L.M.A.
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https://mail.google.com/mail/ca/u/0/#search/cela/15a85733cf75e43b?projector=1
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“Cela -
Literatura y arte. La pintura a través de “Papeles de Son Armadans” es el
título de la exposición comisariada por María Toral en la Sala Minerva del
Círculo de Bellas Artes de Madrid, en colaboración con el hijo del escritor,
Camilo Cela Conde y la Fundación Charo y Camilo José Cela en Mallorca. Juan
Barja, director del CBA reclamó en la presentación un patrocinio público o
privado para publicar todos los números de la revista en una edición facsímil.
Junto a la exposición, un video documental presenta numerosos testimonios orales sobre el premio Nobel. La
muestra permanecerá abierta hasta el 21 de mayo de 2017.
La exposición recuerda que: “La revista
creada por Camilo José Cela, Papeles de
Son Armadans, publicó varios números especiales. Entre ellos destacan los
que el escritor dedicó a sus amigos artistas: Joan Miró, Pablo Picasso o los
integrantes del grupo El Paso. Las ediciones de la revista se vieron
complementadas por las publicaciones de distintos libros como el de Miró, Dibujos y litografías y poco después los tres que surgían de la
colaboración entre Picasso y Cela: Trozo de piel, Dibujos y escritos
y Gavilla de fábulas sin amor.
Papeles de Son Armadans dedicó
su nº XXXVII al grupo
El Paso. Contenía cuatro “dibujos infantiles” inéditos de Pablo Picasso, una
dedicatoria de Joan Miró, otra de Vicente Escudero, e ilustraciones de los integrantes
de El Paso, además del “Manifiesto definitivo” del grupo que se publicaba por
vez primera.
Al
año siguiente la revista recogió los versos escritos por los participantes en
las Conversaciones poéticas de Formentor. Ese poemario de Formentor fue ilustrado
por obras creadas para la ocasión del propio Cela, Canogar, Millares, Tàpies, Saura o Viola. La portada salió de
los pinceles de Joan Miró.
Esta
exposición supone una ocasión única para
que el publico pueda conocer una faceta más desconocida del escritor .La
literatura y las artes plásticas han tenido pocas veces una unión tan eficaz y
sorprendente como la lograda a través de las páginas de Papeles de Son Armadans.
CJC y Picasso
Camilo
José Cela y Picasso estuvieron juntos pocas veces. Pero se querían de veras.
Pudieron convertirse en enemigos feroces; al fin y al cabo los dos eran
demasiado parecidos para llevarse bien. Pero ambos asumieron sus respectivos
papeles con cierta facilidad.
CJC
viajó a Cannes el 31 de julio de 1958 con la pretensión de ver a Picasso, pero
desde el comienzo las cosas se torcieron. Cuatro cartas enviadas a Charo desde
el hotel Mont-Fleury cuentan los problemas por los que pasó hasta que se le
abrieron las puertas de la casa del pintor. Pero a partir de ese momento las
cosas rodaron bien. CJC le contó a Picasso que Papeles de Son Armadans
iba a sacar un número especial dedicado a él. En el mes de junio de 1960, con ocasión
de su segundo viaje a La Californie, Camilo José Cela se presentó con los
pliegos del número extraordinario. De allí salieron tres libros más y numerosas
ceras que se enseñan en esta muestra.
Hay una
foto histórica de Picasso dando de comer a CJC a la boca con una bandeja llena
de patatas en la mano. El pintor se ríe de veras; nadie, hasta entonces, le
había pedido algo semejante. Pero el viejo y desconfiado zorro todavía hizo una
prueba más. Acabadas las patatas y el resto de la comida, le dijo al escritor:
—Yo me
voy a dormir la siesta. Si te aburres, echa un vistazo a esa carpeta y quédate
con lo que quieras.
La
carpeta estaba llena de dibujos de Picasso, casi todos ellos firmados. Pero CJC
no cayó en la trampa. Picasso, al levantarse y ver que en la carpeta seguían
todos, le dijo enseguida:
—¿Qué
pasa? ¿No te ha gustado ninguno?
Los dos
se miraron, por un instante, midiendo cada uno en los ojos del otro hasta qué
punto se había entendido el juego. Ambos sabían que si CJC hubiera cogido un dibujo,
el que fuese, su visita habría terminado en ese mismo instante.
