viernes, 14 de abril de 2017

EVGUENI EVTUSHENKO: “SOY POETA DE SU MAJESTAD LA VIDA”.


ENTREVISTA CON EL ESCRITOR Y CINEASTA RUSO EN LA HABANA.


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Evgueni Evtushenko (Rusia, 1932 -Estados Unidos de América, 1 de abril de 2017)

Manuel Quiroga

Director del film “Los funerales de Stalin”, que es una referencia para los actuales cineastas rusos y guionista de “Soy Cuba”, Evgueni Evtushenko es también celebrado escritor y poeta.”La poesía es la muerte del silencio”, ha dicho. En el espacio místico y sonoro de la Basílica Menor de San Francisco de Asís, en el centro urbano de San Cristóbal de La Habana, recitó su extenso poema “Adiós bandera roja”, en un tono elegíaco y laudatorio de gran intensidad emocional. Como escritor Evtvshenko, que considera a la lengua como “materia sagrada”, es leído y admirado por sus planteamientos originales que le han convertido en un autor de éxito, articulista y conferenciante. A lo largo de casi cincuenta años ha participado en importantes acontecimientos mundiales tanto como consejero de gobernantes de la antigua Unión Soviética como en periodos posteriores, en su calidad de fundador y animador de movimientos renovadores de la Rusia actual. Viajero impenitente, ha tomado parte en numerosas conferencias internacionales, actos de apoyo democrático y de aproximación al arte pictórico, la cinematografía y el mundo literario y poético.

-Evgueni, ¿cómo está el mundo después de Gorbachov?.
-¿El mundo o Rusia?.
-Rusia y el mundo.
-Gorbachov se comportó como una persona honesta. Cuando nosotros hablamos de él tal vez olvidamos que hemos vivido bajo la espada de Damocles, bajo una espada nuclear de Damocles. Él destruyó esa atmósfera de desconfianza, el miedo mutuo al peligro entre los dos grandes sistemas enfrentamos. Cuando todo el mundo creía que la Tercera Guerra Mundial era inminente él hizo algo que salvó nuestro planeta. En cada minuto que pasaba, por un pequeño error técnico, podría haber estallado la guerra nuclear. Gorbachov era de familia campesina que sufrió mucho en los tiempos de Stalin. Era una época en que los mejores campesinos eran acusados como explotadores de los otros campesinos, de los otros pobres. Efectivamente se dio el caso de que algunos campesinos explotaron a sus propios vecinos, a sus propios camaradas. Pero entre los pobres también existían aquellos que no querían trabajar, se portaban como parásitos de la sociedad. Es cierto que este tipo de personas acusaban a quienes trabajaban con más tesón y que, por lo tanto, tenían más éxitos. Sobre ellos escribieron informes políticos acusándoles de ser enemigos de la revolución, etc. Y así fue como mucha gente honesta era arrestada y enviada a Siberia. Yo he nacido en Siberia y recuerdo a dónde enviaban a estos campesinos, en el abrupto interior de Siberia. Era el río Lena, precisamente el paisaje en que situé mi novela “Historia verdadera”. Unos campesinos eran recluidos en la parte alta del río y otros campesinos eran confinados río abajo. Era una situación kafkiana. Fue un momento en que se destruyó completamente la agricultura, se trataba de una colectivización complemente forzada. Rusia es uno de los países más ricos del mundo, el territorio de Rusia ocupa la sexta parte del globo. Pero es una tierra que no está desarrollada dignamente. Gorbachov lo que quería era borrar todas las limitaciones y todas las diferencias que entonces existían. Y lo que deseaba era reunir a un grupo de personas capaces de hacer reformas. Su gran preocupación estaba precisamente en quienes estaban en contra de esas reformas, pues comprendía que no se podría continuar sin llevar a cabo tales reformas. Kruschof había sido quien primeramente había acometido esta labor, había sido su iniciador, después de la dura época de Stalin. En tres líderes como Kruschof, Gorbachov y Yeltsin se daba una circunstancia común: los tres provenían de familias pobres, de familias campesinas. Ellos mismos han relatado como padecieron grandes sufrimientos, todo ello producto de aquella colectivización forzada, que hizo mucho daño a la Unión Soviética. Pero para Kruschof había sido más difícil que para Gorbachov enfrentarse a la realidad, porque Kruschof venía de los tiempos del terror. Él tenía remordimientos de conciencia. Cuando Stalin murió él sabía que tenía que luchar abiertamente contra la política de Stalin, y eso era entonces impopular. Pero algunos escritores tenían miedo de decir la verdad.

