Julia
Sáez-Angulo
Madrid,
12.05.2016 .- Las pintoras del Grupo del Sol se han reunido al completo en la
Casa del Sol – siempre en miércoles- para celebrar el día de la madre. No sólo
de arte vive el hombre y la mujer, por lo que en este caso, se han reunido para
saborear la gastronomía sin dejar de conversar sobre las artes. Ana Queral,
como de costumbre, ejerció de anfitriona cálida y cordial, al tiempo que recordaba
su serie de pinturas sobre el Quijote, expuesta en el Museo de Guanajuato de la
que hablará en la tertulia Peñaltar de Madrid, que le ofrecerá un homenaje por
su trayectoria el próximo día 26 de mayo
de 2016, a las 20 horas.
En el
largo comedor de la Casa del Sol, ornado por grandes abstracciones cromáticas,
se aposentaron: Beatriz Márquez, Mercedes Cañizo, Cuchi de Osma, Elisa Mancini,
Rina Agranatti, Celia Argüello, Adelina Covián y Charo González. Como invitadas
especiales: la pintora María Jesús de Frutos; la periodista Julia Sáez-Angulo y
la terapeuta albanesa Elsa Leba.
La
sonrisa y la palabra se sucedían en el ágape. Mercedes Cañizo tenía el proyecto más inmediato: su exposición de
pinturas y diseño de joyas en el Ateneo de Madrid, que se inaugura el próximo jueves día
19 de mayo.
Cuchi de Osma, la pintora de las
hortensias, recién llegada de la isla de Ibiza, lucía un semblante radiante y
feliz. Su exposición sigue permanente en el Hotel Castellana de Madrid.
Adelina Covián hablaba de sus últimos paisajes de nieve, muy celebrados por los coleccionistas. Su deseo es hacer una subasta con sus cuadros en favor de los niños del padre Ángel, que es asturiano como ella.
Adelina Covián hablaba de sus últimos paisajes de nieve, muy celebrados por los coleccionistas. Su deseo es hacer una subasta con sus cuadros en favor de los niños del padre Ángel, que es asturiano como ella.
Beatriz Márquez, la pintora mexicana de
los caballos, contó entusiasmada la lectura de Las rosas de Stalin, novela histórica de Mónika Zgustova, debatida
en un Club de lectura de altura en la dirección, según la propia mexicana.
A la
bella Celia Argüello, Ana Queral la
calificó de “pintora afrutada”, para regocijo general. Rina Agranatti habló del número 13, como número grato en la
cultura judía, por cuanto los varones pasan al mundo adulto al cumplir 13 años
y se celebra con una fiesta. Éramos 13 en la mesa. Racionalistas todas, nadie
se inmutaba.
La
italiana/española Elisa Mancini
sigue pintando su serie de Madonnas y confía exponerlas en Madrid, seguramente en la
Capilla de la Fe de la calle Atocha. Su reciente novela está en su editorial
napolitana pendiente de salir al mercado.
María Jesús de Frutos se trae entre manos el retrato de una niña. El
catálogo de su exposición en la Casa de Vacas, con sus figuras y personajes de
tango y milonga, gustó a sus colegas.
Se
abrió un debate sobre la ignorancia y Beatriz
Márquez, muy jurídica ella, recuerda que “la ignorancia de la ley no exime de su
cumplimiento”. “La ignorancia vencible
es un pecado grave”, alega la anfitriona muy filosófica. “No saber quien eres,
no saber a donde vas, de donde vienes o en qué has fallado… Hay que aceptar los
propios errores”.
El
jardín de la Casa del Sol relucía como un espejo con el brillo de la lluvia.
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