martes, 23 de septiembre de 2014

Patricio Pron escribe “El libro tachado” sobre incidencias y avatares de los libros







Julia Sáez-Angulo

         Se trata de una historia de la literatura escrita desde el lado de la censura, la falsificación, la ocultación, la destrucción o la tachadura. “El libro tachado” es una historia sobre incidencias y avatares de los libros a través de la historia, escrito por Patricio Pron (1975).

         El libro ha sido publicado por la editorial Turner Noema.

         Libros destruidos, perdidos y mutilados, a la par que sus autores son recluidos, bloqueados, desaparecidos o silenciados… siempre al borde de la catástrofe o el suicidio. Cada uno de estos conceptos merece un apartado en el libro, que aventura unas conclusiones dignas de tenerse en cuenta.

Un libro singular que responde a una investigación rigurosa sobre esta negatividad en el campo literario. El volumen lleva aparejado un índice onomástico que facilita la localización de los autoresy una interesante bibliografía.

         El escritor Félix de Azúa dice: “… al otro lado delespejo están los libros muertos, mutilados, extraviados o prisioneros. Pron ilumina ese camino nocturno y enigmático”. Quizás lo exprese mejor Fernando Broncano cuando escribe: “Doce caras de un poliedro de silencio”

         Una de las citas del libro de David Markson dice: “Páginas manoseadas: leídas una y otra vez. ¿Quién pasó por aquí antes que yo? Todo lo contrario de la ocultación y destrucción de los libros.
         Todavía nos queda la diatriba del supuesto fin de la literatura y la entrada en la industria del entretenimiento. Ciertamente leer en libros ha bajado mucho, muchísimo; la lectura digital en pantalla ha aumentado exponencialmente. Los libreros de viejo y antiguo lo dicen: ahora cuesta mucho más dar salida a los libros porque con el ordenador todo el mundo tiene lectura a mano.

         La disolución de los der3chos de autor en el campo de Internet es otro factor a tener en cuenta.

         Para Azua, “Crisis” es la postura que adopta el arte moderno a medida que va sedimentando la historia de sus propias negaciones. Más que enfrentarse a la muerte de los libros con resignación, hay que afrontarla con “técnicas desafiadoras”. Nos guste o no, el libro electrónico es hoy la gran solución a la lectura; quienes lo abordan, ya no lo sueltan.

        



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