Madrid, 20.02.17 .-
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María
Antonia García de León Álvarez (Torralba de Calatrava. Ciudad Real, 1954),
residente en Madrid, escritora y socióloga (Profesora Emérita de la Universidad
Complutense de Madrid). Es pionera en la bibliografía española por
su contribución al estudio sociológico de las mujeres élites
profesionales. Cuenta con más de 20 libros publicados y más de 50 artículos
sobre mujeres élites profesionales.
En
el campo de la poesía, ha publicado Poemas al ritmo de las
estaciones, los días y el amor, (Ed. Cuadernos del Laberinto,
Madrid, 2011 (prólogo de Nuria Claver) “A trescientos kilómetros
por hora” (2012), en la misma editorial. Per Se (2013),
entre otros poemarios. Su más reciente obra es El yo
conquistado (Huerga y Fierro, Madrid,2016). Participa en dos
antologías recientes de poetas: Enésima Hoja, y Atlas.
Asimismo ha sido seleccionada para la Antología del 2013,
2014, 2015 de la Fundación Orola. Ha sido ganadora del Premio de Poesía “La
flor del almendro” (Salamanca, 2013).
Ha
dado numerosos recitales de poesía. Está casada y tiene un hijo.
¿Qué está usted escribiendo ahora?
Ha nacido el nuevo año (2017) con unas criaturas literarias que están
saliendo a la luz pública, que me han dado mucha satisfacción. Dos de ellas,
inician un proyecto que titulo Desde mi Torre de Adobe, que se han
concretado en estas dos obras de poesía: Desde mi Torre de Adobe en La
Habana, la primera, y Cernuda,
el pájaro pardo, la guacamaya, mi abuela Umbelina y yo (Desde mi Torre de Adobe
en México) la segunda. Editadas
ambas por SIAL (Madrid).
Mi proyecto consiste en la creación de
territorios literarios allá donde la inspiración y la vida me lleven.
Sin embargo, como mi querido Señor de Montaigne, mi Torre es un
observatorio desde el cual puedo observar el mundo con una perspectiva amplia y
distanciada. Desde ella también hablo de la existencia, de la sociedad, de
hombres y mujeres, y de tantos otros temas que mi curiosidad tanto personal
como académica me suscitan cada día y cada momento.
El año ha nacido además con un libro titulado Casa de Fieras
(Huerga y Fierro, 2017), libro de poemas feministas que ahora ve la luz en
distintas presentaciones tanto en Madrid como fuera.
Todas estas obras, lógicamente, no nacen de súbito. Se han acumulado
por atrasos editoriales y otras circunstancias.
La actividad que conllevan las presentaciones de estas obras más la
preparación de una exposición de mi obra pictórica en el mes de Marzo, me
impiden la tranquilidad para la escritura, que no obstante, es una actividad
diaria, constante, como el oxígeno que respiro.
¿Cuáles son las constantes de su poesía?
Es difícil diseccionarlas por la propia creadora, pero voy a intentarlo
de una forma telegramática, destacando estas tres constantes:
Los asuntos existenciales (a pura vida)
La épica del cambio social de las mujeres
La América española, como la llamaba entrañablemente Rubén
Darío.
Dicho de otra manera, el Yo, las mujeres, y la lengua española ligada a
mi vocación de Americanista.
Si hablo del tono de mi poesía, del élan vital, más que de los
temas, diría que es la alegría lo que la recorre. Cosa que, al parecer, no
suele ser la tónica general y marca una diferencia en poesía. La tristeza, la
melancolía…, según los estudiosos han solido ser la dominancia en la lírica.
Por decirlo en breve, hay muy pocos poetas a lo Walt Whitman.
Tampoco en mi poesía se encontrarán lo que llamo, con ironía fílmica, poemas
de cama y ensayo. Detesto la explicitud en materia de eros,
igualmente me aburre lo increíble ver la descripción llena de exclamaciones del
poema llamado amoroso. Arrastra tanto tópico como si nos entretuviéramos
en describir la digestión gástrica que cada uno repite con operaciones y
sensaciones similares.
Añado que para mí, la poesía es terapéutica. La poesía es mi psicoanalista.
Tengo la suerte de tener tan buen profesional siempre a mano y sin coste.
