jueves, 23 de marzo de 2017

“Cela - Literatura y arte. La pintura a través de “Papeles de Son Armadans”, exposición comisariada por María Toral en el Círculo de Bellas Artes de Madrid










L.M.A.

Video: 

https://mail.google.com/mail/ca/u/0/#search/cela/15a85733cf75e43b?projector=1


“Cela - Literatura y arte. La pintura a través de “Papeles de Son Armadans” es el título de la exposición comisariada por María Toral en la Sala Minerva del Círculo de Bellas Artes de Madrid, en colaboración con el hijo del escritor, Camilo Cela Conde y la Fundación Charo y Camilo José Cela en Mallorca. Juan Barja, director del CBA reclamó en la presentación un patrocinio público o privado para publicar todos los números de la revista en una edición facsímil.

Junto a la exposición, un video documental presenta numerosos testimonios orales sobre el premio Nobel. La muestra permanecerá abierta hasta el 21 de mayo de 2017. 

         La exposición recuerda que: “La revista creada por Camilo José Cela, Papeles de Son Armadans, publicó varios números especiales. Entre ellos destacan los que el escritor dedicó a sus amigos artistas: Joan Miró, Pablo Picasso o los integrantes del grupo El Paso. Las ediciones de la revista se vieron complementadas por las publicaciones de distintos libros  como el de Miró, Dibujos y litografías y poco después los tres que surgían de la colaboración entre Picasso y Cela: Trozo de piel, Dibujos y escritos y Gavilla de fábulas sin amor.

Papeles de Son Armadans dedicó su nº XXXVII al grupo El Paso. Contenía cuatro “dibujos infantiles” inéditos de Pablo Picasso, una dedicatoria de Joan Miró, otra de Vicente Escudero, e ilustraciones de los integrantes de El Paso, además del “Manifiesto definitivo” del grupo que se publicaba por vez primera.

Al año siguiente la revista recogió los versos escritos por los participantes en las Conversaciones poéticas de Formentor. Ese poemario de Formentor fue ilustrado por obras creadas para la ocasión del propio Cela, Canogar, Millares,  Tàpies, Saura o Viola. La portada salió de los pinceles de Joan Miró.

Esta exposición  supone una ocasión única para que el publico pueda conocer una faceta más desconocida del escritor .La literatura y las artes plásticas han tenido pocas veces una unión tan eficaz y sorprendente como la lograda a través de las páginas de Papeles de Son Armadans.





CJC y Picasso

Camilo José Cela y Picasso estuvieron juntos pocas veces. Pero se querían de veras. Pudieron convertirse en enemigos feroces; al fin y al cabo los dos eran demasiado parecidos para llevarse bien. Pero ambos asumieron sus respectivos papeles con cierta facilidad.
CJC viajó a Cannes el 31 de julio de 1958 con la pretensión de ver a Picasso, pero desde el comienzo las cosas se torcieron. Cuatro cartas enviadas a Charo desde el hotel Mont-Fleury cuentan los problemas por los que pasó hasta que se le abrieron las puertas de la casa del pintor. Pero a partir de ese momento las cosas rodaron bien. CJC le contó a Picasso que Papeles de Son Armadans iba a sacar un número especial dedicado a él. En el mes de junio de 1960, con ocasión de su segundo viaje a La Californie, Camilo José Cela se presentó con los pliegos del número extraordinario. De allí salieron tres libros más y numerosas ceras que se enseñan en esta muestra.

Hay una foto histórica de Picasso dando de comer a CJC a la boca con una bandeja llena de patatas en la mano. El pintor se ríe de veras; nadie, hasta entonces, le había pedido algo semejante. Pero el viejo y desconfiado zorro todavía hizo una prueba más. Acabadas las patatas y el resto de la comida, le dijo al escritor:
—Yo me voy a dormir la siesta. Si te aburres, echa un vistazo a esa carpeta y quédate con lo que quieras.
La carpeta estaba llena de dibujos de Picasso, casi todos ellos firmados. Pero CJC no cayó en la trampa. Picasso, al levantarse y ver que en la carpeta seguían todos, le dijo enseguida:
—¿Qué pasa? ¿No te ha gustado ninguno?
Los dos se miraron, por un instante, midiendo cada uno en los ojos del otro hasta qué punto se había entendido el juego. Ambos sabían que si CJC hubiera cogido un dibujo, el que fuese, su visita habría terminado en ese mismo instante.


