El Círculo de Bellas Artes, junto con Acción Cultural Española, analiza una
obra narrativa fundamental de la segunda mitad del siglo pasado.
Sala Goya
10.10.16>29.01.16
60 años de caballero
L.M.A.
El 14 de mayo de 1956 se publicó la historieta
“A sangre y fuego”, con dibujos
de Miguel Ambrosio Zaragoza “Ambrós”, un precio de 1,25 pesetas y una tirada inicial
de 30.000 ejemplares. Así vio la luz el encargo que la editorial Bruguera le hizo al
guionista Víctor Mora: crear una serie de historias de aventura, protagonizadas por un
personaje de corte histórico.
Entre El príncipe Valiente, de Harold R. Foster, e Ivanhoe,
de Walter Scott, hace sesenta años apareció por primera vez el Capitán Trueno.
Mora situó a su nuevo personaje en la Edad Media (en aquellos años 50, en España se
estrenaban películas de aventuras medievales), y le rodeó de unos compañeros de
viaje que recorrieron con él el mundo en busca de aventuras: Goliath (el otrora
leñador, de gran fuerza física, y dos pasiones: la comida y las broncas), Crispín (ágil y
valiente, la réplica de Goliath, futuro escudero de Trueno, inquieto y donjuán en
ciernes) y Sigrid (la eterna novia de Trueno que, lejos de esperar en el balcón que se
precie la llegada de su amado, participa con ellos en diversas aventuras; gran carácter
y singular destreza con la espada).
Las aventuras de este grupo pronto situaron al Capitán Trueno como el gran héroe
para varias generaciones de niños que crecieron con él. Fue el cómic más vendido de la
historia de España, con dos series que vendían 350.000 ejemplares a la semana, un
millón cada mes. Éxito que tuvo un gran eco en forma de imitadores, que traspasó
fronteras y que se vendió en varios países europeos e iberoamericanos, convirtiéndose
en uno de los primeros productos culturales españoles “digno” de exportarse.
el éxito
Obviando la parte inexplicable de cualquier triunfo (y que algunos, empeñados
en nombrar, llaman suerte), sí cabe el análisis de algunas cuestiones que nos ayuden a
entender lo que sin duda es una de las referencias ineludibles en la cultura popular
española de la segunda mitad del siglo XX.
Y a este éxito, desconocido hasta entonces,
va ligada la personalidad con la que se dotó al héroe. El Capitán Trueno es un hombre
de acción y paradigma del altruismo solidario. Un caballero defensor de pueblos
oprimidos, castigador de tiranos. Esta lucha constante por grandes ideales como la
justicia, la libertad y la paz, a través de la aventura (y el tono cómico con que se
contaba), ya es lo suficientemente atractivo, como para que miles de jóvenes
devorasen las entregas semanales.
Que el aliento de la censura estuviera detrás de cada número, sin duda también sumó
adeptos. Una censura, en pleno régimen franquista, obsesionada con la idea de
ensalzar la victoria sobre el agnóstico y el ateo, y con propugnar los valores del
catolicismo más ortodoxo. A pesar de situaciones ridículas con esta censura, con las
que Trueno tuvo que claudicar, lo cierto es que supo mantener un discurso social y
político en el que se transmiten mensajes que poco o nada coinciden con la ideología
dominante y su gobierno.
Abrir las páginas del Capitán Trueno era asomarse al mundo, lo que, muy
probablemente, también contribuyó al éxito del cómic. Un mundo que entraba en
unas cuantas páginas (y miles de cabezas), en forma de referencias literarias,
descripciones arquitectónicas y anacrónicas invenciones y técnicas.
Tres universos temáticos
Llegamos así a tres universos temáticos e iconográficos del cómic español más popular;
los tres espacios (literatura, arquitectura y técnica) objeto de análisis en la exposición
que presenta el Círculo de Bellas Artes.
la exposición
El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe, compuesta por más de un centenar de
dibujos (viñetas, cuadernillos, material autógrafo…) y ediciones completas originales,
ofrece una lectura del cómic novedosa hasta ahora.
