del
dintel del primer monasterio escurialense de Prestado “Posta fata resurgo”,
albergado por los jerónimos hasta su traslado al definitivo de Felipe II.
El monasterio de San Lorenzo de El Escorial vuelve a ser
una cámara de maravillas, un conjunto renacentista único en un recinto singular
y firme con dieciséis patios y diversos jardines, donde el orden, la elegancia
y la diafanidad de la geometría, dan solidez a un buen joyel de obras de arte
que allí se guardan y exponen.
Rememorar su historia en esta exposición, vale la pena.
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