Arqueóloga,
poetisa, narradora e investigadora de historia, María Carmen Gracia Abad (Madrid, 1940) está en posesión del ‘Melero de plata´’,
condecoración que concede la Casa de Guadalajara en Madrid. Poemarios: Siempre (1974), Perfiles
de Ébano (2000), Tiempo sin edad (2010), El templo de la duda (2011), Sinfonía
de palabras (2011) Tarot espejo de la
vida (2014) y el libro de relatos: Al otro lado del espejo (2003). Su obra aparece en
diversas antologías. Poemas suyos han sido traducidos al árabe. Su obra más
representativa es un trabajo de investigación sobre El señorío de Fuentes de
la Alcarría patrocinado por la Diputación de Guadalajara, el Ayuntamiento
de Brihuga, Ibercaja y la Asociación El Arco. Varios premios recibidos en
España y Portugal. Interviene en la exposición de poemas póster de St.
Thomas University Fredericton, New Brunswick, Canadá. Ha sido pregonera de la Navidad
en Brihuega (Guadalajara) (2005) y Casa de Guadalajara en Madrid (2014). Cofundadora
del Grupo Literario Tintaviva, coordinadora del mismo durante cinco años y miembro
de la Asociación Boadilla Troquel. En 2013 es nombrada directora de
Tertulia Poética “José Antonio Ochaíta” de la Casa de Guadalajara en Madrid.
POEMAS
EL CABRERO DE MI PUEBLO
Muy temprano sonaba el silbo del cabrero,
hechura de hombre enjuto, caminar
sosegado, cansina mirada, ser austero,
siempre el zurrón al hombro sin atar
y cayado arrugado, amigo y compañero
en su trote por montes, dehesas y así atenuar
resbalones con piedras y matojos. Romero,
tomillo, mejorana hacen su andar
por áridos parajes más dulce y placentero.
El pastor marcha sólo en su trotar,
le acompaña su perro Luna, fiel cancerbero,
aliviando con juegos su paciente aguantar.
Las cabras ramonean, piden abrevadero,
dan al paisaje trova en su balar
y un colorido grato, limpio respiradero,
que anima la rutina del marchar.
El aire trae dejo de guindo y limonero
a la par que se escucha a las aves trinar.
INCENDIO EN EL MONTE
Llovieron lenguas,
lenguas de salvajismo,
de escocidas palabras,
de pútrido jolgorio.
El monte
con los pechos secos de verde
recibe las succiones
de troncos despoblados
y ramas yertas.
Abejas circulan hincadas en bastones
sobre tejados ilusorios,
los grillos penitentes
no chistan,
los pájaros planean cojos
hacia el hangar,
conejos desdentados
escupen grietas.
El musgo,
hogaza desmigada
a la deriva.
Desconsoladas sierpes
relamen la mutilación.
Un
latido de coraje desmarca a Tánatos.
Del
cadalso no pende nadie.
María Carmen Gracia
1 comentario:
El segundo Poema es precioso, May. Gracias a ti y también a Julia por hhaberte invitado.Besos, Trini
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