lunes, 10 de abril de 2017

Huysmans, biógrafo de “Santa Liduvina de Schiedam”, holandesa paciente del dolor durante 40 años







Julia Sáez-Angulo

            El escritor francés J.-K. Huysmans, autor que pasó del satanismo al cristianismo, es el biógrafo de Santa Liduvina de Schiedam, holandesa paciente del dolor durante 40 años. Con el nombre de ese personaje doliente, patrona de muchos enfermos, escribió una singular biografía que ha sido traducida por la poeta Julia Escobar y publicada por ediciones Cinca.

            Oscuro y gris funcionario francés, Joris-Karl Huysmans (Francia, 1848 – 1907) –su verdadero nombre fue Charles-Marie-Georges vivió para su literatura en una obra ciertamente controvertida, según el periodo en que la hizo, pues su vida osciló entre creencias oscuras o luminosas. Este autor fue un gran protegido del escritor naturalista francés Émile Zola.

            La literatura del dolor venido de la enfermedad ha dado grandes títulos en autores como Tomás Mann, La montaña mágica, o Camilo José Cela, Pabellón de reposo. La misma traducotra Julia Escobar, ha publicado al respecto en Cinca su novela La catedral del dolor. La escritora María Tena también quiso abordar el sufrimiento físico, el dolor del cuerpo en las letras.

            Liduvina de Schiedam (Holanda, 1380 – 1433) fue una enferma crónica durante cuatro décadas, que acabó siendo canonizada por Roma en un decreto que decía: “fue un prodigio de sufrimiento humano y de paciencia heróica” y por ello fue declarada patrona de los enfermos crónicos.

            J.-K. Huysmans aborda el personaje de  Liduvina de Schiedam como una vida extrema, más que como una hagiografía. Su cuerpo fue pasto de todos los estragos y llaga ardiente de dolor. El escritor logra una obra literaria intensa con esta vida femenina, después de sus incursiones –las del autor- en el ocultismo y el satanismo.

Joris-Karl Huysmans (Francia, 1848 – 1907)

            “Una de las características de Huysmans es su faceta de “hacedor de lenguaje” por su frecuente uso de palabras “raras” o inusitadas que dificulta (y enriquece tanto su lectura como su traducción”, explica Julia Escobar en la introducción del libro. “Para ceñirnos a este libro, nos encontramos con palabras como “trucidar”, por triturar, apelaciones como el Bajísimo, para referirse al maligno, “báratros” (los precipicios en donde tiraban a los criminales en Atenas) para hablar de los infiernos, “celícola”, por habitante del cielo, “cristícola”, por servidor de Cristo, “deícola” por adorador de Dios, “turíbulos”, por incensarios…”

            Huysmans utiliza lenguaje culto y popular-culto. Su empleo “no es inocente, no obedece a un esteticismo buscado ni mucho menos decadente, sino a una voluntad de expresar y por lo tanto transmitir  una realidad palpable y materia de las cosas usadas y nombradas según ese uso, para dar fe, en el sentido notarial y teologal del término, concluye la traductora.

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