¿Qué géneros literarios prefiere?
Todos. Soy cien por cien un ser libresco y un animal cultural. Siempre
me recuerdo leyendo. ¿Cómo no recordar aquí a Jorge Luis Borges? Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de
biblioteca. Como él, yo puedo decir que he
estado en el paraíso cuando mi actividad académica me ha llevado a trabajar a
las grandes bibliotecas norteamericanas (UC Berkeley, por ejemplo).
A
lo largo del camino, desaparecen de mi vida algunos géneros, tal es el caso de
la novela que de tal manera me absorbió en mi adolescencia (aborrescencia,
término que he acuñado para algún poema).
Sin
embargo, la biografía, autobiografía, diarios… (la Escritura del Yo) no
dejan nunca de acompañarme. Si un diablo cojuelo entrara por el tejado de mi
casa y sobrevolara mi biblioteca, vería que está plagada de ese género, del
cual también he escrito desde la sociología. Por ejemplo, el primer ensayo
biográfico que se escribió sobre Pedro Almodóvar; también desde los estudios de
Género, la obra Rebeldes Ilustradas (La otra Transición). En este último
ensayo, trazo una especie de memoria intelectual mía con lecturas y autores de
referencia en mi formación, además de la intensa vida que llevé bajo el periodo
de la Transición.
Hoy
por hoy, la poesía se ha adueñado de mi corazón, y es lo que leo sin cesar.
Más
la prensa, me considero una especie de termita devoradora de periódicos.
¿Qué está leyendo ahora?
Leo
varias antologías de mujeres poetas que acaban de salir al mercado, casi al
mismo tiempo que se publicó la que coordiné junto con otras dos poetas (M.
Salvador y M. Sangüesa), Bajo la estrella, el viento (Huerga y Fierro,
2016). Esta obra reunió a 34 poetas de las dos orillas, lo cual me ha
aficionado a leer poetas de Hispanoamérica (Fina García Marruz, Dulce María
Loynaz, Carmen Berenguer, Angelina Muñiz-Huberman, entre tantas excelentes
poetas de aquel continente, con el que tan unida me siento).
También
los poetas de Hispanoamérica los tengo por maestros: Gastón Baquero, Eliseo
Bayo, Gonzalo Rojas, el venezolano Cadenas, y tantos otros.
¡Ah,
la pasión por América!
Va
de suyo que estoy haciendo un flash momentáneo, del hoy y ahora, por
ello deben quedar excusadas lecturas clásicas que siempre acompañan y las
consabidas omisiones, amén del día a día con los magníficos poetas españoles,
hombres y mujeres que me acompañan, que son mi hábitat.
¿Qué le gusta más, leer o escribir?
Las
dos actividades a un tiempo.
Escribo-leo
/ Leo-escribo. Valga la exageración, pero es así.
Sin
embargo, a veces, deliberadamente entro en dique seco lector, cuando estoy
escribiendo con intensidad, o cerrando una obra. Entonces todas las voces
molestan, hay que guardar silencio, ayuno, para que nazca con pureza el
pensamiento propio, y escuche al escribir mi voz genuina.
¿Cuál es el primer libro (o los primeros) que recuerda
que le cautivó a usted?
Mi
memoria trae a colación un libro maravilloso, y que además lo quiero citar
porque nunca lo veo mencionado. Se trata de Robinson Suizo, sólo una vez
lo vi citado y ensalzado por el director de cine Gonzalo Suárez.
Otro
caso muy similar es la fabulosa enciclopedia que leía en la infancia: El
Tesoro de la Juventud (¡tenía de todo, un auténtico tesoro!) Sólo la he
visto celebrada como libro de infancia por el filósofo Fernando Sabater.
Igualmente
me encantó leer las aventuras de la niña traviesa Mari Pepa, que además
tenía unas ilustraciones preciosas y recortables. Heroína infantil poco citada.
Ahorro
extenderme en los lugares comunes de Celia, Antoñita la Fantástica,
Mujercitas…, archicitados siempre como literatura juvenil.
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Jo,
la heroína celebrada de Mujercitas, parece que ha sido la piedra de
toque de la vocación literaria de muchas escritoras (he leído numerosos
testimonios al respecto). A mí también me tocó.
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