Julia
Sáez-Angulo
Lyon
es la tercera ciudad francesa en población, después de París y Marsella y está
llena de proyectos inmediatos, entre ellos, ser la ciudad aspirante a capital
de la robótica de la mano de Bruno Bonnell, que prepara el Robot Manifesto para el otoño de 2018. Son muchas las firmas que
estarán presentes en esta convocatoria.
Primero Lyon fue capital de la seda y seguidamente de la gastronomía. El nombre de Paul Bocuse,
el gran restaurador lionés, sigue en primer plano y es difícil encontrar una
reserva en sus establecimiento. Como consolación puede acudirse a Les Halles
Bocusse, un antiguo mercado reconvertido en distintos restaurantes. El Institut
Restaurant Bocuse en la ciudad es lugar de conocimiento y docencia en la
ciencia gastronómica.
Lyon cuenta también con una denominación especial, la de los Bouchons Lyonnais, pequeños restaurantes como el Sully, que evocan la restauración de viejos tiempos, mientras se aderezaba al caballo. En el restaurante Sully trabaja Julien Gautier, merecedor de una "Toque Blanche" lionesa, galardón de prestigio ente los restauradores.
Siempre
hubo una cierta rivalidad entre París y Lyon, después de todo esta última fue
la antigua capital de Francia, la archidiócesis que cuenta con la iglesia
primacial de Saint Jean, o la capital financiera en el XIX. Hoy, Lyon cuenta
con tres universidades, donde la farmacia y la medicina van a cabeza, sobre
todo en campos como la oftalmología y la reumatología, en la que un equipo internacional lleva a cabo importante investigación dirigida por el Dr. Jean-Paul Larbre.
Lyon,
con más de medio millón de habitantes, es la capital de la región
Auvernia-Ródano-Alpes y está bañada por dos grandes ríos el Ródano y el Saone
que la abrazan en una casi isla, hasta llegar a fundirse en una confluencia,
que ha dado nombre al Museo des Confluences, singular edificio de cristal y
acero, que ofrece colecciones permanentes y temporales en las que dominan los
temas de la antropología, etnología, geología, paleontología... Un discurso
expositivo que habla de los orígenes y el fin o más allá del hombre y que
empezó exponiendo la célebre cámara de
maravillas, que se atesoraba en el XVII. Está dirigido por Helène Lafont-Couturier.
El Musée
des Tissus et des Arts Decoratives, MTAD, del tejido o la seda, material que
tanta gloria económica y estética dio a Lyon, no está pasando por el mejor
momento. Se haba de su posible cierre, ante la falta de apoyo de sus
patrocinadores que van, desde el municipal al de los empresarios textiles. Una
lista de firmas, encabezada por Daniel H- Fruman, entre la que se encuentra la
de Marc Bouvier Le Du y Vicenta Rescalvo, reclaman su atención y no cierre. Cuenta con las telas más magnífica del pasado que puedan imaginarse.
La
ciudad de Lyon es amplia y elegante, está bastante limpia y cuenta con un Metro
bien conservado, que no es tan amplio y extendido como el de París, lo que
obliga a los ciudadanos a utilizar más el coche o la bicicleta, amén de dos autobuses. Una buena red
de troles y autobuses ayuda, pero existe el deseo de un Metro más presente en
todos los extremos de la ciudad.
En
plena crisis económica Lyon llevó a cabo la construcción de un gran estadio de
fútbol, algo que fue muy criticado en ciertos sectores, explica Veronique
Marquette, una lionesa de adopción, que no pierde el sentido crítico. La renovación
urbanística de la Part Dieu es otro gran proyecto de la
municipalidad que contempla la edificación de algunos rascacielos para
oficinas, “símbolos masculinos del triunfo y el poder”, comenta Veronique.
En
suma, Lyon como ciudad viva, potente, que se mueve y proyecta su futuro, bien
vale una visita. Su Ciudad Internacional como espacio mutifunccional y arquitectura moderna, entre el Ródano y el parque Tête D´Or es muy interesante.
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