Un primer estudio nos situará
frente a las referencias literarias que se recogen en tantas páginas de la historieta.
Literatura incrustada en las tramas que viven los personajes y que nos hace regresar a
las sagas nórdicas, Las mil y una noches o la Epopeya de Gilgamesh.
“…las mitologías griega, egipcia o escandinava (tanto Eddas como sagas), la Epopeya
de Gilgamesh, la moderna literatura de Verne, o el pathos romántico de Dumas, o de
Scott, pero también de Kipling o de Doyle, de Poe, Grimm o Schiller, de London o de
Stevenson, de Shakespeare, de Swift o de Carroll, de Melville, de Cervantes o Rabelais,
de Conrad, de Salgari…, o la tragedia griega, o Platón, Las mil y una noches, El cantar
de los nibelungos, Beowulf o el Libro de las maravillas de Marco Polo; también, y no de
escasa importancia, la poco transitada hoy crónica de los descubrimientos, desde los
diarios de Cristóbal Colón, cuya transmisión es atribuida a Fray Bartolomé de las Casas
con el título Libro de la primera navegación y descubrimiento de las Indias, hasta los
relatos de Gonzalo Fernández de Oviedo, Bernal Díaz del Castillo o Francisco López de
Gómara14.
Una imponente secuencia (y hay más) de hallazgos, estrenos e
inauguraciones. Quizá muchos lectores, en su momento párvulos, comprobaran, con
tiempo y el hábito (de la lectura) que ya habían visitado, siquiera por un instante,
algunos meandros del gran río de la literatura”.
Patxi Lanceros
Rastros, huellas, marcas…
El inmenso caudal del relato
(El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe. 2016)
La arquitectura es el segundo bloque objeto de reflexión en la muestra. Seguramente,
muchos de aquellos primeros lectores se acercaron por primera vez a espacios como la
Gran Muralla China, las pirámides de Egipto o las pirámides y mastabas persas o
aztecas, la arquitectura inca, pero también la ciudad o la aldea medieval europea,
oriental, africana o australiana a través de las páginas del cómic.
Y, junto a éstos, otros
espacios arquitectónicos engañosos, que también desempeñan un importante papel
en la narración.
“La firmitas de estos edificios se ve continuamente comprometida por toda una serie de
ingeniosos dispositivos que, si en algunos casos constituyen vías de escape (desde los
innumerables y oportunos pasadizos secretos hasta, por ejemplo, los sillares que, en
Cautivos de Erik, núm. 65, se mueven y permiten huir a nuestros héroes, en una cita
transparente de El conde de Montecristo), las más de las veces son una refinada
plasmación arquitectónica de la infinita astucia del mal.
Así, muchas de las escaleras
no son simples elementos de comunicación, sino escalinatas ocultas (un ejemplo
particularmente logrado en cuanto a su impacto visual: la tan vertiginosa como poco
verosímil escalera abierta en el interior del tronco de un árbol en La voz de Zankú, núm.
86), que descienden a abismos peligrosos o que hacen posible la huida del tirano”.
“Y entre estas arquitecturas, que con frecuencia tienen más de territorio peligroso o de
espacio incierto que de refugio seguro, las que con mayor presencia destacan en las
peripecias del Capitán Trueno son, como no podía ser de otro modo, las directamente
relacionadas con el ambiente histórico del que emana nuestro personaje, es decir, el
contexto de la Europa de las Cruzadas, poblada de castillos feudales, por un lado, y de
arquitecturas islámicas, por otro”.
Juan Calatrava
Edificios para la aventura
(El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe. 2016)
Finalmente, llegamos al tercer gran espacio temático. El que analiza los inventos y las
técnicas. Este aspecto, eficaz y anacrónico, es utilizado en la narración tanto en su
variante destructiva (cañones, pólvora…), como condición para que la historia pudiera
desarrollarse tal y como la conocemos (un globo aerostático, dos siglos anticipado, es
la solución necesaria para que Trueno y sus amigos recorran el mundo).
