L.M.A.
Santiago Alonso Buers, graduado en Traducción e Interpretación por la
Usal ha publicado crítica literaria en revistas como La esfera cultural y La bolsa
de Pipas. Finalista del premio Donbuk 2016, sus relatos han sido recogidos
en diversas antologías. Irrumpió en el panorama literario español con su novela 7 visiones, editado por Egarbook en
primera edición, pasando el filtro de David Benedicte y obteniendo críticas
favorables. Esta es su autoentrevista solicitada:
- ¿Por qué decido publicar mi próximo libro?
En España se ha hablado mucho de la
corrupción de la política y muy poco de la corrupción de la industria cultural,
una industria que mueve miles de millones y tiende a enriquecer a quienes menos
lo merecen. Los grandes sellos editoriales, las universidades, las revistas
científicas de mayor índice de impacto, etc., han estado más interesadas en
hacer dinero y obtener privilegios políticos que en el propio avance cultural y
científico.
Si bien es cierto que esto es un
secreto a voces, me ha sido muy difícil recabar información al respecto, porque
o bien los pocos ensayos que había tuvieron tan poca repercusión que son muy
difíciles de encontrar, o bien porque directamente fueron secuestrados y
silenciados por grupos como PRISA y el gran oligopolio de la industria
científica de nuestro país.
- ¿Por qué, si se trata de un trabajo de investigación, escribo una novela
y no un ensayo o un artículo científico?
Dado a que el buen escritor debe ser
capaz de llegar a todos los estratos de lector independientemente de su nivel
intelectual, yo he decidido hacer esta denuncia en forma de novela. Creo que a
cada época le corresponde su arte y este género es el que mejor llega al gran
público; es sin duda el más comercial. Así como series del tipo Narcos consiguen
entretener y divertir al mismo tiempo que ilustrar con acontecimientos
históricos, yo considero que la buena literatura también puede ser disfrutable
y pedagógica al mismo tiempo. En términos de arte lo que importa es el deleite
estético.
¿Es el segundo libro el más difícil de escribir?
Se dice, exagerando, que como todo
el mundo tiene una historia, todos podríamos escribir un libro. Entonces creo
que realmente se empieza a ser escritor a partir del segundo. Para mí este
segundo libro está requiriendo un mayor trabajo e investigación que el
anterior, tiene además una trama clara con giros y complicaciones a nivel
técnico y estructural que no tenía el anterior. Estoy interesado en la
evolución de la narrativa y en la innovación formal.
-¿Qué tiene que saber hacer un buen novelista?
En primer lugar tiene que tener una
cosmovisión, es decir, debe ser capaz de levantar una realidad otra. La
literariedad, a diferencia de lo que se piensa la gran mayoría de los bestellerados españoles,
no se consigue poniéndote a contar tu vida con vocabulario florido. De hecho,
basta con que el lenguaje sea claro y preciso. La estética en novela se
consigue si se es capaz de crear una estructura invisible a la que se alude,
porque en el arte importa menos lo que se dice que lo que se sugiere. Suele
haber calidad literaria en aquellos pasajes que necesitamos volver a leer;
posiblemente porque en ellos nos reconozcamos a nosotros mismos. Y en segundo
lugar el novelista debe ser capaz de reflejar el drama y la condición humana.
Lo que a mí me interesa de los libros podría resumirse en una frase: los
protagonistas desean conseguir una cosa y la vida se lo impide, por eso todo lo
que no se escriba o bien para avanzar en trama (el ritmo) o bien para
profundizar en un personaje (es decir, en el ser humano) sobra.
-¿Por qué digo que la industria cultural favorece a los malos escritores?
Porque no le interesa la cultura
sino el beneficio económico. Solo hay que echar un vistazo a los galardonados
con los premios de mayor dotación económica para darse cuenta de que se trata
de presentadores de TV, actores, periodístas del corazón, moderadores, etc. O
sea, personas que por su repercusión mediática producen ventas, pero que no son
novelistas y no han escrito una línea de provecho nunca. A estos hay que
sumarles a los supuestos escritores creados artificialmente por el grupo PRISA,
elogiados con reseñas exageradas en Babelia o El País, que obviamente pertenecen al mismo monopolio y
galardonados con los premios de las editoriales de la casa. ¿ De verdad que hay
alguien que sepa leer en España que haya sido capaz de terminar una novela de
Juan José Millás o Juan Luis Cebrián?
Para
resumirlo en pocas palabras: mientras los premios literarios son en otros
países un indicador y una garantía de calidad, en nuestro país son
exactamente todo lo contrario. Y mientras la crítica tiende a ser en otros
sitios objetiva y neutral, en nuestro país dejo de existir hace tiempo.
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