L.M.A.
El Museo Mayte Spínola en Marmolejo (Jaén) amplía su colección permanente de arte con una obra de Julio Mendoza.
La vida y obra de Julio Mendoza Sánchez es una continua evolución en torno a la fusión del Arte, la Tecnología y la Comunicación. Julio Mendoza, pintor y director de cine, pionero en tecnología digital aplicada a la imagen y al sonido, con amplia base académica, experiencia docente, y dominio de la representación figurativa, desarrolla también periodos de abstracción gestual o geométrica.
Julio Mendoza, resumen biográfico.
Julio Mendoza Sánchez - hijo del pintor y ceramista Julio Mendoza Díaz, "Julius", que nació en Cebreros, Ávila, al igual que el presidente Adolfo Suarez, y fue alumno de Daniel Vázquez Díaz - creció en un entorno artístico, rodeado desde su infancia de la actividad pictórica de su padre y de la producción cerámica en su Manises natal, Valencia, prestigiosa desde la época árabe, directamente influido también por los reconocidos artistas, pintores, escultores y ceramistas Vicente y Manuel Sánchez Algora, hermanos de su madre Teresa Sánchez Algora. La enorme sensibilidad cromática de Julio Mendoza procede de su primer entorno de intensa luz, al igual que otros artistas mediterráneos como Picasso, Miró,Dalí o Sorolla cuya obra han dejado huella en el autor. Ya desde aquella etapa inicial Julio aprende la constante integración de las artes, las técnicas y los oficios artísticos que tanto habrá de cultivar.
En 1980, tras completar con excelente expediente académico los cinco años de Licenciatura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense Madrid, centro dónde posteriormente ejercería como profesor y dónde había ingresado en 1975 con dieciséis años de edad mediante examen de dibujo y pintura, siendo todavía Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, y tras también titularse en Fotografía en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Madrid, el artista orientó su interés hacía tendencias abstractas geométricas ausentes de trazo, multidimensionales lo que le conduciría a la imagen en movimiento, y a la búsqueda de la desmaterialización que le haría explorar las posibilidades creativas del ordenador desde los comienzos de este instrumento, en la actualidad tan establecido en toda actividad. Para ello Julio Mendoza dirigió sus pasos haciaNew York como centro de nuevas tendencias, esquivando intencionalmente la abrumadora influencia clásica de Roma, destino tradicional de anteriores becarios de Bellas Artes, consiguiendo el apoyo de la importante beca de Investigación Artística de la Fundación Juan March.
A su regreso a España en 1986 con dos títulos Master of Fine Arts, en Pintura del Rochester Institute of Technology NY y en Arte y Tecnología del Art Institute of Chicago, introdujo procesos digitales al tratamiento de la imagen, del cine y de la televisión, creando en 1990 su propia productora audiovisual, colaborando intensamente como director de películas y productor con las principales marcas, anunciantes y agencias, interesado por el mensaje comercial en los nuevos medios de comunicación y su influencia en la sociedad actual.
Complementariamente Julio Mendoza ha mostrado un gran interés por los sistemas de enseñanza universitaria de las artes y el transvase cultural entre España y EEUU, habiendo sido becario Fulbright, profesor de Arte Español en el Museo del Prado del Middlebury College, y profesor de Diseño en la Facultad de Bellas Artes de Madrid.
“Combinatoria 1”, claves de la obra en el Museo Mayte Spínola.
Esta obra fue creada por Julio Mendoza en un periodo de abstracción geométrica entre 1980-82, en New York con la beca de la Fundación Juan March. Es una pintura importante y muy significativa en la trayectoria del artista. Con total ausencia de figuración representativa, que domina el pintor tras su estancia académica en Bellas Artes de Madrid, responde perfectamente a su propuesta de investigación artística basada en el interés por la división geométrica del espacio, en este caso rotunda y literalmente matemática, como una secuencia musical.
Esta obra de arte fue pintada en el Instituto de Tecnología de Rochester, New York, un entorno hiper-técnico donde Julio redescubre la confluencia entre razón e intuición, emoción y análisis, arte y tecnología que había intuido desde su adolescencia, y coincide con una herramienta de creación que va a utilizar y experimentar continuamente adelantándose a lo que posteriormente se establece como uno de los instrumentos más influyentes en la evolución de la Humanidad: el ordenador. En esta serie de óleos avanza el puente entre lo matérico y lo virtual, entre el óleo sobre lienzo más clásico, noble y físico y la idea pura representada en la matemática, que desembocaría en el binomio digital, los ceros y unos del sistema binario.
En sus creaciones Julio Mendoza muestra equilibrio y extremos entre la pasión y la racionalidad. Esta “Combinatoria 1” nos presenta de forma rotunda y pura su lado más racional. Con recursos de perspectiva intencionalmente excluidos mantiene latente su pasión por la dimensionalidad. En este cuadro tan plano y sosegado en apariencia, sin el ímpetu del trazo, prevalece la propuesta secuencial temporal, pero con atenta y constante mirada se percibe progresivamente otra resonancia dimensional más mental que óptica. El espectador percibe una lógica absoluta en planos que parecen bailar. Es una progresión de variaciones que contiene implícito el movimiento y por tanto el tiempo, aspectos que interesan a Julio y le convierten en un director de cine en cada cuadro y un pintor en cada película.
Durante el periodo de esta obra, y posteriormente, el autor muestra profundo interés por finitud e infinitud. Concibe cada variable como líneas infinitas y cada elección o acción como un punto opcional en cada línea. Es consciente que con un tiempo finito disponible no se puede representar y percibir infinitas variables. Esta evidencia le lleva a recurrir a máquinas capaces de combinar con enorme rapidez, los ordenadores, si bien el espectador sigue disponiendo de un tiempo limitado de observación de todos los patrones posibles. Julio Mendoza crea este cuadro como una muestra de infinitud, una captura de un instante de lo infinito, una opción en una fórmula de infinitas combinaciones. Una película eterna parada, un fotograma de un sinfín. Esta pasión por el tiempo, su aceleración, deceleración y manipulación llevará a Julio a dirigir películas, donde se incorpora la edición y narrativa en movimiento, manteniendose factores de composición y color, y también le conduce a indagar la técnica holográfica y otras artes del tiempo durante más de dos años en el School of the Art Institute of Chicago.
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