CJC y Miró

La relación entre Miró y CJC no fue cotidiana pero sí mucho más intensa de lo que cabría suponer. Se trataba de un caso de admiración y respeto mutuos.
Joan Miró mostraba un candor infantil a todas horas, ligado a su timidez omnipresente. Le encantaba ver el contraste de CJC abriéndose camino por el mundo con la seguridad de un rompehielos durante la primavera boreal.
El primer número de homenaje de Papeles de Son Armadans se dedicó a Joan Miró. Luego siguieron el libro Dibujos y litografías y las portadas a que hizo Miró tanto para el ejemplar dedicado al Poemario de Formentor como para el homenaje a la propia revista aparecido tras el cierre de ésta.

Sin olvidar el episodio del cuadro rasgado, el falso Miró pintado por Viola que el escritor apuñaló, Charo cosió y Miró pintó de nuevo por encima narrando la historia en la parte trasera del lienzo.
El homenaje de Papeles debía comenzar por una entrevista pero Joan Miró era un personaje al que no se podía entrevistar. Ante cualquier pregunta se quedaba pensativo un buen rato y luego contestaba con un monosílabo (¿Sí?, ¡Ah!, Uf...).

En la conversación con CJC de Papeles, Joan Miró muestra en comunicativo, ingenioso y hasta brillante. Cuando CJC le enseñó las pruebas de imprenta, el pintor se quedó maravillado y contentísimo. Es una entrevista magnífica. Y puede serlo porque tanto las preguntas como las respuestas son del propio CJC. El escritor le interrogaba, esperaba un rato, le sugería por dónde salir, y Miró, muy aliviado, decía que sí afirmando de manera vehemente con la cabeza.
La fórmula resultó tan eficaz que Miró le pidió a CJC si no le podía echar una mano alguna que otra vez con otras entrevistas que le pedían desde todo el mundo. No se sabe en qué quedaron al fin.

El falso Chagall

CJC conoció a través de su hermana Ana a un amigo de Chagall, Gabriel Dereppe. Al saber que volvía a París, CJC le pidió que se llevara el cuadro pintado en realidad por Manuel Viola para que el pintor certificase que se trataba de un original. Tal vez para prestar credibilidad a la treta, CJC preparó un contrato que le obligó a firmar al señor Dereppe comprometiéndose a devolver la tela en el plazo de veinticinco días, o, de lo contrario, a abonar doscientas cincuenta mil pesetas, una fortuna inmensa entonces. Se conserva el documento que, a los efectos legales, lleva la fecha (20 de octubre de 1959), el número de pasaporte del emisario (Passeport 2.701 Francés, así, en hermandad de lenguas), y el detalle del hotel en el que se albergaba Dereppe (hotel Menfis, Madrid).

Cuando, una vez en París, Chagall vio el cuadro, el anciano y malhumorado genio tomó un pincel y escribió, con grandes trazos, «C'est un faux», firmando luego, también a lo largo de la tela, «Marc Chagall», y añadiendo por si cupiera todavía duda alguna «la signature est fausse» ( la firma es falsa).

CJC y el informalismo

Papeles de Son Armadans publicó números extraordinarios dedicados a Tàpies o el Grupo el Paso, principales representantes del Informalismo en nuestro país.

Además Viola, Millares y Canogar colaboraron también con la revista mediante dibujos para el número dedicado al Poemario de Formentor.
De todos ellos, fue con Manuel Viola con quien CJC tuvo una relación más estrecha, ya que además de ser grandes amigos, eran vecinos en sus casas de Ríos Rosas 54 en Madrid . Manuel Viola era capaz de pintar chagalls, kandinskys y modiglianis tan bellos como los originales. No copiaba jamás ningún cuadro; se limitaba a pintar «a la manera de» y los resultados eran sorprendentes. Viola hizo para CJC numerosos cuadrod,entre ellos un Miró y un Chagall ( presente en la muestra) que forman parte de la historia artística de la creación en la postguerra española.


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