· La exposición podrá visitarse en el Centro Botín de
Santander del 20 de marzo al 2 de septiembre de 2018.
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Es la primera
muestra sobre el proceso creativo de Miró a nivel internacional. Reúne más de
un centenar de esculturas, objetos originales y yesos, muchos de ellos
inéditos, con los que ensamblaba y creaba sus obras, además de dibujos
preparatorios, fotografías y vídeos.
· Mª José Salazar, miembro de la Comisión Asesora de
Artes Plásticas de la Fundación Botín y experta en la obra de Joan Miró, y Joan
Punyet Miró, nieto del artista y cabeza visible de la Successió Miró, son los
comisarios de la muestra.
L.M.A.
Santander, 24 de enero de 2018.- El Centro Botín de Santander abrirá el
próximo 20 de marzo sus puertas a una muestra única y antológica, que exhibirá
los principales trabajos escultóricos de Joan Miró y su original proceso
creativo, alejado de los cánones tradicionales. Esta exposición reunirá por
primera vez más de un centenar de esculturas de todos los periodos artísticos
de Miró (Barcelona, 1893 – Palma, 1983), además de dibujos, bocetos
preparatorios de sus trabajos, fotografías del artista, vídeos en los que puede
contemplarse su proceso en la fundición y los objetos con los que creaba sus
obras, gran parte de ellos inéditos, reunidos por primera vez y restaurados expresamente
para esta exposición.
El
ensamblaje de materiales recogidos por el propio Joan Miró en sus paseos por el
campo y la transformación de objetos cotidianos en piezas artísticas, son las
señas de identidad del trabajo escultórico del artista, para quien la libertad
y la poesía fueron la esencia de todas sus creaciones. “Me siento atraído por una fuerza magnética hacia un objeto, sin
premeditación alguna; luego me siento atraído por otro objeto que al verse
ligado al primero produce un choque poético, pasando antes por ese flechazo
plástico, físico, que hace que la poesía te conmueva realmente y sin el cual no
sería eficaz…”, explicaba Joan Miró respecto a su proceso creativo.
Concebida única y exclusivamente para el Centro
Botín, ‘Joan Miró: Esculturas 1928-1982’ se podrá disfrutar en el nuevo centro
de arte de la Fundación Botín, en Santander, del 20 de marzo al 2 de septiembre
de 2018. Una exposición que cuenta con la generosa colaboración de la Obra
Social “la Caixa”.
Esta
exposición antológica constituye un hito en el acercamiento a la figura de Miró
en relación a la escultura. Así, por
primera vez se aprecia el trabajo creativo del artista, mostrando los objetos
originales y los diversos materiales que utilizaba en sus creaciones; su
trabajo en las distintas fundiciones; los proyectos para monumentos; sus ideas
plasmadas en bocetos y su selección de materiales, hasta la última
transformación en la pieza buscada.
Comisariada
por Mª José Salazar, miembro de la Comisión Asesora de Artes Plásticas de la
Fundación Botín y experta en la obra de Miró, y Joan Punyet Miró, nieto del artista
y cabeza visible de la Successió Miró, la selección de obras abarca desde la
primera pieza, creada en 1928, hasta la última, fechada en 1982. Asimismo,
están representados todos los materiales con los que trabajó el artista:
hierro, bronce, madera, pintura, fibras de vidrio, poliuretano o resinas sintéticas. Se
incluye también una selección de la colección privada de pequeños y curiosos objetos
que el propio Miró atesoraba en las estanterías de su biblioteca, la cual ha
cedido generosamente su familia y que es, en cierto modo, el fundamento de su
mundo escultórico. Según el
propio artista, “Quiero hacer esculturas enormes. Me preparo amontonando cosas
en mi estudio”. Y ciertamente, el
artista “crea con ellos un mundo fantasmagórico,
irónico y lúdico, pudiendo parecer incluso que la escultura esta formada
por una conjunción inverosímil de objetos,
obtenidos al azar; pero nada más lejos de la realidad. Miró intuía y buscaba
las formas”, afirma María José
Salazar.
