Plaza de Moncloa, 1. Madrid
23.10.17 .- Madrid .- “Es un cazador de pieles”, dice de este artista, en feliz alegoría, su
homónimo y colega en el arte, Daniel González Gil, en el catálogo de
presentación de esta muestra, que se exhibe, bajo el título de “Retratos”, en
el Centro Cultural de Moncloa- de Madrid.
Y es que la exposición constituye un acabado repertorio de caracteres de
personajes representativos de una diversidad de tipologías raciales y étnicas, resultantes
de las diferentes razas, culturas y creencias y aún del ambiente y de la edafología
en que se desarrollan.
Son retratos de seres anónimos, en los que plasma los semblantes
identitarios y las huellas que el tiempo y el ambiente han labrado en las
pieles de sus rostros y que el artista trae al lienzo, con una gran pericia y
un enorme talento heurístico.
Estos retratos, que se soportan sobre un dibujo potente y están realizados
con la técnica del pastel seco, son la expresión más acabada de cómo se puede expresar
la no-realidad, asumiendo el detalle y la apariencia de lo real, deslizando, de
esta forma, las impresiones al terreno de los sueños, mediante el estudio de
calidades y luminosidades conseguidas con la aplicación de un gran dominIo del
color y un delicado uso del divisionismo, que la propia técnica del pastel
facilita cuando se usa con la adecuada pericia, oficio y conocimiento, sobre el
lienzo y el papel.
Daniel Díaz demuestra con este proceder que nada es menos real que el
realismo, ya que sólo eligiendo y acentuando los detalles, u omitiéndolos, y
manejando con sabiduría colores y perspectivas se camina hacia el verdadero
significado de las cosas, que es lo que el artista persigue.
Este artista pone muy en valor la importancia del oficio. Su trabajo
es concienzudo a la búsqueda de su paradigma, de forma tal que, poniendo la técnica
al servicio del espíritu, consigue unos resultados donde la belleza, la armonía
y la lírica toman su total significado, quedando estos valores encarnados en sus
obras, para solaz de quien que las contempla.
Sus dibujos y sus pinturas de los rostros son directos, sin
subterfugios ni ambages, limpios, en los que no faltan ni sobra un toque de grafito
y de color. En los que los ojos nos remontan a los lugares insondables del pensamiento
en los que bullen los ensueños del nefelibata.
En síntesis, es Daniel “cazador de pieles”, que graba, esculpe y da
vida en estudios magistrales de luces y sombras, a rostros en los que destacan
las huellas del tiempo y de la vida. Además, en sus retratos plasma las almas
de las personas, impresas en sus ojos y en sus gestos arrobados, que traslucen los
pensamientos en los que están sumidos, pues el artista logra dar fisicidad a la
inmaterialidad de los espíritus de sus personajes retratados.
BENITO DE DIEGO GONZÁLEZ
AECA.AICA/SPAIN
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