-“Yo no desprecio más que a los verdugos”, se dice en “Estado de sitio”, la pieza teatral de Albert Camus que tiene por escenario la ciudad de Cádiz, asolada por la peste. Volvemos a Gorbachov: ¿cuál fue realmente el valor de la perestroika de Gorbachov en todo ese panorama?.
-Gorbachov era un hombre más culto que sus antecesores. Kruschof sí entendía el papel de los intelectuales, pero no era una persona culta. No sabía aplicar los avances de la cultura y de la intelectualidad. Por ejemplo el pensaba que la pintura abstracta era un arte contra el socialismo, aunque era algo que no tenía nada que ver con la política. Le habían explicado unos consejeros malintencionados que todo ello atentaba contra la Revolución. No comprendía que el estilo de cualquier artista no es su ideología. Por eso yo tenía con frecuencia discusiones con Kruschof defendiendo a nuestros artistas de aquella época. En el caso de Cuba le tenía que explicar como algunos pintores abstractos, junto con pintores realistas, podían aparecer en la televisión cubana, y eso se veía como algo normal. Y Kruschof entendió todo aquello aunque le parecía muy difícil que pudiera darse aquellas innovaciones artísticas.

-Era de pueblo.
-Sí. Kruschof era de pueblo. Pero tuvo algo muy especial, y es que se enamoró de la Revolución Cubana. Por eso siempre le respeté. Se enamoró completamente, sinceramente, de la Revolución Cubana, aunque económicamente no era interesante para la URSS. No era ningún regalo para nuestro país porque Cuba está muy lejos de Rusia. Pero él ha visto que la Revolución Cubana y actuación de su joven líder eran la reencarnación de sus propios sueños. Fidel Castro, que podría haber sido un mendigo sin la Revolución, se convirtió en Primer Ministro con la Revolución triunfante. Kruschof entendió esto y lo aplaudió. Por eso era un enamorado del joven Fidel.

-Él salvó la Crisis de los Misiles.
-Efectivamente. Yo estaba allí en aquellas negociaciones. Kruschof salvó la Crisis de los Misiles. Es muy interesante recordar todo esto. Kruschof como buen campesino no quería guerra, no quería atacar a los Estados Unidos. Lo único que deseaba era defender Cuba, proteger a la Isla de Cuba. Era como un verdadero campesino asustado. Quería forzar a los norteamericanos a firmar un contrato, a redactar un convenio, según el cual Washington se comprometía a no atacar nunca a Cuba. Realmente era un juego muy arriesgado. En algunos momentos el propio Kruschof se portó con poco tacto. no porque quisiera hacer daño, sino porque actuaba muy deprisa, no tenía tiempo para reflexionar y para idear las fórmulas más apropiadas de negociación. En algunos momentos habló con los norteamericanos sin contar con la opinión de los líderes cubanos, lo cual resultó muy desagradable. Yo era testigo de todo ello, hablé con Fidel y todo se solucionó. Gracias a Dios aquel Convenio salvó a Cuba, y espero que la haya salvado para siempre.

-También es notable su política y todas las transformaciones que quiso impulsar con esa política.
-Gorbachov no quería destruir el socialismo, tampoco quería destruir la Unión Soviética…
-Digamos que quería transformar.
-Sí, quería transformar la Unión Soviética. No quería llegar al capitalismo. El quería construir un socialismo de rostro humano. Él era amigo de los tiempos de estudiante de un checoslovaco que vivía en su misma residencia.

-Dubceck.
-Habían hablado mucho, habían discutido el tema. Y con ello Gorbachov había comprendido que un socialismo sin diálogo no era posible, de modo que inició sus reformas en este sentido. Pero inmediatamente algunas repúblicas se levantaron contra él. En mi opinión, y en la de muchos, era muy necesario detener la guerra en Afganistán. Nosotros hicimos esto. También se comprendía que existía una necesidad de tener más democracia, y lo conseguimos. Comprendíamos que se debía dar acceso a otros partidos. Eso no eran errores, eran otra cosa…

-¿Era un intento de modernizar el país?.
-Si, pues era necesario modernizar, abolir la censura por ejemplo. Pero la sociedad no estaba preparada para ello, lo cual sucede en muchos países. Es bueno tener libertad pero hay personas que, entonces, no saben qué hacer con esa libertad, no saben qué decir. Al no tener claras las ideas, puede aparecer el vacío. Se descubrió mucha basura. Eso es lo que sucedió con Gorvachov. La gente que se preocupa por lo que pasaba estaba confundida, por eso algunos culpaban a Gorbachov de lo que no comprendían. Cuando cayó el Muro de Berlín Gorbachov se portó muy bien. Los alemanes querían unirse y él respetó la decisión del pueblo, de todos los alemanes. Se comportó como un verdadero demócrata. Durante el golpe se mostró muy indeciso, él no sabía lo que se iba a producir. Le avisó su amigo Schevardnaze, que entonces era Ministro de Asuntos Exteriores y luego fue Presidente de Georgia. Todo lo que se dijo acerca de Schevarnadze como que era un traidor es mentira. Yo le conozco desde hace cuarenta años. Él era el Primer Secretario del Partido que comenzó, antes aún de Gorbachov, la lucha contra la corrupción en la Unión Soviética. Era un hombre de coraje, muy culto, pero entonces comenzaron a alejarle de Gorbachov. Y él dijo a Gorbachov abiertamente que podía tener lugar el golpe. En aquellos momentos yo era uno de los organizadores de nuestra organización democrática, que no era partido sino un movimiento grandísimo. Era un movimiento que tenía como lema el que nunca el stalinismo de los gulags se podrían repetir en la Historia. Yo era copresidente de ese movimiento, que se llamaba Memorial y que tenía a su alrededor a mucha gente. Por ejemplo nosotros hicimos un mitin en el Kremlin, en la Plaza Roja, y se congregaron allí más de trescientas mil personas. Pero nadie de nosotros estuvo en contra de Gorbachov, ni tampoco queríamos hacer una carrera política. Yo no he nacido para la carrera política. En mi caso yo soy feliz con el poder de la palabra. Yo soy poeta de su majestad la vida. Creo que la poesía es la muerte del silencio. La poesía, el cine y mi labor como escritor son suficientes para mí. Todos respetábamos a Gorbachov, incluso comprendíamos algunos de sus errores o sus indecisiones. En nuestro caso le invitamos a aquel mitin de la Plaza Roja. Pero después del golpe hemos visto los documentos de Grishkov, donde se decía que nosotros queríamos atacar el Kremlin con mazas y con barras de hierro, cuando en realidad se había tratado de un mitin pacífico. Bien, pues cuando ya hubo tenido lugar el golpe Gorbachov se alejó. Era muy complicado todo lo que pasaba. Todos los gobernantes odiaban la burocracia, incluso Gorbachov, aunque ellos eran una parte de esa burocracia.

-¿Y cuándo aparece Yeltsin como gobernante efectivo?.
-Yeltsin surge como salvado por el pueblo. Pero Yeltsin es inculto, más inculto que Kruschof y además es bebedor. Y no era, como dicen, ladrón, eso no. Se portó muy bien durante el golpe, al menos los primeros dos días, el tercer día era otra cosa. Él no pasó la prueba del poder, no solamente él sino muchos de ellos. Pero Yeltsin fue quien traicionó a la Unión Soviética no Gorbachov. No sabía qué hacer, como actuar. No pensaba más que en el poder. Él quería el poder pero no quería a Gorbachov como un Presidente, como alguien que estuviera por encima de él. Por eso Yeltsin actuaba contra la Unión Soviética, porque había un Presidente que era Gorbachov. Era una pequeñez de Yeltsin que, entonces, era un gigante pero tenía un pequeño rencor, un pequeño odio personal hacia Gorbachov. Me parece que, desgraciadamente, cuando yo tenía el propósito de ser un diputado de nuestra Duma, de nuestro nuevo Parlamento, en tiempos de Yeltsin por cosas parecidas no pudo ser. Después algunos diputados intelectuales me propusieron ser un Ministro de Cultura. Y me negué, porque comprendí que la política es otra cosa. En tiempos de Stalin teníamos la colectivización forzosa y ahora empezaba la capitalización forzada. Por nada, por muy poco dinero, se compraron las fábricas que habían sido del Estado. Era una privatización salvaje.

-Esa también esparte de la política de Putin. Estamos casi en el momento actual.
Realmente la privatización era una mezcla de muy dudosa intención que alentaba Yeltsin. Después de Gorbachov y después de Yeltsin podemos decir que Putin dio los primeros pasos para salvar la economía del país. Es imposible comparar la de Putin con otras épocas. Hoy todos reciben sus salarios, los salarios crecen. Pero hay que notar que tenemos un problema demográfico, porque nacen menos niños. Por eso Putin ha promulgado una ley según la cual cada mujer va a recibir una cantidad de dinero por su niño, pero nadie cobrará ese dinero hasta que ese niño tenga dieciséis años. Rusia está más fuerte económicamente ahora. Putin es un hombre honesto, pero hay muchos problemas. Él no participó en la Guerra de Irak, se negó a ello inmediatamente, desde el principio. Quiere mantener a Rusia muy independiente. Tiene a la disciplina como el instrumento principal de salvación del país. Aunque otros pensamos que la disciplina debe ser uno de los instrumentos pero que otros deben ser cultura, educación y desarrollo económico. Rusia es un país rico ahora. Tenemos mucho dinero, con un fondo de estabilización grande. El petróleo está alcanzando precios muy altos. Pero en mi opinión tenemos que ver qué podemos hacer con esa gran producción de petróleo, con esa riqueza que produce la Madre Tierra. Debemos hacer con urgencia una modernización de la industria. También estamos en un momento de intelectualización de la televisión. Eso es un instrumento muy poderoso para cambiar a la gente, para educarla, aunque en Rusia mostramos demasiado las películas de violencia, comedias estúpidas, etc. Eso se convierte en otro problema. Ahora bien, si nos comparamos con el tiempo de Yeltsin la vida económica está mucho mejor. No es tan perfecta como queremos, pero es mucho mejor que en el pasado más cercano. Por eso debemos preguntarnos qué pasó durante Yeltsin. Vivimos entonces unos momentos complicados, confusos. Fue cuando recibimos del Fondo Monetario Internacional cuatro billones y medio de dólares y nunca supimos donde fue ese dinero. En vez de usarlo para financiar al pequeño empresario no sabemos dónde fue. ¿Dónde está ahora ese dinero?. Ahora nosotros tenemos una oligarquía. Putin está luchando contra esto. Él entiende correctamente que el Estado tiene que controlar el monopolismo, pero también se pregunta hasta dónde debe llegar ese control, sobre todo si existe una situación de división. Todos sabemos que no existe un manual para controlar ese monopolismo. No es fácil privatizar el Estado y luego querer controlar la propiedad privada, porque si el intento es el de controlar absolutamente todo estaríamos en la situación de continuar la Dictadura del Estado.

-¿Cómo hacer más flexible esta capacidad de control?. –
-En mi opinión no es tan importante ese control. Tenemos un partido muy poderoso ahora en el Parlamento, que tiene más de setenta diputados. Es Rusia Unida. Yo creo que en el futuro el tener un partido fuerte puede llegar a transformarse en una
debilidad. Eso es lo que sucedió con el Partido Comunista de la URSS. Kruschof comprendió eso y quiso hablar de ello en un discurso que nunca fue publicado. Yo escribí acerca de ese tema hace tiempo. Él dijo que el problema del Partido es que al Partido Comunista se une mucha gente que no es comunista. Se une la gente que quiere utilizar los privilegios de ser miembros de ese partido. Y eso es algo que puede parecer muy idealista desde fuera pero no es así. Hay gente que lucha realmente por los ideales del pueblo, por la ilusión, por lograr un contrapoder, mientras que otra gente entra al Partido para llegar a ser ricos. Entonces Kruschof no dormía reflexionando qué hacer con todo eso. Decía que tal vez lo mejor es anunciar que todo nuestro pueblo es comunista y así nadie que se acerque al Partido va a tener especiales privilegios. Yo le admiraba mucho porque era una persona sencilla, con todos sus defectos. Tenía muchas discusiones con él, pero hay que recordar que Kruschof ha salvado a mucha gente de los campos del gulag . Y eso era algo muy arriesgado para él, porque muchos miembros del Politburó estaban en contra, excepto Mikoyan, porque Mikoyan también tenía remordimientos de conciencia. Era un hombre muy sabio y fue muy flexible durante la Crisis de Octubre de la fue un testigo de excepción.

-Y luego vino aquella complicada troika de Kossiguin, Breznef y Podgorny que no hicieron cosa buena.
-No eran malos. Pero no eran personajes grandes de la historia.
-Eran burócratas.
-No tanto. Cometieron dos errores. Primero la entrada en Praga, la desafortunada intervención en Checoslovaquia. Segundo error fue la guerra de Afganistán. Dos errores terribles. Cuando yo protesté contra la presencia de nuestros tanques en Checoslovaquia y doce escritores desconocidos escribieron al Politburó una carta contra mí, diciendo incluso que no era digno de ser ciudadano, Kossiguin que era el Primer Ministro, defendió mi labor como poeta.

-Estamos en Cuba, se hace preciso preguntarte por tu especial relación con Cuba, basada en el hecho de compartir desde el principio los ideales comunistas. ¿Cuándo viniste por primera vez a la isla?.
-Vine en el año 1961 como corresponsal del diario Pravda, y desde entonces he sido muy bien tratado en todos los aspectos. Aparte de mi trabajo de corresponsal, por entonces escribí veintidós poemas enviándolos a Moscú por Western Union para ser publicados en Pravda. Eran momentos muy difíciles para la isla. Algunos de esos poemas son buenos, aunque no todos son buenos. Había cierta prisa, se vivían días de gran efervescencia política. Entre los poemas buenos está el titulado “Tres minutos de verdad”, dedicado a José Antonio Echevarría Manzano o “Madre cubana” dedicado a aquella mujer que está sentada sobre una roca cerca del mar, esperando que aparezcan los asesinos de su hijo. Fue una buena experiencia. Esos poemas se hicieron muy populares en Cuba, y el gran director cinematográfico Kalatovich, que también era un buen director de fotografía, me invitó a trabajar con él como guionista. Aquí viví mucho tiempo y se ha dado un caso curioso. El caso es que estuve mucho tiempo alojado en la habitación 103 de este Hotel Habana Libre. En esa habitación y a mi lado estuvo el joven Fidel sentado con su amigo mexicano Doctor Rico Galán, durante la Crisis del Caribe, después de su famoso discurso sobre la escalada de los norteamericanos. Y ahora he vuelto, después de año y medio de ausencia de Cuba y de muchos de aquellos sucesos, y se me ha asignado esa misma habitación 103. Yo quisiera regresar al tema de Cuba y hacerlo como un analista. Quisiera escribir un libro, una novela, sobre la Crisis de Octubre. Participé muy activamente en aquellos delicados momentos, viendo lo que ocurría entre los rusos, los cubanos y los norteamericanos.
Pude conocer aquellos dramáticos problemas desde todos los ángulos y creo que debo hablar de ello.

-Evgueni, en España entre los cineastas, no conservadores o de derechas desde luego, es muy apreciada tu labor como cineasta. Hay buen recuerdo de algunos de tus guiones, por ejemplo de “Soy Cuba” o de las películas “Jardín de infancia” o “Los funerales de Stalin”, ¿sigues con esta actividad?.
- Acaban de proyectarse en La Habana gran parte de mis películas en una Semana de Cine Eslavo. “Soy Cuba” no era una película apreciada y aplaudida cuando se estrenó. Ahora, sin embargo, es reconocida absolutamente en todos los países y es una de las películas más queridas por los estudiantes y los profesionales del cine. Hasta mis propios hijos sienten admiración por esta película. “Los funerales de Stalin” salió antes del golpe o en los primeros días del golpe. Entonces el pueblo estaba dividido, muy dividido. Pero ahora se proyecta cada año. Todo eso significa un importante reconocimiento de mi trabajo. De hecho es una película muy sincera, da visión real del político soviético. Yo estaba feliz de poder mostrar esta película para los estudiantes de la Escuela de Cine, para los jóvenes amantes de la cinematografía.

-Te preguntaba si sigues con esta actividad del cine.
-Sí, tengo dos guiones ya preparados para ser filmados. Se trata de una película sobre Rusia y otra película que debe ser realizada en Inglaterra, titulada “Doña Quijota”. Y también hay otra historia que trata de amores y de política. Es una historia que sucede en Rusia. Esa es mi manera de hacer las cosas: yo siempre mezclo historias en mis guiones.