La mayoría de las piezas
provienen de la colección privada de la familia de Miró, de la Fundació Miró de
Barcelona y de la Fundació Pilar i Joan Miró de Mallorca, además de obras
cedidas por instituciones internacionales, entre las que destacan el Museum of
Modern Art de Nueva York, la The Pierre
and Tana Matisse Foundation de Nueva York, la Fondation Maeght de Saint-Paul-de -Vence
y la Galerie Lelong de París; así como el Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofía, la Fundación “La Caixa” o el Gobierno de las Islas Baleares.
La exposición se ha dispuesto, considerando la cronología, en cinco
espacios. En líneas generales, se
puede afirmar que ‘Joan Miro: Esculturas 1928-1982’ exhibirá una selección
de sus mejores construcciones, ensamblajes, esculturas monumentales, así como
imágenes diversas de su proceso creador tomadas por grandes fotógrafos como Joaquim Gomis,
Josep Planas Montanyà o Francesc Catalá-Roca; de bocetos que nos remiten a su
constante entrega y búsqueda de las formas y, especialmente, de los materiales
originales con los que concibe las piezas en la soledad de su estudio.
Esta muestra incluirá piezas significativas como Danseuse Espagnole (1928), que es su primer trabajo en la búsqueda
de una tercera dimensión, o la construcción Painting
–Object (1931). También destacan obras que el artista denomina Femme, con las que crea sus primeros
bronces en 1949 o que retoma un año más tarde, entremezclando hueso, piedra y
hierro. Sus esculturas pintadas de 1967, como Femme et oiseau, Personnage o
Jeune fille s’évadant, entre otros trabajos;
esculturas monumentales, como Femme Monument
(1970), Personnage y Porte I, ambas de 1974, L’Oeil attire les diamants (1974), en la
que retoma trabajos experimentales, o Souvenir
de la Tour Eiffel (1977), una escultura de tres metros de altura concebida
con objetos ensamblados.
Por último, merece la
pena mencionar que esta exposición contará con una publicación, editada
expresamente para este fin, que recoge textos sobre el proceso creador de Miró a
cargo de Mª José Salazar y de Joan Punyet Miró y Emilio Fernández Miró, nietos
del artista que aportan su conocimiento directo y han participado en la organización
de la muestra, que viene gestándose desde hace años. Además de una biografía
escultórica, este catálogo incluirá por primera vez la reproducción fotográfica
de todas las obras en exposición, junto a la catalogación y reproducción de
imágenes de los objetos y materiales que componen o han servido para la
creación de las obras.
Recorrido de la exposición
Recibe al visitante de la muestra la escultura Personnage (1974), obra que podría
decirse resume su proceso creador al ensamblar objetos diversos que ejecuta
finalmente en resina sintética pintada. Aquí se expondrán las primeras
piezas que reunió Miró, muchas de ellas desconocidas, de pequeñas
dimensiones y muy delicadas, así como las dos primeras esculturas que el artista
catalán realiza en bronce, junto a su primera gran obra monumental: Oiseau solaire (1966).
Junto a este
espacio, y con sentido didáctico, se mostrará el proceso creativo de Miró.
Para ello, se exhibirán diversas obras acompañadas de los materiales originales
que recogía el artista en sus paseos por el campo para, después, concebir las esculturas.
Tal es el caso de Tête de taureau (1970) que surge de una raíz de un
viejo olivo.
También se sirve de objetos de la vida
cotidiana como jabones, una figura de un pavo de un belén navideño o un silbato
que se mostrarán junto a la escultura final; o bien los yesos preparatorios de
las piezas, retocados y pintados en ocasiones por el artista, sin obviar sus
trabajos directos, como cuando utiliza su propia huella del pie en la búsqueda
de nuevas formas. Así, en este espacio se quiere mostrar cómo Miró no busca ni
selecciona, solo encuentra lo que su desbordante imaginación le hace ver, dotando
de una identidad propia a la escultura, cuya unidad se basa en la propia
poética de la construcción.
