Muestra bibliográfica del 12 de diciembre al 20 de
enero
-11 de diciembre de 2017- La Biblioteca Nacional de España se une al 50
aniversario de la muerte de José Martínez Ruíz, Azorín (Monóvar, 1873-Madrid, 1967)
con una muestra bibliográfica que podrá contemplarse desde el 12 de diciembre
hasta el 20 de enero del 2018 y con un acto homenaje en el que participarán
Luis Alberto de Cuenca, presidente del Real Patronato de la BNE y José Payá,
director de la Casa-Museo Azorín.
Este martes 12 de
diciembre se celebra a partir de las 19.00 horas el homenaje al autor en el
Salón de Actos de la BNE. En el acto, organizado en colaboración con la
Casa-Museo Azorín de la Fundación Caja Mediterráneo, Luis Alberto de Cuenca y
José Payá recordarán la figura y la obra de Azorín, novelista, articulista,
ensayista y dramaturgo perteneciente a la Generación del 98.
Además, este
mismo día se inaugura la muestra José
Martínez Ruíz Azorín (1873-1967):
Clásico y moderno, que podrá verse en la antesala del Salón General de
Lectura de la BNE. La exposición presenta un recorrido por el legado del
escritor que, a lo largo de su casi centenaria vida, nos dejó más 140 libros,
400 cuentos y 5.500 cuentos en los que plasmó una visión melancólica de un
mundo que siempre pareció observar desde la distancia, como si procediera de
otra época.
A través de una
escritura de apariencia sencilla pero laboriosamente elaborada, José Martínez
Ruiz quiso hacer brillar el castellano en su más esplendorosa riqueza. Miembro
de la Generación del 98 y cronista de la misma, su figura le convirtió en un
clásico intocable, pero quien se acerque a su obra sin prejuicios descubrirá a
un contemporáneo que habla con sabiduría y cercanía.
“El estilo no es nada. El estilo es escribir
de tal manera que quien lo lea piense: esto lo hago yo. Y que, sin embargo, no
pueda hacer eso tan sencillo –quien así lo crea-; y que eso que no es nada, sea
lo más difícil, lo más trabajoso, lo más complicado”. Nadie ha definido mejor
que el propio Azorín su escritura, con unas palabras que muestran su búsqueda
incesante de la pureza, una destilación que evita lo superfluo y casi alcanza
la abstracción, recuperando el castellano más arcaico para remozarlo hasta
darle una nueva vida.
Tras estudiar con los
escolapios en Yecla (Murcia), en 1888 se trasladó a Valencia, donde inició sus
estudios en Derecho, que nunca llegó a completar. Su precoz interés por la
literatura se hizo público por primera vez en la conferencia que presentó en el
Ateneo Literario de Valencia sobre “La crítica literaria en España”. Pronto
aparecerían sus primeras obras impresas, Moratín (1893) o Buscapiés (1894),
para las que utilizaría pseudónimos como Cándido o Ahrrimán, y que hoy en día
son tesoros bibliográficos prácticamente imposibles de encontrar.
En 1896 se muda a
Madrid, donde se gana la vida precariamente gracias a sus colaboraciones en la
prensa (El País), y traba amistad con otros jóvenes literatos, como
Valle-Inclán, Baroja o Juan Ramón Jiménez, a quienes más tarde se conocería
como la Generación del 98, denominación ideada por el propio Azorín en Clásicos
y modernos (1913). Con la publicación de Charivari (1887), una ácida
crítica del mundillo literario, su nombre empezará a hacerse conocido. Pese a
que su irrupción en los círculos artísticos y periodísticos llegó acompañada de
unos postulados radicales, pronto evolucionaría hacia posturas más
conservadoras.
En 1902 aparece la que
es considerada como su primera novela importante, La voluntad, a la que
seguirá un año después Antonio Azorín. Son libros con una fuerte carga
autobiográfica en los que se percibe una mirada poética. En 1905 comienza a
colaborar en el ABC, en el que ya permanecerá hasta el final de sus
días, y publica Los pueblos, donde demuestra su maestría en la
descripción paisajística. En sus libros cada vez se centra más en ciertos
autores tradicionales, con títulos como Al margen de los clásicos (1915).
En 1924 con motivo de su ingreso en la RAE, escribe el discurso Una hora de
España, uno de sus textos más recordados.
Posteriormente, seguirá
tratando de innovar, aunque siempre dentro de un estilo muy característico. En
sus libros anteriores a la Guerra Civil, como Félix Vargas (1928), experimenta
con una prosa cada vez más concisa. También practicará el relato corto, caso de
Blanco en azul, de 1929, y el teatro, en títulos como Comedia del
arte, de 1928, aunque en este género, al que traslada su austeridad exenta
de artificio, no tendrá ningún éxito. Tras el inicio de la guerra se exilia en
Francia, donde escribe varios libros evocativos sobre el país que se ha visto
forzado a abandonar, como Pensando en España, de 1940.
Al volver a Madrid,
prefirió vivir en un particular aislamiento, refugiado en sus recuerdos y en el
estudio de los clásicos más queridos. En 1946 publicó sus Memorias
inmemoriales y en años posteriores continuó con su incansable labor como
articulista. En sus últimos años regresó a su infancia y publicó algunos
libros, como Posdata (1959), dedicados a recuperar algunas de sus
vivencias más íntimas. Azorín, en palabras de Dolores Franco, es el autor de la
vida cotidiana, a la que observa con una mirada mortecina, pero repleta de
cariño y caridad, y que describe con una suave ternura. Supo fijar una España
que venía de muy lejos y que se iba.
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