Hay países como Francia donde se da
por supuesta y se exige la buena preparación de los políticos, es decir, un
conocimiento profundo de la Administración, la Economía, el Derecho y, por
supuesto, la Historia del país. De ello va a depender la buena gestión de los
administrados. Los mejores presidentes y diputados de la Asamblea Nacional han
pasado por la prestigiosa ENA, École National d´Administration.
Pues bien en España hemos tenido
ministros que eran meros electricistas, directores generales de la Guardia
Civil como Roldán, con un CV inflado y falso hasta la risa, por poner solo
algunos ejemplos (el presidente Maduro lo sería en Venezuela). Los partidos
están obligados a ofrecernos en sus listas cerradas a candidatos a políticos
más y mejores preparados que los que tenemos, a comprobar los CV inventados y
no maquillados por la misma máquina de la partitocracia.
Cierto que se puede ser analfabeto
de cinco idiomas y que una licenciatura universitaria no garantiza el éxito de
gestión de un político, pero si no se cuida la preparación académica y/o
curricular de un candidato a diputado o a un cargo político, seguiremos viendo
una política estatal o municipal gobernada por las ocurrencias de la
inexperiencia o chulería de turno y su grosera presentación verbal que nos hace
cada día más ásperos.
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