En un tercer espacio se exhibirán piezas
ciertamente singulares, esculturas con diferentes texturas; obras surgidas
de la utilización de objetos de uso cotidiano, como la trona de su nieto, con otras
en las que de nuevo experimenta y retorna a sus orígenes y, especialmente, piezas nunca antes vistas. En este sentido, se
muestran de forma inédita las tres únicas piezas que se conservan, originales y
completas, de los montajes que desarrollaba Miró antes de su traslado al bronce.
En un cuarto ámbito, podremos contemplar sus
proyectos monumentales, o sus esculturas
filiformes, ligeras pero potentes. Aquí se expondrá Porte I (1974) junto a un vídeo en el que se aprecia el
procedimiento de la fundición de esta pieza,
concebida expresamente para su exposición en el Grand Palais de París, en 1974.
Cerrarán la exposición las grandes piezas
en color del artista. En ellas, Miró utiliza una gama cromática concreta y
definida en tonos puros -verde, azul, rojo, amarillo, negro- que son
traslaciones de la tierra, de la luz y del sol, que muestran tanto su
predilección por los colores intensos y brillantes del románico, como su
admiración por la obra de Gaudí.
En todos estos espacios, y repartidas cronológicamente por la sala, podrán
apreciarse piezas monumentales -de más de tres metros de altura- que hacen
alusión a su deseo de hacer esculturas en gran formato para mostrarlas en
espacios urbanos y así llegar a un público más amplio.
ETAPAS ARTÍSTICAS DE MIRÓ
Sus
inicios escultóricos en París
Creador incansable e
innovador, Miró comienza en París en 1928 la construcción de su personal
lenguaje en tres dimensiones, y aunque se inicia sobre el formato pictórico
tradicional, evoluciona hacia formas más sintéticas, configurando un nuevo
discurso en el desarrollo de la escultura contemporánea. Así, sus primeras
creaciones son obras cercanas a las vanguardias, pero especialmente personales
y libres, de tal manera que configuran un mundo propio, denominado en ocasiones
como “mironiano”. Miró superpone en el
espacio pictórico madera, cordeles, tablas y metal, sustituyendo de este modo
las formas por elementos como lija o corcho, y los símbolos por objetos reales
como cartabón o pluma, que sin duda abren el camino de la escultura.
Trabajos escasos pero importantes, que apenas
han llegado hasta nosotros, quizás por la propia fragilidad de los materiales.
Retoma
la escultura
En los años 40, frente a la dura realidad de la vida circundante, como las
guerras y el exilio, Miró se escuda en un mundo irreal de sueños. Su soledad, su
aislamiento del mundo del arte, son el germen de su dedicación a la escultura, que
retoma a raíz de su colaboración con el
ceramista Josep Llorens Artigas. Es el verdadero nacimiento de Miró escultor
y sus trabajos, entre 1946 y 1956, están estrechamente ligados a la cerámica.
La libertad, la poética y la imaginación creativa de Miró se supeditan al
dominio de Artigas. La colaboración entre ambos se intensifica al recibir el
encargo de dos grandes murales para la sede de la UNESCO en París.
Elabora en esta etapa sus primeros bronces, concibiendo una figura
iconográfica propia que surge al ensamblar objetos vulgares de uso cotidiano,
dotándolos de una visión poética; los denomina, genéricamente, Femme, haciendo así referencia no tanto
a una determinada mujer sino a un concepto universal de la misma. “Sin duda es
su temática predilecta, a la que recurre a lo largo de toda su trayectoria,
junto a pájaros y estrellas; una cierta combinación de los mismos le posibilita
cualquier trasgresión, a la vez que lo identifica con un lenguaje cósmico
propio e identificativo”, explica María José Salazar.
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