Julia
Sáez-Angulo
La pasión oculta de Sonsoles de Icaza y
León, la marquesa de Llanzol y de Ramón Serrano Suñer, el que fuera cuñado y
ministro de Franco –ambos casados-, que dio lugar a una hija común, Carmen Díez
de Rivera es el tema de esta novela histórica narrada por la periodista Nieves
Herrero y publicada por la editorial La
Esfera de los Libros.
Se trata de un secreto bien guardado
por la sociedad madrileña de los años 50 y 60. Todo el mundo sabía de la historia
de amantes y todo el mundo callaba por mor de la importancia social de los
personajes. Pero como en los mejores folletines, la historia iba a complicarse
cuando la hija, Carmen Díez de Rivera se enamora de un hijo de Ramón Serrano
Suñer, que era su medio hermano y su ti y un sacerdote le abren los ojos para
que rompa esa relación.
Esta historia la narró la propia Carmen
Díez de Rivera poco antes de morir de su enfermedad tumoral a la periodista Ana
Romero, para que la publicara después de su muerte. Ahora, otra periodista,
Nieves Herrero va más atrás para contar la vida de la marquesa de Llanzol,
guapa y elegante, clienta fiel y amiga del diseñador Cristóbal Balenciaga.
El libro cuenta la historia con
amenidad de principio a fin, con algunas idas y venidas al pasado o al presente
que recuerda el pasado, como al comienzo del libro en el año 1999, cuando
Carmen Díez de Rivera (Madrid, 1942 -1999) cuenta la tarde en que conoció los
lazos sanguíneos con su novio medio hermano, al que tenía que dejar.
Numerosas fotografías de las dos
familias, los marqueses de Llanzol y los Serrano Suñer, con sus hijos durante
la infancia y la juventud. Una amplia bibliografía da cuenta de este caso
social e histórico con tanto contenido dramático.
La duquesa de Llanzol, hermana de la
escritora Carmen de Icaza, “según sus hijas, fue una mujer de muchísimo carácter,
que imponer su voluntad a todos los que la rodeaban. (…) Llegó a poseer más de
cuatrocientos trajes y noventas sombreros de la firma Balenciaga, que hoy están
expuestos en el museo que lleva su nombre del diseñador, en Guetaria, San
Sebastián”, recuerda la autora.
No sería de extrañar que esta historia
se llevar algún día al cine.
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