M. DOLORES GALLARDO LÓPEZ
Comunicación presentada en el XIV Congreso Nacional de la Asociación Española de Críticos de Arte, LA MUJER EN EL ARTE, celebrado en el Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía de Madrid los días 22 y 23 marzo de 2013.
Hace
bastantes años, en una de nuestras
charlas, D. Antonio Fontán, ilustre
humanista, destacado periodista (fue el
último director del diario Madrid,
que hicieron saltar por los aires) y
excelente político (entre otros cargos, el primer Presidente del
Senado en nuestra Transición, Ministro de Extensión Territorial, Director de la
Biblioteca Nacional, etc.) me dijo: “Desengáñese, Lola, al Museo del Prado hay
que ir con una Biblia en una mano y con un Manual de Mitología en la otra”.
Llevaba razón: es imposible comprender el significado de la mayoría de los
cuadros de nuestro principal Museo si se carece de los conocimientos que
aportan la Biblia y la Mitología.
Por otra parte ambas obras ejemplifican los dos grandes ejes en los que se basa la
cultura occidental: el eje judeo-cristiano y
greco-romano. No se puede entender el concepto de Europa y la cultura en
la que aún hoy día vivimos si se hace tabla rasa, como a veces se pretende, de
alguno de ellos.
Más exactamente en lo
que respecta a las artes plásticas -pintura, grabado, escultura…- lo que hay que conocer muy bien es la
ICONOGRAFÍA, la cristiana y la clásica.
Los
rasgos iconográficos de las imágenes, junto con
los símbolos que la acompañan,
son los que nos indican si en el arte religioso, estamos ante una imagen
de la Virgen del Carmen o de la Virgen de la Paloma, por ejemplo. O si, dentro del mundo clásico, estamos ante una
imagen de Diana o de Venus; o si la representación del dios Sol que estamos
viendo corresponde al antiguo titán Helio, o, como en el caso de La Fragua de Vulcano de Velázquez, al
apuesto dios olímpico Apolo.
Roma, dentro del gran legado cultural que aportó a occidente,
nos transmitió los mitos griegos y algunos -pocos- autóctonos. Desde entonces
esos mitos han estado en la base de nuestra cultura. El poético encanto de los
mitos clásicos atravesando la azarosa Edad Media, tomando nuevos bríos en el
Renacimiento y siguiendo su andadura a través de los siglos que siguieron, ha
sido capaz de llegar a nuestros días.
Afianzándose más vez en nuestra cultura, han estado presentes en la mente y en la obra de los grandes autores de la Literatura occidental, pero
también en la Pintura y Escultura, hasta llegar completamente frescos hasta
nuestro mundo actual.
En nuestra época siguen inspirando a
muchos artistas. Lo sé muy bien: he
explicado durante catorce años en la Universidad Complutense una asignatura
denominada La Mitología en el Arte
contemporáneo y, hace años, comisioné, por encargo de la Sociedad Española
de Estudios Clásicos, una Exposición denominada la Mitología Clásica en la Pintura y Escultura actuales.
Como
más arriba indicaba, la Iconografía es fundamental para identificar las
imágenes que contemplamos. Pongamos, por ejemplo, que vemos pintada una figura femenina con el pelo cortado a la
“garçon”, traje suelto hasta el tobillo y un largo collar. Rápidamente reconocemos que es una imagen propia de los
años previos a la primera guerra mundial, a la época del charleston. Un
pantalón campana nos lleva a los 60 del pasado siglo. El pelo largo en hombres
vestidos al uso de la segunda mitad del XX nos remite a la época de los Beatles
y así sucesivamente. Lo mismo sucede con el mundo de los mitos clásicos: Los
rasgos iconográficos son fundamentales
para las identificaciones.
Resulta evidente que cualquier código iconográfico deber ser conocido y
compartido por el autor de la imagen y por el espectador: Si el autor/a no me
da las claves iconográficas yo no sabré qué es lo que ha querido representar;
por otra parte, si yo no conozco esas claves, por mucho que el autor/a se
esfuerce en hacerlas evidentes, yo no comprenderé lo que veo.
En el caso de las mujeres actuales que se
ocupan de los mitos y la iconografía
clásica hay que establecer dos grupos bien diferenciados e igualmente
importantes: las creadoras y las estudiosas o investigadoras.
LAS
CREADORAS
Estas artistas,
pintoras, escultoras grabadoras, ceramistas, dentro de su personal mundo estético
para realizar alguna de sus obras a veces acuden al repertorio de los mitos.
