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Julia Sáez-Angulo
19.02.18 .-
MADRID .- “Canela” es un espectáculo musical de copla, canción, cante y baile español
y flamenco, dirigido por Hugo Pérez de la Pica, que se representa todos los
sábados en el Teatro Tribueñe de Madrid. Un recorrido por tradición del teatro
musical y del café-cantante, que evoca y documenta una sabiduría musical con un
buen saber hacer.
El reparto
corre a cargo de Candelaria de la Serena, Raquel Valencia, Elena Amado/Badía
Albayati, Elena Morales y Carmen Rodríguez de la Pica. La idea, dirección,
libro, escenografía y vestuario a favor de Hugo Pérez de la Pica, experto en
estas lides de canción, copla y tonadilla española.
Con la
colaboración especial de Jesús Chozas y como artista invitado figura Juan Mata.,
están el guitarrista José M. Chamero y los pianistas Mikhail Studionov y
Tatiana Studyonov.
La escala
del escenario invita a una cercanía con el público, -siempre teatro lleno- que
disfruta con las buenas voces y el baile y zapateado de Candelaria de la
Serena.
El lujoso y
adecuado vestuario, bien enjoyado, dignifica la actuación que va jugando con
distintos cuadros, desde la canción con que se abre el espectácuo: “La hija de don Juan Alba dice que quiere
meterse monja” y las vecindonas husmeando y pregonándolo, hasta la zambra
gitana o la invitación de la Sacro a pasar y ver un buen espectáculo de
flamenco en su ámbito.
Graciosos
los achares de las cantantes que se muestran los celos profesionales unas de
otras, con gestos llenos de humor y de gracia. Preciosos los rostros y escenas al más puro Julio Romero de Torres.
Es un
acierto que se pueda ver un espectáculo como este en Madrid, que evoca y
documenta con buen tono y ritmo durante la toda función, que dura nada menos
que dos horas y media. Se echa de menos, quizás un programa de mano con la
relación principal de las canciones interpretadas para seguir y recordar las
mismas. Quizás un DVD a la venta podría completar el recuerdo.
Palabras de Hugo
Pérez de la Pica
Hugo Pérez
de la Pica (que también dirige Historia
de la tonadilla) explica:
“En Canela aúnan sus fuerzas sin poner límites la canción y lo flamenco, cómo el pueblo español es capaz de ignorarse a sí mismo y destruir sus rastros una y otra vez hasta hacerse intangible. Es una revista en serio y en serie que da paso y mano a una generación que se permitió soñar y aún lo está purgando. Un nuevo sueño para redimir a nuestros muertos
Temas y esquemas característicos del
teatro musical en español, un repertorio escogido por el valor estético y
sentimental.
Preservar nuestro acervo cultural debería ser un objetivo, solo desde el respeto a las manifestaciones artísticas del pasado podremos construir un discurso vigoroso con un cariño que pone en su sitio a modernidades insustanciales. Las raíces son estructurales y no se pueden teñir de ideología visceral.
Preservar nuestro acervo cultural debería ser un objetivo, solo desde el respeto a las manifestaciones artísticas del pasado podremos construir un discurso vigoroso con un cariño que pone en su sitio a modernidades insustanciales. Las raíces son estructurales y no se pueden teñir de ideología visceral.
El diseño pictórico del vestuario
sucede en los espectáculos creados por otro siglo. Cuando la luz se apaga, se
ilumina otra candelaria y comienza el conjuro, en su fragua, se ablandan los
metales más duros de nuestra razón para penetrar en el subconsciente”.
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