-¿Tienes entre manos otras actividades ?.
-Este año para mí es un año de muchos regalos. Enseguida estaré en Italia para recibir el Premio “Eugenio Montale”, después iré a Sofia en Bulgaria donde se van a publicar dos libros míos, uno de los cuales es una antología de mi poesía. Existe la decisión, de un grupo de judíos, por la que se me ha concedido un prestigioso premio nacional en Bulgaria. Después tendrá lugar un acto que me toca mucho al corazón. Es que el gobierno de la nueva Presidenta de Chile Michelle Bachelet ha aprobado el concederme una de las condecoraciones más altas de la República de Chile. Es la Medalla del Libertador O´Higgins. Está pendiente la decisión del lugar más adecuado para entregármela, si puede ser en Santiago de Chile o en Moscú. Esa condecoración quiere a reconocer mi actuación durante muchos años para ayudar a educar a la juventud chilena en la democracia. Yo era muy amigo de Pablo Neruda y siempre actué en beneficio de la libertad.

-¿Está prevista la publicación de nuevos libros tuyos?.
-Sí, esto es importante en estos momentos, sobre todo para mi poesía. Voy a escribir una carta a mi editor mexicano pidiendo permiso para reeditar todo mi libro titulado “Adiós bandera roja”, que fue publicado primeramente en México, También estoy trabajando para ver una nueva edición de mi novela “No te mueras ante su muerte”. Son dos ediciones que se harán en Cuba.

-Y en Rusia, ¿continúas tu labor como escritor?.
-Ciertamente, llevo doce años ocupado en preparar una antología que abarcará diez siglos de poesía rusa. Son tres tomos de unas mil quinientas páginas cada uno. Es como una biblia. Estarán en total setecientos poetas, los mejores. Hay nombres como Anna Ajmátova. Ajmátova escribió muchos poemas nuevos. Para mí la poeta más importante después de Pushkin. La tercera también es mujer: Marina Tsvetaieva, una gran poeta. Algunos poemas son breves, pueden tener una palabra nada más, pero son impresionantes. Es una obra que llega a producir cierto cansancio, pero vale la pena. Se trata de un libro lleno de luz. Hay que ver los 62 poemas de Ajmátova, grandes, llenos de emoción.

-Como autor, ¿qué te interesa más la poesía o la novela?.
-He dicho que soy poeta de su majestad la vida. La prosa tiene su fuerza, la poesía tiene su fuerza. Pero la prosa también tiene que tener poesía. Por ejemplo quien lee “Ana Karenina” solamente como quien lee la historia de una mujer rica y casada que se enamora de otro hombre, no ha comprendido la novela. Hay metáforas increíbles que hay que saber encontrar en la novela. “Ana Karenina”, como otras obras de Tólstoi, no se puede comprender sin entender la historia de los dos amantes, ese romper las riendas que una sociedad les impone.

-Terminamos Evgueni para degustar ese buen vino rumano. En tu caso, ¿qué impera más el sentimiento, el romanticismo, la razón, el análisis de la existencia?, ¿cuál sería tu modelo?.
-Nuestra generación en Rusia era muy fuerte, era una pléyade. Había nombres muy importantes. No se puede escribir sin idealismo. Es precisa una dosis de idealismo, romanticismo, sarcasmo, ironía. Hay que ver el sarcasmo como se ven los colores del arco iris, donde no hay un falso renacimiento literario; eso no sirve. Pushkin escribió muchos poemas sarcásticos. Es preciso admitir o comprender, que la vida es un regalo. Si se escribe de forma demasiado oscura no se está reflejando la vida. Incluso con todos los sufrimientos la vida sigue siendo un regalo. Yo he visto esa idea en el poeta turco Nazzin Hikmet. He encontrado esa energía en su poesía. También lo he visto en Boris Pasternak. Pasternak tuvo que soportar grandes ataques, ataques cínicos. Pero él continuaba su trabajo de una forma amable. Incluso cuando trataron de forzarle para que criticara a la juventud literaria mantuvo sus ideas. Pasternak es un buen ejemplo: es un profesor que enseña el amor. ¿Qué mejor profesión que la de enseñar el amor?

Manuel Quiroga Clérigo
La Habana, 3 de junio de 2006.

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