Los mitos ofrecen la gran ventaja de que son
susceptibles de ser reinterpretados no sólo en cada época, sino por cada autor
que quiera trabajar con ellos. Es decir, una obra de contenido mítico puede ser puramente descriptiva, sin
más, o bien su autor/a puede hacerla portadora de un determinado significado.
Veamos algunos ejemplos en pintoras españolas de hoy día:
El lienzo de Leticia Arbeteta titulado Perséfone es una bella obra descriptiva que refleja el momento en el que
Perséfone, coronada de flores y portando
un gran ramo de lilas y espigas, regresa del mundo infernal para pasar los seis meses anuales que corresponden con su estancia en la tierra,
junto a su madre la diosa Ceres. La autora caracteriza perfectamente el mito,
no podemos confundirlo con ningún otro porque muestra muy claramente los
elementos iconográficos y simbólicos.
Lo
mismo podemos decir de la Penélope -o
de otras obras- de Concha Gómez Acebo (colaboradora de Carlos Franco en las pinturas de la Casa
Panadería de la Plaza Mayor de Madrid) o de las numerosas pinturas mitológicas
que hace años realizó Delia Piccirilli.
Junto a esta corriente, puramente descriptiva,
está también -cada vez ocupa un lugar más
destacado- la de aquellas
artistas que toman el personaje mítico y lo hacen portador de un mensaje que en
principio no tenía, pero que es perfectamente compatible con él.
Así por ejemplo en el año 1994 la pintora
María Carrera hizo una pequeña tabla al óleo de 42 por 42 representando a
Dafne, la ninfa que, para huir de las ansias amorosas de Apolo, corría y corría
y, cuando el dios estaba a punto de alcanzarla, suplicó a Zeus que la librara
del destino que la esperaba: Zeus accedió y la transformó en el árbol del
laurel. María tomó a Dafne y la
convirtió en símbolo de la mujer que anhela escapar de la excesiva prepotencia
masculina, de las mujeres que a lo largo
de los tiempos han buscado escapatorias diversas
para huir de un destino no deseado. Más de veinte años después una artista
portuguesa afincada en España, Linda de Sousa, sin conexión alguna con María
Carrera, también ha elegido a Dafne para
ilustrar el mismo tema de huída femenina, en este caso se trata de una escultura
de acero corten que se encuentra ubicada en un parque de la ciudad de
Oporto.
Estas artistas eligen un personaje mítico, lo caracteriza adecuadamente con rasgos tomados
de la iconografía tradicional del personaje -si no fuera así, sería irreconocible-
pero lo hacen intérprete y portador de un determinado mensaje. Es decir nos
transmiten su personal versión sobre él.
Quizás uno de los ejemplos más interesantes
de cómo un tema mítico puede evolucionar sea el de Iluminada García-Torres que
partiendo un primer lienzo en el que en 1987 pintaba la escultura de Ariadna traída por Velázquez para Felipe V (se exhibe
en el Museo del Prado), ha creado a través de Laberinto y Trazado espacial
continuo su propio “Hilo de Ariadna”, que del realismo la llevó a la
abstracción geométrica y posteriormente al arte digital, como quedó demostrado
en su Exposición Retrospectiva 1982-2009.
Éstos son sólo algunos ejemplos de mujeres artistas de hoy día que en algún
momento han tratado temas de mitología clásica. Podemos añadir otros muchos
como Belén Franco, Luz de Alvear, Irene Iribarren, Cati Rigo, Concha Moncada,
Cova Sánchez Fontecha, Natividad Cañadas, etc.
LAS INVESTIGADORAS
Entre las mujeres
investigadoras de la Iconografía clásica
hay que destacar algunos casos importantes, como el de Pilar González Serrano,
que tras años de explicar Arte griego y romano en la Universidad Complutense de
Madrid, creó hace más de veinte años el Seminario Iconografía clásica vinculado al
Departamento de Arqueología y de Estudios Clásicos de las Facultades de
Geografía e Historia y de Filología (Dpto. de Griego) de esa Universidad. Todos
estos años se ha celebrado
ininterrumpidamente y ha contando con la participación de destacados profesores
de Universidades españolas y extranjeras. En este Seminario se ha formado una
escuela de expertos iconografístas, la inmensa mayoría son mujeres, autoras de numerosos trabajos y
artículos científicos. Desde la
jubilación de su creadora, en año
2005, se hizo cargo de la dirección del Seminario Isabel Rodríguez López.
Unas y otras -mujeres
creadoras y mujeres investigadoras- son
dos caras de la misma moneda, entre las cuales, en mi opinión, deberían
tenderse puentes que, a día de hoy, no
existen.
Pérséfone de Leticia Arbeteta I. García Torres
1 comentario:
Muy interesante.
María Jesús Soler
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