CJC y Miró
La
relación entre Miró y CJC no fue cotidiana pero sí mucho más intensa de lo que
cabría suponer. Se trataba de un caso de admiración y respeto mutuos.
Joan
Miró mostraba un candor infantil a todas horas, ligado a su timidez
omnipresente. Le encantaba ver el contraste de CJC abriéndose camino por el
mundo con la seguridad de un rompehielos durante la primavera boreal.
El
primer número de homenaje de Papeles de Son Armadans se dedicó a Joan
Miró. Luego siguieron el libro Dibujos y
litografías y las portadas a que hizo Miró tanto para el ejemplar dedicado
al Poemario de Formentor como para el homenaje a la propia revista aparecido
tras el cierre de ésta.
Sin
olvidar el episodio del cuadro rasgado, el falso Miró pintado por Viola que el
escritor apuñaló, Charo cosió y Miró pintó de nuevo por encima narrando la
historia en la parte trasera del lienzo.
El
homenaje de Papeles debía comenzar
por una entrevista pero Joan Miró era un personaje al que no se podía
entrevistar. Ante cualquier pregunta se quedaba pensativo un buen rato y luego
contestaba con un monosílabo (¿Sí?, ¡Ah!, Uf...).
En la
conversación con CJC de Papeles, Joan
Miró muestra en comunicativo, ingenioso y hasta brillante. Cuando CJC le enseñó
las pruebas de imprenta, el pintor se quedó maravillado y contentísimo. Es una
entrevista magnífica. Y puede serlo porque tanto las preguntas como las
respuestas son del propio CJC. El escritor le interrogaba, esperaba un rato, le
sugería por dónde salir, y Miró, muy aliviado, decía que sí
afirmando de manera vehemente con la cabeza.
La
fórmula resultó tan eficaz que Miró le pidió a CJC si no le podía echar una
mano alguna que otra vez con otras entrevistas que le pedían desde todo el
mundo. No se sabe en qué quedaron al fin.
El falso Chagall
CJC
conoció a través de su hermana Ana a un amigo de Chagall, Gabriel Dereppe. Al
saber que volvía a París, CJC le pidió que se llevara el cuadro pintado en
realidad por Manuel Viola para que el pintor certificase que se trataba de un
original. Tal vez para prestar credibilidad a la treta, CJC preparó un contrato
que le obligó a firmar al señor Dereppe comprometiéndose a devolver la tela
en el plazo de veinticinco días, o, de lo contrario, a abonar
doscientas cincuenta mil pesetas, una fortuna inmensa entonces. Se
conserva el documento que, a los efectos legales, lleva la fecha (20 de octubre
de 1959), el número de pasaporte del emisario (Passeport 2.701 Francés, así, en
hermandad de lenguas), y el detalle del hotel en el que se albergaba Dereppe
(hotel Menfis, Madrid).
Cuando,
una vez en París, Chagall vio el cuadro, el anciano y
malhumorado genio tomó un pincel y escribió, con grandes trazos, «C'est un faux»,
firmando luego, también a lo largo de la tela, «Marc Chagall», y
añadiendo por si cupiera todavía duda alguna «la signature est fausse» ( la firma es falsa).
CJC y el informalismo
Papeles de Son Armadans publicó números extraordinarios dedicados a Tàpies o el Grupo
el Paso, principales representantes del Informalismo en nuestro país.
Además Viola, Millares y Canogar colaboraron también con la
revista mediante dibujos para el número dedicado al Poemario de Formentor.
De todos ellos, fue con Manuel Viola con quien CJC tuvo una
relación más estrecha, ya que además de ser grandes amigos, eran vecinos en sus
casas de Ríos Rosas 54 en Madrid . Manuel Viola era capaz de pintar chagalls,
kandinskys
y modiglianis
tan bellos como los originales. No copiaba jamás ningún cuadro; se limitaba a
pintar «a
la manera de»
y los resultados eran sorprendentes. Viola hizo para CJC numerosos
cuadrod,entre ellos un Miró y un Chagall ( presente en la muestra) que forman
parte de la historia artística de la creación en la postguerra española.
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