Julia Sáez-Angulo
22.01.15 .- Madrid .- Fantasmas de mi infancia es el título
del poemario de Ángela Reyes, que ha publicado
en Huerga & Fierro Ediciones. Unos versos dedicados “ a mi madre,
que es del sur. Al sur, testigo de mi niñez feliz”.
El
poemario de Ángela Reyes es un reconocimiento y homenaje a la madre, a las
raíces sureñas, con el afecto de la sangre, con el mito del recuerdo y la
preciosita transformación de la memoria en la distancia del tiempo y el espacio.
Se ha
dicho que la verdadera patria del hombre es la infancia; la de Ángela Reyes ha
sido hermosa y valorada. Ella la cantado, siguiendo el aserto de que “sólo se
canta lo que se pierde”. Una infancia vivida en espacio de sol y con afectos de
personas que se aman, principalmente la madre, a quien dedica estos versos: tu cuerpo es un pueblito/ dormido tras la
bruma de los amaneceres.
En el
prefacio del poemario Fantasmas de mi
infancia, la autora señala: “alguien dijo que una infancia feliz sirve para
toda la vida. La mía lo fue, a pesar de vivirla en tiempos de postguerra con
sus consabidas estrecheces y con las heridas aún abiertas, por uno u otro
bando. Al menos en mi familia hubo heridas en los dos lados”.
“He
escrito este poemario desde la nostalgia positiva, con olores, voces, rostros,
nombres y rincones hallados en Granada. Gratos recuerdos vividos con mi amplia
familia andaluza (gaditanos, jienenses y granadinos), en su gran mayoría
mujeres de luto que olían a jabón “Heno de Pravia”: viudas matriarcas llenas de
hijos, con la crucecita colgada al cuello y el cabello muy recogido en un moño,
ni muy alto ni muy bajo, colocado en el centro de la cabeza, en perfecto
equilibrio con sus penas y sus pensamientos. Las matriarcas de mi familia,
viudas o no, valieron por todo un regimiento de infancia”.
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