“… sería sorprendente que en una serie de historias como la de El Capitán Trueno no
hubieran aparecido algunos de esos artefactos tecnológicos, no importa que viviese a
comienzos del siglo XII, en la Edad Media, a la que con demasiada frecuencia y no
siempre exactitud se la ha calificado de «Oscura», por haber sido una época en la que
supuestamente la humanidad avanzó poco”.
José Manuel Sánchez Ron
Anacronismo y tecnología
(El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe. 2016)
catálogo
Complementando la exposición, el CBA ha editado el catálogo El Capitán
Trueno. Tras los pasos del héroe. El prólogo está firmado por Patxi Lanceros, profesor
de Filosofía Política y de Teoría de la Cultura en la Universidad de Deusto (Bilbao).
Comisario de la exposición, Lanceros es también el autor del texto Rastros, huellas,
marcas…
El inmenso caudal del relato, en el que analiza las referencias literarias que se
encuentran en el cómic.
El catálogo incluye también los artículos de Juan Calatrava (profesor de Historia de la
Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de
Arquitectura de Granada) y José Manuel Sánchez Ron
(físico y académico de la RAE): Edificios para la
aventura y Anacronismo y tecnología, respectivamente.
Calatrava repasa y analiza las construcciones, reales y
ficticias, que aparecen en la historieta. Sánchez Ron, los
múltiples inventos y técnicas.
Además, el libro dedica un apartado a las portadas de
Antonio Bernal, y reproduce también los dos
cuadernillos completos que se pueden ver en la
exposición:
¡Peligro a la orden! (con guion de Víctor
Mora y dibujos de Ambrós) y Zargoff el belicoso (que
contiene dibujos de Paco Nájera y el último guion de
Víctor Mora).
actividades paralelas
El Cine Estudio del Círculo ha programado un ciclo de cine clásico y moderno de
aventuras, especialmente enfocado al tratamiento que la materia artúrica ha tenido en
el cine. Una de las principales influencias de las historias del Capitán Trueno es el
Príncipe Valiente de Hal Foster, que empezó a publicarse en los Estados Unidos en
1937, y que a su vez estaba inspirado en el ciclo artúrico.
El tratamiento que el cine ha
dado a esta materia ha sido muy amplio desde los inicios del cine mudo hasta el cine
de vanguardia y contemporáneo, pasando por las parodias y hasta la animación. El
Cine Estudio programa una pequeña pero significativa muestra de algunas de las
grandes películas artúricas de la historia del cine.
Algunos de esos títulos: El príncipe
valiente (Henry Hathaway, 1954), Perceval, el galo (Éric Rohmer, 1978) o Merlín
(Adolpho Arrieta, 1990).
Además, Los lunes, al Círculo dedicará sus primeras conferencias al mundo del cómic.
Estas citas con la reflexión y la discusión que abrimos al público cada lunes (y de
entrada libre), se inauguran esta temporada con la conversación entre Patxi Lanceros y
José Antonio Ortega Anguiano. Vinculadas también a la exposición, celebraremos las
siguientes conferencias, en colaboración con la Asociación Española de Amigos del
Cómic:
17.10.16 (19.30h.)
Cómic impro. Inaki Miranda y Alejandro Xermánico (dibujantes en DC Comics)
realizarán un cómic improvisado según las indicaciones del público.
24.10.16 (19.30h.)
Clase magistral a cargo del dibujante Carlos Pacheco.
7.11.16 (19.30h.)
Pictionary gigante. Se trasladará el juego de mesa al espacio expositivo. Los
dibujantes Kenny Ruiz y Tirso Cons liderarán cada uno de los equipos participantes.
El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe
Sala Goya
10.10.16>29.01.16
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