Mantuano, 51. Madrid
23.10.17 .- MADRID .- El pintor Enrique Sánchez Collado, (Villa del Río,
Córdoba, 1974), acumula en su persona mucho conocimiento sobre la pintura
universal y un talento innato para el ejercicio de este arte.
Vocación a la pintura, connatural solercia,
aumentada con el desarrollo del ejercicio del arte, es lo que le permite pintar
con precisión aquello que quiere expresar y que reposa en el universo de sus
ideas, como un sentimiento profundo que pugna por materializarse en la pulsión
a pintarlo.
Con sólida formación, adquirida en la Facultad de
Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría sevillana y como docente de Educación
Artística en la Facultad de Ciencias de la Educación de Córdoba, este artista lo
demuestra en sus cuadros de mujeres, que expone, bajo el título de “Miradas”,
en el madrileño Centro Cultural Nicolás Salmerón.
En todos y cada uno de estos cuadros se descubre un
rico sincretismo estilístico, que se concreta en unas obras singulares, expresiones
de una rica personalidad característica y singular, que dota a la obra de Sánchez
Collado de una peculiaridad irrefutable, que le hace muy reconocible, por la
sencillez de sus composiciones, la parvedad de su paleta y la serenidad de las
miradas.
Se descubre en sus figuras femeninas el hieratismo
que singulariza la pintura hispano-flamenca del quince. Los rostros y ropajes
exhalan un hálito inclusivo de las mujeres de Modigliani. Acaso ¿No hay, en las
miradas, algo del misterio de los ojos de la “mujer morena” de su coterráneo
cordobés Julio Romero? De otra parte, se atisba la huella que su paisano, el
pintor de la Escuela de Madrid, Pedro Bueno, ha dejado en su paleta y en los fondos
neutros de sus retratos.
Este eclecticismo sintético dota de una singular
personalidad a esta pintura, que es consecuencia lógica del proceso de economía
de las formas que aplica Sánchez Collado en su diégesis creativa, buscando en
sus figuras la expresión esencial, retirando de las mismas todo elemento
accesorio, que pueda distraer la atención de lo fundamental, de lo emocionante,
de lo poético que está en las miradas.
Así las formas se simplifican, en una acción de
supresión radical, y es el color el que se enseñorea de la obra, haciendo suyo
el pensamiento de Hans Hoffmann, de que “el talento de simplificar significa
eliminar lo innecesario para que así pueda hablar lo necesario”.
Y este es el caso de Sánchez Collado., que hace suyo
la proposición de alcanzar efectos máximos empleando medios mínimos, que Josef
Albert enunció y puso en valor a través de toda su vida artística.
BENITO DE DIEGO GONZÁLEZ
Miembro de la Asociaciones Internacional,
Española y Madrileña de Críticos de Arte www.domusdidaci.blogstopt.com.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario